Con Pablo en Filipos

“Dios es testigo de lo entrañablemente que os quiero” (Fp 1,8)

Hoy tomamos de la oración de la mañana un texto de la carta a los Filipenses,  que por la mañana temprano, fue dirigida y presentada por la terna de hoy, Justo, Engracia y Marisol.

“Siempre que me acuerdo de vosotros, doy gracias a mi Dios. Cuando ruego por vosotros lo hago siempre con alegría, porque habéis colaborado en el anuncio del evangelio, desde el primer día hasta hoy. Estoy seguro de que Dios que ha comenzado en vosotros una obra tan buena la llevará a feliz término para el día en que Cristo Jesús se manifieste.

Está justificado esto que siento por vosotros, pues os llevo en el corazón, y todos vosotros participáis de este privilegio mío de estar preso y poder defender y consolidar el evangelio. Dios es testigo de lo entrañablemente que os quiero a todos vosotros en Cristo Jesús. Y le pido que vuestro amor crezca más y más en conocimiento y sensibilidad para todo. Así sabréis discernir lo que más convenga y, el día en que Cristo se manifieste, os hallará limpios e irreprensibles, cargados del fruto de la salvación que se logra por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.”

(Filipenses 1,3-11)

Hoy, por la mañana, nos dirigimos a Filipos, pasando por Anfípolis y Kavala, la antigua Neápolis. Antes de llegar a nuestro destino paramos en Anfípolis y allí nos hicimos nuestra primera foto de familia, junto al León. Cuenta la peregrina berciana Egeria, que cuando caminaba por la calzada que llevó a Pablo a Tesalónica, divisó en la ciudad la imponente estatua del León que Laomedón, almirante de Alejandro Magno, mandó erigir como monumento funerario. Continuaba su relato Egeria, que disfrutó de bella ciudad y de las vistas del río Estrimón.

El momento más significativo del día, fue sin duda, junto al río donde se produce el bautimo de Lidia. Pablo llega a Filipos en su segundo viaje misionero, sobre el año 49, y allí funda la primera comunidad cristiana en Europa, junto con su equipo Silvano y Timoteo. Será una comunidad que conservará una especial relación de amistad con Pablo, a pesar que tiene que interrumpir su misión en la ciudad, ya que será perseguido (1 Ts 2,2; Flp 1,30;) y posiblemente apaleado y llevado a prisión (Hch 16,19-40; 2 Cor 11,23.25).

La comunidad nace a partir de un grupo de mujeres, en el mundo judío esto no era normal, ya que para que surgiera una sinagoga, se necesitaba un grupo de hombres para escuchar la palabra de Dios y rezar, las mujeres no contaban. Puede que en Filipos, como en otras ciudades griegas, no existiera sinagoga. Entre ellas destaca una mujer llamada Lidia natural de la ciudad de Tlatira en Lidia vendedora de purpura, posiblemente era una “temerosa de Dios”, iniciada en el judaísmo. No sólo recibirá ella y su familia el bautismo de Pablo, sino que acogerá al grupo de Pablo en su casa (Hech 16, 11-15). En la carta a los filipenses aparecen otras dos mujeres, Evodia y Sítique, que ayudaron a Pablo en la lucha por el Evangelio.

Allí, recordando a Lidia, rememoramos nuestro Bautismo, junto al agua y de forma profunda José Manuel, nos ungió con el Santo Crisma y nos recordó el tesoro que llevamos en nuestros corazones. Subrayando sobre todo la alegría de la fe, tenemos muchos motivos para celebrar nuestra esperanza y estar alegres y por otro lado a nuestros padres, que nos han precedido en la fe y pidieron, en su momento nuestro bautismo. GRACIAS. Cada uno, en oración fue pronunciando el nombre de sus padres.

Gracias, Señor, por el sacramento del bautismo

que nos hace hijos tuyos por medio del agua

que riega y fecunda con tu gracia,

y por el Espíritu que enriquece con tu vida

hasta hacer que seas tú quien vive en nosotros

y que tu amor nos posea para siempre.

Gracias, Señor, por la fe

que nuestros padres nos transmitieron,

que hagamos crecer en nosotros esa luz de la fe.

Ayúdanos a conservar sin mancha tu misma vida

hasta la vida eterna.

Queremos, Señor, llevar con garbo la dignidad

de ser hijos tuyos, hijos amados

queremos sentirnos miembros activos de tu Iglesia.

Ayúdanos a activar nuestro bautismo, a tomarlo en serio,

a realizar la misión que nos has encomendado

de servir, de anunciar y construir el Reino.

Gracias por nuestro bautismo

y por el amor que nos tienes.

Después, recorrimos las ruinas de Filipos y nos imaginamos a sus gentes, a sus edificios, a esos primeros cristianos en la fe. Paseamos por la vía Ignacia, imaginando los pasos de Pablo. Filipo, se encontraba en una llanura rodeada de montañas, por la que desembocaba el río Antites, entre los montes Pageo y Orbelos. Filipos comunicaba con el mar Egeo por un camino que, cruzando el monte Symbolon, llevaba tras unas cuatro horas de camino al puerto de Neapolis, hoy Kavala.

En esta ciudad comimos mirando al puerto, recordando el desembarco de Pablo en su segundo viaje procedente de la isla de Samotracia. Por la tarde dimos un paseo por las murallas de Tesalónica y visitamos algunas iglesias Ortodoxas. En la de San Demetrio, allí están sus restos, con numerosos iconos, me llamó la atención uno de Metodio y Cirilo, me acordé de nuestra Comunidad. Esos santos que fueron enviados a convertir a los pueblos eslavos por el emperador de Bizancio.

Un día muy especial. Un abrazo.

Itinerario de Mañana:

19 julio, viernes. Pella – Vergina – Beria – Kalambaka

“En Berea recibieron el mensaje con interés y muchos creyeron” (Hch 17,11)

Salida hacia la antigua ciudad de Pella: visita de sus restos arqueológicos y de su Museo, mundialmente conocido por sus antiguos mosaicos. Continuación hasta Vergina (Eges), primera y antigua capital de Macedonia. Visita de sus Tumbas Reales, especialmente la de Filipo, padre de Alejandro Magno, que se encontró intacta. Visita al Museo, donde se exhiben los tesoros hallados en estas tumbas. Salida hacia Beria, donde nos detendremos ante el monumento que recuerda la tribuna desde la que Pablo se dirigió a los habitantes de esta ciudad. Continuación por vía Grevena hasta llegar a Kalambaka-Meteora. Alojamiento en Kalambaka.