Pensar la religión
SalamancaRTV al DÍA
El jueves 19 es el día de la filosofía, pero estoy escribiendo estas líneas viendo consternado e impotente los atentados de París. De nuevo los seguidores autodenominado Estado Islámico o DAESH, han sido los que han realizado las matanzas, ha declarado el presidente francés F. Hollande. Era un ataque esperado desde enero y a pesar de que se reforzó la vigilancia, se ha podido consumar por siete terroristas suicidas, con ayuda desde el interior del país. En Francia se ha radicalizado desde hace tiempo la situación político- religiosa, lo que hace que sea la mayor cantera europea de reclutamiento de yihadistas, son células dormidas que pueden actuar en cualquier momento. Hay que añadir el silencio de las organizaciones musulmanas francesas, pero también la política de cultos del gabinete Hollande se ha volcado más en el ámbito policial y no judicial. Quisiéramos hablar de pensamiento en medio del horror y la barbarie, de filosofía como medio de superar la violencia enquistada en lo sagrado y que ayude a pensar a la religión y nos lleve a una espiritualidad que esté basada en convivencia y en la paz.
El jueves 19 es el día de la filosofía, pero estoy escribiendo estas líneas viendo consternado e impotente los atentados de París. De nuevo los seguidores autodenominado Estado Islámico o DAESH, han sido los que han realizado las matanzas, ha declarado el presidente francés F. Hollande. Era un ataque esperado desde enero y a pesar de que se reforzó la vigilancia, se ha podido consumar por siete terroristas suicidas, con ayuda desde el interior del país. En Francia se ha radicalizado desde hace tiempo la situación político- religiosa, lo que hace que sea la mayor cantera europea de reclutamiento de yihadistas, son células dormidas que pueden actuar en cualquier momento. Hay que añadir el silencio de las organizaciones musulmanas francesas, pero también la política de cultos del gabinete Hollande se ha volcado más en el ámbito policial y no judicial. Quisiéramos hablar de pensamiento en medio del horror y la barbarie, de filosofía como medio de superar la violencia enquistada en lo sagrado y que ayude a pensar a la religión y nos lleve a una espiritualidad que esté basada en convivencia y en la paz.
Fue allá en la antigua Grecia donde empezó todo,
Cicerón le atribuyó a Pitágoras el nombre “Filosofía”, el gran pensador, no
queriendo pasar por sabio, se describía como amante de la sabiduría. El origen
de su nombre está en la humildad y desde ella, se empezaron a preguntar por las
causas de las cosas, así buscaron una physis, una naturaleza, un arché,
un principio de donde todo surgiera. Pero no sólo fue suficiente un
principio, era también importante la pregunta por el hombre y por la Ética, más
allá de todo relativismo y pluralidad de la Polis, se ponen las bases de
la universalidad del bien, que se colocaba dentro del saber. Se empezará la
libertad del individuo frente al determinismo del cosmos, la conciencia
individual choca contra la fatalidad del destino. Desde aquí surge la
necesidad, anajké, que por su origen y por su destino hace inteligible
el cosmos y se conectará con lo divino. Se comienza a pensar lo religioso y por
medio del logos se accede a Dios, combinando la metafísica del ser y la
estética, siendo Dios lo más hermoso y bueno. Esta metafísica influirá en los
pensadores cristianos cercanos a los clásicos, que introducen la pregunta por
Dios, buscando un equilibrio, entre la lógica, física, ética, metafísica y
política, distinguiendo entre filosofía y teología.
En nuestra modernidad se ha vivido una fuerte tensión
entre filosofía y religión, pero muchos filósofos pensaron que ambas habitaban
en el mismo techo y acometen desde su quehacer, reflexiones similares, como la
vida y la muerte, el dolor y la felicidad, la esperanza, la acción del hombre
en el mundo. Nuestro querido Unamuno decía que la historia de la filosofía,
puede decirse que es una historia de la religión, pero sabía distinguir los
ámbitos y vivió ambos con cierta tensión y complementariedad. Ambas se
aproximan a los mismos temas, no sé si con los mismos lenguajes, o tal vez sea
una cuestión de tiempos, la religión se aproxima a Dios de forma directa y
firme, la filosofía de forma interrogativa y titubeante. El pensar filosófico
siembre ha sido modesto y humilde, siempre detrás de los mismos problemas que
se abordan en otras ciencias, centrado más en las preguntas que en las
respuestas, con un caminar lento y reflexivo, intentando entender esa realidad,
y si es posible juzgarla.
Cercanas a nosotros están las preguntas de la Escuela
de Francfort y la posibilidad de hacer filosofía desde el dolor de las
víctimas, resolvían que no se puede pensar sin detenerse en las víctimas de la
historia. Pero si a la filosofía le unimos la palabra religión, es impensable
no recordar y detenerse en las víctimas de cualquier violencia. Queremos hacer
un elogio de la filosofía, ya que cuanta más capacidad tenga para acoger y dar
cabida a la experiencia religiosa, menos permeable será la tentación
fundamentalista. Mi querido profesor Manuel Fraijó, comentaba que los proyectos
teológicos más valiosos de nuestro tiempo son los que han abierto al pensar
filosófico. Toda religiosidad que sólo bebe de su propio pozo, sin abrirse al
mundo y al otro, pueden acabar creyendo que la única verdad es la suya. También
podemos decir, que todo filósofo que ha bebido de las grandes preocupaciones de
la teología, han dado grandes frutos en el pensar filosófico. Ninguna de las
dos sale perdiendo, si se aúnan esfuerzos y más en un mundo desbocado por la
violencia.
“Filosofía y
religión son enemigas entre sí, y por ser enemigas se necesitan una a otra. No
hay religión sin alguna base filosófica ni filosofía sin raíces religiosas;
cada una vive de su contraria. La historia de la filosofía es, en rigor, una
historia de la religión”
Miguel de
Unamuno, Del Sentimiento trágico de la vida.
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