30, julio, miércoles: ESTAMBUL-MADRID-SALAMANCA
“Me he aparecido a ti, para
hacerte mi servidor y para que des testimonio…” (Hch 26, 16)
Llegamos al último día en Estambul y de nuestro viaje. Después
de la eucaristía en la catedral del Espíritu Santo, toda la mañana paseamos por
la calle Istiklal, la más concurrida
de Estambul y al final de la calle visitamos la torre Gálata con unas vistas
excepcionales de la ciudad.
Pero primero la ambientación de la oración de la mañana:
“Me
he aparecido a ti,
para
hacerte mi servidor”
(Hch 26,
16)
Termina nuestra
peregrinación tras las huellas de Pablo y de las Primeras Comunidades
Cristianas y sigue nuestro camino de creyentes tras los pasos de Jesús. Atrás
quedan muchas experiencias intensas, de las que hemos sacado luz, aliento y
estímulo para nuestro camino cristiano. Y por delante tenemos la vuelta a
nuestras casas y a nuestras tareas de siempre, con el compromiso de ser más
fieles seguidores de Jesús.
En
estos días el Señor se nos ha hecho especialmente cercano y hemos sentido su
llamada. Como a Pablo, cuando Dios se le manifestó en el camino de Damasco,
también a nosotros Él nos dice: “Me he aparecido a ti, para hacerte mi
servidor y para que des testimonio de lo que has visto, y de lo que aún te
mostraré”. En cada
uno de nosotros queda ahora la responsabilidad de estar a la altura de lo que
el Señor quiere y espera de nosotros.
La ambientación en la Catedral, pág. 111 del libro del
peregrino.
Es nuestra última Eucaristía. A lo largo de trece días hemos
recorrido en esta tierra muchos lugares, tratando de acercarnos a los manantiales
de los que brotó la experiencia cristiana. En cada uno de ellos no nos hemos
limitado a visitar las fuentes, sino que hemos tratado de beber en cada una de
ellas el agua limpia y clara que sacie nuestra sed de Dios y de su Verdad.
Cerramos la rica experiencia creyente que hemos vivido en esta
tierra con esta eucaristía en la que, además de expresar nuestra más viva
gratitud al Señor, queremos también concretar algunos compromisos para nuestra
vida futura.
Memoria de
san Andrés,
patrono de
las Iglesias de Oriente
En conocer a Jesús
tú fuiste, Andrés, el primero:
Juan te señaló el Cordero,
tú lo seguiste a la cruz.
Como un reguero de luz,
a Cristo evangelizando,
tu vida se fue sembrando,
para cosechar después
gavillas de rica mies,
nuevas Iglesias fundando.
De Cristo amigo cercano,
predicas desde tu cruz.
“¡Queremos ver a Jesús!”,
llévanos tú de la mano,
como llevaste a tu hermano
de sangre y de santidad.
A las Iglesias de Oriente
llévalas hasta la fuente
por caminos de unidad.
4.“¡Sígueme!”,
la última
palabra del Señor
«Te aseguro que cuando
eras más joven, tú mismo te sujetabas la túnica con el cinturón e ibas adonde
querías; pero cuando seas viejo, extenderás tus manos, otro te las sujetará y
te llevará adonde tú no quieras». Dijo esto para indicar con qué muerte iba a
glorificar a Dios. Después añadió: «¡Sígueme!».
(Juan 21,1-19)
Rema “mar
adentro” Quiero
aceptar tu reto,
mas siento
en la garganta
un apretado nudo
y no sé decir nada.
Oigo tu invitación,
pero no suelto amarras
y no acierto a zarpar
para ir a la mar alta.
Yo me quedo en la
orilla,
que es pequeña mi barca
y son pocas mis fuerzas
para cruzar las aguas.
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¿No podré ser tu amigo
si me quedo en la playa,
amodorrado y pasivo,
recibiendo los besos
de la tarde dorada?
Mas, no…
Ven a mi bote,
desenvaina la espada
y corta de un tajazo
las cuerdas
que me amarran.
(Patxi Loidi)
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Certezas y convicciones
“Si Dios está con nosotros,
¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, sino que
lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente con él todas las
cosas? ¿Quién podrá acusar a los hijos de Dios? Dios es el que absuelve. ¿Quién
será el que condene? ¿Cristo Jesús, el que murió, mejor dicho, el que resucitó,
el que está a la diestra de Dios y el que intercede por nosotros?
¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿La
tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro,
la espada? Dice la Escritura: Por tu causa estamos expuestos a la muerte todo
el día, somos como ovejas destinadas al matadero. Pero en todas estas cosas
salimos triunfadores por medio de aquel que nos amó.
Porque yo estoy persuadido
de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles ni otras fuerzas
sobrenaturales, ni las cosas presentes ni las futuras, ni los poderes de
cualquier clase, ni lo de arriba ni lo de abajo, en una palabra, nada ni nadie
podrá separarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús, nuestro
Señor.” (Romanos 8,31-39)
La calle de İstiklal o avenida de la
Independencia es una de las avenidas más
famosas de Estambul, concurrida por casi 3 millones de personas en un día de
fin de semana. Antiguamente era conocida como Grande Rue de Péra, como el
barrio de Pera donde vivían los comerciantes genoveses y venecianos en época
bizantina. Se encuentra situada en el distrito histórico de Beyoğlu, y es una
calle de peatones elegante de aproximadamente dos kilómetros de longitud, que
aloja boutiques exquisitas, tiendas de música, librerías, galerías de arte,
cines, teatros, bibliotecas, cafés, pubs, clubes de noche con música viva,
pastelerías históricas, chocolaterías y restaurantes. La avenida, rodeada por
la única arquitectura turca del siglo XIX, se extiende desde el barrio medieval
genovés alrededor de la torre de Gálata hasta la plaza de Taksim.
Nosotros bajamos desde la plaza Taksim, todo cuesta abajo por
el barrió más europeo de la ciudad. Los comerciantes ricos de la época tuvieron
sus casas y las fuerzas coloniales construyeron palacetes. Todos estos estaban
alrededor de una avenida que le dio una atmósfera cosmopolita que todavía sigue
teniendo. Después de la fundación de la república turca el nombre del barrio
fue Beyoğlu y Gran Rue de Pera fue la Calle İstiklal.
En plena calle realizamos una breve parada para visitar la
iglesia de San Antonio de Padua. La
construcción del edificio actual se produjo entre 1906 y 1912. Erigida en
estilo neogótico, con fachada en ladrillo rojo, se trató de uno de los primeros
proyectos en la ciudad del arquitecto Giulio Mongeri. En 1932 se le otorgó la
categoría de «basílica menor».
En los patios había una exposición sobre el Papa
Juan XXIII, para conmemorar que había servido en Estambul. Ya en el interior,
la iglesia resulta esbelta y sencilla, con planta de tres naves y hermosas
vidrieras que llenan de luz y color el altar mayor. Dentro verás algunas
interesantes tallas en madera cubierta de paneles de oro, un bello viacrucis y
el gran Cristo crucificado que parece levitar sobre el ábside, haciendo que la
iglesia resulte un lugar que invita al recogimiento y a la oración.
Al final de la calle llegamos a la torre Gálata, fundada por genoveses en la época bizantina. La torre
tiene una altura de 66,9 m (62,59 m sin el remate) y consta de nueve plantas.
Cuando se construyó, se convirtió en la estructura más alta de la ciudad. Se
trataba de la construcción más alta de las fortificaciones que rodeaban la
ciudadela genovesa de Gálata. La torre actual no es la misma que la antigua
torre de Gálata, originariamente bizantina, llamada Megalos Pyrgos y que controlaba el extremo norte del mar a la
entrada del Cuerno de Oro. Se encontraba en un lugar diferente y fue destruida
durante la Cuarta Cruzada, en 1204. A partir de 1717 los otomanos comenzaron a
usar la torre para detectar incendios en la ciudad. En 1794, durante el reinado
del sultán Selim III, el techo de la torre, realizados en plomo y madera, al
igual que las escaleras, fueron
severamente dañados por un incendio. Otro incendio dañó el edificio en 1831, en
la que se llevó a cabo un nuevo trabajo de restauración
En 1875, durante una tormenta, el techo cónico en la parte
superior del edificio fue destruido. La torre quedó sin este techo cónico.
Muchos años más tarde, durante los trabajos de restauración entre 1965 y 1967,
el techo cónico fue reconstruido. Durante esta restauración final en la década
de 1960, el interior de madera de la torre fue sustituida por una estructura de
hormigón y se comercializó y abierto al público.
Desde la torre gálata fuimos hasta el puente gálata, cruzando
el Cuerno de Oro. El primer puente registrado sobre el Cuerno de Oro en
Estambul, fue construido durante el reinado de Justiniano el Grande en el siglo
VI, cerca de la zona cerca de las murallas de Teodosio, en el extremo
occidental de la ciudad. En 1453, durante la caída de Constantinopla, los
turcos montan un puente móvil mediante la colocación a los dos lados de buques
a lado, de modo que sus tropas podrían moverse de un lado al otro del Cuerno de
Oro. En 1503, hubo planes para construir el primer puente en la ubicación
actual. El Sultán Bayaceto II solicitó un diseño a Leonardo da Vinci, que utiliza tres principios geométricos bien
conocidos, el arco pulsado, la curva parabólica y arco trapezoidal, creó un
solo tramo sin precedentes de 240 m de largo y 24 m de ancho puente para el
Cuerno de Oro, eso suponía que habría convertido en el puente más largo del mundo de
ese tiempo si se hubiera construido. Sin embargo, el ambicioso diseño no fue
aprobado por el sultán.
El puente Gálata actual fue construido por la compañía turca
STFA, muy próximo al lugar donde anteriormente existía un antiguo puente, entre
Karaköy y Eminönü; se concluyó en diciembre de 1994. El puente tiene una
longitud total de 490 m, un tramo levadizo móvil, con luz, de 80 m, 42 m de
anchura, e incluye tres carriles para vehículos y una pasarela peatonal en cada
dirección.
Después fuimos a comer a un hotel junta a la embajada
holandesa, sobre la tienda de finito de Córdoba, en la calle Calle Yerebatan
Cadessi, con unas vistas espectaculares de Estambul.
Por último, después de comer fuimos, como un rayo, al Museo Arqueológico
de Estambul. Situado en los jardines externos del palacio de Topkapı, el museo
fue fundado como museo imperial. Se inauguró en 1891 en el edificio principal
bajo la dirección del pintor y arqueólogo Osmán Hamdi Bey. El museo pronto
incrementó sus colecciones con fondos provenientes de todo el Imperio otomano.
La colección
del museo abarca unas veinte salas distribuidas a lo largo del edificio antiguo
y las cuatro plantas construidas en la década de los 90. Estas salas están
divididas en las siguientes galerías:
- Arqueología clásica: situada en el edificio principal del complejo destacan las siguientes obras: Estatua de Marsias, Estatua y busto de Alejandro Magno, Sarcófago de las Plañideras y Sarcófago de Alejandro Magno una de las piezas más importantes del museo. Este grupo de sarcófagos fue encontrado en Sidón (actual Líbano).
- Colección tracia, Bitinias y bizantinas: Situada en la planta baja del edificio de 1991.
- Estambul a lo largo del tiempo: Situada en el primer piso del nuevo edificio destaca el mosaico del icono de la presentación del siglo VI-VII.
- Anatolia y Troya: En el segundo piso del edificio nuevo contiene obras de esta zona de Turquía. Se exponen algunas de las piezas del tesoro Schliemann.
- Culturas adyacentes a Anatolia: Se muestran diferentes objetos de las zonas cercanas al sur de Turquía como por ejemplo Chipre, Siria o Palestina. Se pueden ver unos relieves funerarios sirios, el Calendario de Gézer y la reconstrucción de un mausoleo descubierto en Palmira.
- Museo del antiguo oriente: Destaca la tablilla del Tratado de Qadesh.
- Azulejos y cerámicas Turcas: Instalado en el Pabellón Çinilli destaca el Mihrab Karaman, mihrab azul recubierto con azulejos.
En el patio exterior se puede contemplar el Sarcófago
de pórfido (siglos IV-V) en el que se enterraron los primeros emperadores
bizantinos.
Y ahora…
Dios y tú
Sólo Dios da la vida,
pero tú puedes defenderla
y entregarla.
Sólo Dios puede dar la fe,
pero tú puedes dar
testimonio.
Sólo Dios puede dar la
esperanza,
pero tú puedes devolverla
a los que la perdieron.
Sólo Dios puede dar el
amor,
pero tú puedes amar a los
hermanos.
Sólo Dios puede dar la
paz,
pero tú puedes sembrarla a
tu alrededor.
Sólo Dios puede dar la
fuerza,
pero tú puedes animar
también.
Sólo Dios es el Camino,
pero tú puedes enseñárselo
a otros.
Sólo Dios es la luz,
pero tú puedes ponerla en
alto
para que todos la vean.
Sólo Dios puede hacer lo
imposible,
pero tú puedes hacer lo
posible.
Sólo Dios se basta a sí
mismo,
pero prefiere contar
contigo.
(José Luis Martín Descalzo)
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