“En Berea
recibieron el mensaje con interés y muchos creyeron” (Hch 17,11)
Ayer no tuvimos wifi en la habitación por lo que no
pudimos poner nada de nuestra experiencia interior y exterior del día de ayer…
Primero un saludo a todos.
Antes de ponernos en marcha hacia Pella, celebramos
la primera eucaristía de la peregrinación, en la iglesia de la Inmaculada de
Tesalónica, comunidad católica que llevan los Paules y las hermanas de la Caridad.
Allí recordamos el encargo de Jesús y que Pablo llevó en la mente, el corazón y
la palabra hasta los confines de occidente: La Buena Noticia de Jesús, buscando
agradar no a hombres, sino anDios, que examina nuestros corazones.
Anunciar el
evangelio no es para mí un motivo de gloria; es una obligación que tengo, y
¡pobre de mí si no anunciara el evangelio!”
I Corintios 9,16
¡Ay de
mí, ay de mí,
si no anuncio
el Evangelio que Dios me confió!
¡Ay de mí, ay
de mí,
si no anuncio
el Evangelio que a mí me salvó!
Predicarlo no
es para mí gloria, es una necesidad.
Dios ha puesto
un fuego en mi alma, me ha confiado
una misión.
Me ha llamado
para ser su apóstol, con frutos mi vida
llenó, y no
busco recompensa, mi timbre de gloria es
Jesús.
Me hice
esclavo siendo libre, para que triunfe el amor.
Entre los
débiles me cuento, para que escuchen su voz.
Esto es más
que una carrera por un premio sin valor.
Que no se
pudra tu corona, que tu meta sea Jesús.
Hoy la terna que tiene que dirigir las celebraciones y animar a la
comunidad peregrina está formada, Carmen Merchán, Sabina y María Cruz. Nos
comenzaron ambientado las figuras de Cirilo y Metodio, evangelizadores
creativos y continuadores de la actividad de Pablo, casi mil años después.
Marchamos después de la celebración hacia Pella y Berea. Pablo también
salio de Tesalónica junto a Silas y Timeteo, aunque ellos tuvieron que salir de
noche, no sin problemas y sufrimientos.
Llegaron después de cuatro días de viaje. Cicerón evocó a Berea, a
setenta y cinco kilómetros al suroeste de Tesalónica, como un oppidum devium
(fuera de la ruta. El sitio sobresale sobre la vertiente oriental del Monte
Vermion y domina una llanura que atraviesa los ríos Aliakmon y Axios.
Estamos
en el año 50 d.C y Pablo funda en Berea, una pequeña comunidad cristiana como
nos recuerda Hechos (17,10-15; 20,4). Es curioso que de todas las
evangelizaciones de Pablo descritas en Hechos, la de Berea, no tenga ninguna
correspondencia del Apóstol. Predica en la sinagoga, tiene cierto éxito en ella,
es perseguido por los judíos venidos de Tesalónica y marcha. Pero Timoteo y
Silas se quedan en Berea y Pablo marcha solo a Atenas. Senén Vidal, en su
excelente obra de Pablo, de Tarso a Atenas, nos dice que Pablo estaba
preocupado por el estado de las comunidades recientemente fundadas en
Macedonia, decide enviar a Timoteo y a Silvano a visitarlas y animarlas,
quedándose él solo en Atenas (1 Ts 3,1-5; Hch 17,14-15), separándose en aquí en
Berea.
No
sabemos dónde predicó la Buena Noticia Pablo en Berea, ¿fue en el emplazamiento
de la iglesia ortodoxa dedicada a San Pedro y a San Pablo?
Parece
que Pablo al salir de Tesalónica, podría haber seguido por la vía Egnatia, con
la intención de atravesar Iliria, cruzar el Adriático y presentarse en Roma.
Pero puede ser que sus planes no pudieran llevarse a cabo, por el edicto de
Claudio, que expulsaba a los judíos de la ciudad de Roma. Así cambió de rumbo y
se dirigió directamente a Atenas, bordeando la costa de Grecia. El propio Pablo
nos habla de los numerosos intentos de ir a Roma (Rom 1,13; 15,22).
En Berea (Veria) tuvimos una pequeña celebración, como nos recuerda el
libro del peregrino: Nos sentimos afortunados de estar recorriendo los
mismos caminos que pisó Pablo con sus pies. Tenemos la certeza de que, siguiendo
la vía Egnatia, hoy nuestras pisadas recaerán sobre las mismas huellas de Pablo
En este contexto, hoy nos sentimos invitados a comparar nuestro seguimiento de
Jesús con el que vivió Pablo: necesitamos aquella fidelidad y radicalidad por
la que Pablo pudo decir “Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).
Sin duda, a todos nos quedan muchos pasos por dar hasta conseguirlo.
¿Cómo has logrado, Señor,
este cambio nunca visto:
de Saulo perseguidor,
en Pablo heraldo de Cristo?
Saulo molía en su molino
el Antiguo Testamento,
Cristo le salió al camino
y lo llevó a su seguimiento.
Infatigable viajero
recorre la tierra entera,
apóstol y misionero
hasta el fin de su carrera.
Como una flecha bruñida
va a la muerte, de suerte
que sólo Cristo es su vida
y una ganancia la muerte.
Mira, Pablo, mi cobardía
para seguir hoy al Señor,
sácame de mi apatía
y contágiame tu pasión.
Enciéndenos en tu fuego
y lánzanos a la misión,
haz que sigamos tu vuelo,
¡contágianos tu ardor
Bernardo Velado
Por
la mañana visitamos Pella y por la tarde Vergina y por la tarde la tumba de
Filipos. En la ciudad nació Filipo II y su hijo Alejandro Magno y allí estuvo
Aristóteles durante su infancia, ya que su padre era médico del rey Amintas
(padre de Filipo). Pero volverá como tutor de Alejandro Magno, permaneciendo en
la corte durante 7 años. El arqueólogo griego M. Andrónikos encontró la primera
capital de Macedonia, Aigai y una serie de tumbas sepulcrales. Para suerte de
la humanidad no había sido profanada ni pasto de los ladrones.
Fueron un
descubrimiento excepcional, eran una serie de tumbas
monumentales, formadas por
un vestíbulo y una cámara sepulcral, a la que se tenía acceso por una imponente
puerta de mármol; fachada decorada al fresco y flanqueada por dos columnas. En
el interior de la tumba más grande fue descubierto un ajuar de un gran valor:
Dos vasos de plata, dos de bronce, dos urnas funerarias de oro, dos espléndidas
diademas, algunos retratos de marfil y las armas del difunto. Todo ello ha
hecho pensar a los arqueólogos que se tratase de la tumba de Filipo II.
En
la antigüedad existió allí una ciudad llamada Egas (Aigai) que fue la primitiva
capital macedonia hasta Aquelao. Cuando el Imperio Macedonio estaba en todo su
esplendor, trasladaron la capital del reino a la ciudad de Pella. Egas quedaría
como lugar de enterramiento de los reyes macedonios, incluso después del
desplazamiento de la ciudad a Pella. Se trataba de un yacimiento arqueológico y
un enterramiento excepcional, y un ajuar funerario todavía más excepcional. El
lujo y la devoción que dedicaban los antiguos macedonios a la vida póstuma
permanecen intactos en la tumba de Vergina que está catalogada como Patrimonio
de la Humanidad.
Desde
1993, se construyó un túmulo artificial, simulando el original, para preservar
las tumbas. El espacio existente entre las mismas se ha aprovechado como museo
donde se exhibe lo hallado en las excavaciones. En el interior del museo hay 4
tumbas y un pequeño templo. Las 2 tumbas más importantes no habían sido
saqueadas, por lo que en la actualidad podemos ver los ajuares funerarios en
las vitrinas del museo.
Aquí
os dejamos una foto de las celebraciones más festivas después de la cena.
Hoy domingo 21 de julio, desde la Eucaristía celebrada en La Rad, presidida por Juan Campo, hemos recordado especialmente a unos peregrinos de la Purísima que se encuentra por tierras griegas, siguiendo los pasos de Pablo. Seguimos vuestro itinerario día a día. Que disfrutéis. Un abrazo para todos. Juan y Auxi
ResponderEliminarGracias por vuestra oración y un abrazo de parte de todos
EliminarNos alegramos de volver a poder seguir vuestros pasos por esas tierras de la evangelización de Pablo. Os seguimos acompañando en el espíritu. Un abrazo para todos.
ResponderEliminarInmaculada y José Miguel
Un abrazo para vosotros desde Grecia
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