El
lunes 20 de abril se cumplen 45 años de la muerte de Paul Celan, considerado
uno de los mejores poetas del siglo XX. Una vida paralela a los grandes
desastres bélicos del siglo pasado y a la violencia generada en los mismos. De
origen rumano y poeta judío, escapa a la tragedia de los campos de exterminio
nazi donde perdió a sus padres, después de escribir numerosos poemas, no
aguantó la vida y se suicida arrojándose a las aguas del río Sena.
Todos
recordamos las palabras del filósofo Adorno mil veces repetidas, “No hay poesía después de Auschwitz”,
una frase convertida en una lanzadera y plataforma del pensamiento para
explicar esa frontera del sentido al límite de la palabra. El pensamiento y la
poesía de la mano, quieren tensar la palabra y dar cuenta de lo que pertenece a
la esfera de lo indecible. ¡Cómo recobrar el sentido en medio del horror y de
la barbarie!, ¡cómo expresar el estupor de lo que puede habitar en la mente de
los ejecutores y a la vez, del propio ser humano!. En el sentido más profundo
de la realidad del ser, hay cosas que es difícil expresar con palabras, sólo el
silencio y la espera pueden llenar ese vacío existencial.
Ningún
poeta del siglo anterior ha sido ha sido interpretado, y su poema “Fuga de la muerte”, el texto que más
atención se ha prestado, texto cumbre de la lírica alemana y mundial. Además
publicó unos ochocientos poemas que recogen diferentes tradiciones literarias
desde el pensamiento a la teología o la historia. Su fuerza creadora es una
invitación permanente para descubrir el sentido más profundo del ser humano. “Fuga de la muerte”, es un poema escrito
en 1948, donde hace una descripción del campo de exterminio, allí en el horror
donde el propio poeta fue confinado. En el poema calca la estructura musical de
la fugas de Bach. Dos miradas, el verdugo y la víctima, el que blande en el
cinto los ojos azules, símbolo de la muerte, igual que en la poesía de Tralk; y
los judíos, que tienen que tocar una melodía mientras cavan su propia tumba.
Una serie de imágenes recorren el poema, las cenizas elevándose por las
chimeneas de los hornos crematorios y dos mujeres; la alemana Margarita, a
quien escribe el oficial del campo, añorando su cabello dorado y la sulamita de
pelo de ceniza, es el nombre con el que se describe a la amada en el Cantar de los Cantares. Este poema es la
historia del Mal, del hombre que juega con serpientes y le gusta el Mal, del
horror, de lo perverso, es la estética del terror, de la belleza de la muerte.
Nos nos queda más que repetir con el filósofo y el poeta: ¡Qué Auschwitz no se repita nunca!
Leche negra de la madrugada la bebemos
al atardecer
la bebemos al mediodía y por la mañana
la bebemos de noche
bebemos y bebemos
Cavamos una fosa en el aire donde no hay
estrechez
En la casa vive un hombre que juega con
las serpientes que escribe
que escribe al oscurecer a Alemania tu
cabello de oro Margarete
lo escribe y sale a la puerta de casa y
brillan las estrellas silba llamando a sus perros
silba y salen sus judíos manda cavar una
fosa en la tierra
nos ordena tocad ahora para el baile
Leche negra de la madrugada te bebemos
de noche
te bebemos por la mañana y al mediodía
te bebemos al atardecer
bebemos y bebemos
En la casa vive un hombre que juega con
las serpientes que escribe
que escribe al oscurecer a Alemania tu
cabello de oro Margarete
Tu cabello de ceniza Sulamita cavamos
una fosa en el aire donde no hay estrechez
Grita los unos cavad más hondo en la
tierra y los otros cantad y tocad
agarra el hierro del cinto lo blande sus
ojos son azules
hincad más hondo las palas los unos y
los otros volved a tocar para el baile
Leche negra de la madrugada te bebemos
de noche
te bebemos al mediodía y por la mañana
te bebemos al atardecer
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa tu cabello de
oro Margarete tu cabello de
ceniza Sulamita él juega con las
serpientes
Grita tocad más dulce a la muerte la
muerte es un Maestro de Alemania
grita tocad más oscuros los violines
luego subiréis como humo en el aire
luego tendréis una fosa en las nubes
donde no hay estrechez
Leche negra de la madrugada te bebemos
de noche
te bebemos al mediodía la muerte es un
Maestro de Alemania
te bebemos al atardecer y por la mañana
bebemos
y bebemos la muerte es un maestro de
Alemania su ojo es azul
te alcanza con bala de plomo te alcanza
certero
un hombre vive en la casa tu cabello de
oro Margarete
contra nosotros azuza sus perros nos
regala una fosa en el aire
él juega con las serpientes y sueña la
muerte es un Maestro de Alemania
tu cabello de oro Margarete
tu cabello de ceniza Sulamith.
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