lunes, 2 de septiembre de 2013

La mirada de Ulises: Acompañantes en el camino de Macedonia y Acaya



Alcíbiades: “También el alma si se quiere reconocer tendrá que mirarse en otra alma” (Platón)

Quisiera ahora decir alguna palabra sobre los acompañantes de nuestra  peregrinación, no sólo fue un camino exterior e interior, sino junto a otros, los que fuimos y los que nos acompañaron. Empezamos el camino con la oración de la Faba que nos dio con mucho cariño Cochi Quirico: Aunque hubiera recorrido todos los caminos, cruzado montañas y valles…, si a partir de hoy no veo en cada persona, amigo o enemigo, un compañero de camino, si a partir de hoy no reconozco a Dios, el Dios de Jesús de Nazaret…., no he llegado a ningún sitio. 

Gracias Conchita, de eso se trata, ningún peregrino camino solo, fíjate en sus ojos, lo acompaña Dios. El Dios de Jesús, de Abrahán, de Isaac, de Jacob, de Pablo, el Dios de la vida, el Dios vivo. Por ahí empezamos nuestra peregrinación, con un encuentro personal con Jesús, que nos ha contado la intimidad de Dios. También en ese encuentro nos ayudaron otros, nuestros padres, así lo recordamos junto al bautismo de Lidia. Pero, junto a nuestros padres, toda una serie de creyentes que nos han precedido, formando encuentro a encuentro, buena noticia a buena noticia, entre Amor y Amor, credo a credo, esperanza a esperanza una fe transmitida y conservada en cada encuentro con el Señor, en cada asamblea, en cada “Ekklesía”, en nuestra Iglesia.

Perdonarme, pero sólo tengo mis palabras, y sabemos que no es una cuestión de palabras, es situarnos frente a Dios poniendo nuestro ser en sus manos amorosas. Pero saberse tan acompañado en esta larga historia, estimula y ayuda en nuestra fe, así lo siento yo. Ya que la cercanía y la experiencia de otros, que viven esa misma fe, con las mismas dificultades, pero con una gran alegría, ayuda a sostener mi fe y a vivirla más íntegramente. Por eso somos afortunados, quisiera hacer una lista de todos los que nos han acompañado en este camino que no ha terminado. Quisiera empezar por Jesús, el que inicia, pero también el que culmina esa historia de fe. Es el que inicia, pero el que va por delante en el camino, en Él se cumplen las promesas y la fidelidad de Dios. Esperamos también, como nos decía Pablo, participar de las primicias del camino abierto por Jesús. Sigo hablando, perdonarme, “Creemos y por eso hablamos” (2Cor 4,13);

“no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hch 4,20).
Con Jesús, caminamos en buena compañía, pero el primero es Dios, de Él venimos y al él nos dirigimos, el seno del Padre es nuestra Ítaca, nuestra verdadera tierra prometida. Sí, ya lo sé, que caminamos por senderos de lo incognoscible, vivimos la experiencia de la noche oscura, con Dios nos enfrentamos con el misterio, con la transcendencia, que a lo mejor nos remite al silencio. Sólo vemos algunas huellas que nos apuntan el misterio que nos transciende, pero en la búsqueda de lo indecible, encontramos el asentimiento, la confianza. A Dios no lo ha visto nadie, pero sus Transcendencia amorosa, se ha hecho cercana a través de Jesús. En su vida, en su muerte, en su resurrección es como Dios nos habla. El resucitado hoy nos sigue hablando, ahí está la Escritura, la palabra de Dios, la tradición,  la catequesis, otros creyentes que forman su iglesia, en las celebraciones, etc. Así gracias al Espíritu podemos decir Padre, Padre nuestro y de todos…..
“La fe es garantía de lo que se espera, la prueba de lo que no se ve. Por ella fueron alabados nuestros mayores” (Heb 11,1-2).

En esa cadena de creyentes que nos acompañan, no podemos olvidar a Pablo, tras sus pasos nos hemos embarcado. Como no recordar sus palabras, para mí cristo significa la vida, ha sido seducido por Cristo, que es la fuente de la vida. Repite muchas veces en sus escritos “estar en Cristo”, ya no vivo en mí, es Cristo el que vive en mí. Pablo ante todo era un hombre de caminos, un “homo viator”. Donde se aprecian claramente dos dimensiones, un camino físico y un camino que transciende la mera vía, el camino de la fe. Desde Tarso a Jerusalén, de Antioquía a Arabia, por Asia Menor, Macedonia, Acaya, Creta, Roma, ¿llegaría a la Tarraconensis como afirman algunos? Conociéndole es posible. 

Desde este camino físico y misional, se abre ese otro camino desde la revelación en Damasco, hasta su muerte trágica en Roma. Es estar siempre en camino, mantenerse siempre en la búsqueda y en el esfuerzo, utilizando la imagen de la carrera, como en los juegos griegos y romanos; donde se valora también el esfuerzo y sacrificio de los atletas. Pero no es un correr en vano, sino en la búsqueda de un amor siempre creciente, invita a seguir progresando y que unos a otros se ayuden a crecer. Para esto último, utiliza otras imágenes como construir o edificar, renunciando al propio derecho y a seguir su ejemplo.

Para ayudar a crecer y ayudarnos en ese amor entre hermanos, nos acompaña José Manuel, el hermano mayor, para algunos es nuestro Padre en la fe, sí, con mayúsculas. Nos ha acompañado desde niños, en cada paso, en cada sacramento, en las dificultades, en las alegrías. Para muchos de nosotros los pasos en las celebraciones, en los grupos de catequesis de la Parroquia de la Purísima tiene el rostro de Fructuoso y José Manuel. Nos han acompañado en un largo itinerario de introducción a la Biblia, de adultos, en amar, comprender y hacer nuestra la palabra de Dios. Desde esa meditación y profundización de la palabra, José Manuel ha organizado y preparado en profundidad, numerosas peregrinaciones, a Tierra Santa, Turquía, Grecia. Personalmente, he tenido la suerte de compartir y disfrutar, la primera del año 1992 a Tierra Santa, la del 2009 también a Tierra Santa, ahora con mi esposa,  evocando los pasos del Señor y por último, ésta de Pablo por Macedonia y Acaya. Todos sabemos de su preparación, del material entregado, tanto para el camino exterior como para el interior. Los libros enteros ecuadernados de material. Pero sobre todo, siempre pendiente, siempre en camino, como Pablo con sus comunidades, entregado a la causa de Jesús y su Reino. Gracias José Manuel.

Perdonad, pero la lista es larga: recordamos a todos los acompañantes de Pablo, Silas, Tito, Timoteo y a otros que no conocemos sus nombres, pero que ayudaron a difundir la Buena Noticia del Reino; como no recordar a San Andrés en Patras, el que llevó a Pedro a Jesús, el que señaló al muchacho de los cinco panes, el primer llamado, como lo evoca la liturgia Bizantina; los poetas y autores de teatro trágico, como Homero, Hesíodo, Sófocles, Esquilo educadores de todo un pueblo;  filósofos en busca de la sabiduría y el sentido del hombre y del Ser , Sócrates, Platón, Aristóteles; Apóstoles como Metodio y Cirilo, predicadores infatigables y puente entre oriente y occidente; eremitas y monjes en retiro y oración como Atanasio en Meteora y otros muchos de las Tebaidas de oriente y occidente; como no recordar a pensadores y poetas como Constantino Kavafis o Nikos Kazantzakis con su mirada de Ulises.


Yo... no soy más que un hombre sin oficio y sin gremio.
Sólo un vagabundo. Soy un hombre sin ciudad... sin decálogo y sin tribu.
Mi éxodo es ya viejo.
Y en mis ropas, duerme el polvo de todos los caminos.
Y el sudor de muchas agonías.
                                                 León Felipe


Sí, de parte de Fructuoso le dimos un saludo a su prima la Sabiduría, aunque la vimos en forma de Cariátide sujetando en sus brazos todo el peso de la historia.


El que sólo busca la salida no entiende el laberinto,
y, aunque la encuentre, saldrá sin haberlo entendido
                                                                 Luis Cernuda


En algunas ocasiones las composiciones poéticas contienen estrofas encendidas de oración suplicante o himnos de adoración a Dios ante la belleza del mundo o la dignidad de los seres humanos. Peregrinar supone algo parecido a esa sensación que describe el poeta. Cuando el 17 de Julio, salimos de Salamanca, subimos al autobús 33 personas, pero llevamos a una flota entera en el corazón. Algunos ya habían estado en Grecia, como Juan Carlos y Raquel, en su luna de miel. Pero nos acompañaron con su aliento y fe sus hermanos, padres, e hijos: Mercedes, Adrián, Inés, Tere...... Todos ellos y forman una buena tribu. Nos acompañaron amorosamente. También se unió al grupo, desde tierras andaluzas Francisco, el hermano de Mari Cruz y Justo. La madre de Julita, con sus desvelos en la travesía del ferry, nos informó de  las víctimas de Galicia, nada menos que 78 personas fallecidas, por todas ellas oramos y lloramos. Mari Carmen, hermana de Toñi, llegó antes a Metora que su hermana; ¿no te veo en las fotos de la crónica, hermana?, ¿te has perdido por tierras tan hermosas?. Peregrinó con nosotros Tere, madre de Inma, a la que teníamos presente por wuasap en los hoteles con wifi. Todos buscábamos cabinas para hablar y saber de Consuelo, Tomás, Inmaculada e Isidro. Por la madre de Toño, sabíamos que el calor de Soria y el de Olimpia son similares.

Peregrinaron con todos nosotros, nuestros fieles seguidores tecnológicos: Emilia Santolino, hermana de nuestra Mari Carmen, Manolo Carretero y Montse, Axi Velasco y Juan. ¡Nunca ha sido tan fácil unirse en oración¡

         ...”no te veo. Pero escucho tu voz granate en el cielo. ¡Oh plenitud rosácea¡.
                                    P. M. Lamet


No los vimos, pero los sentimos con nosotros los vecinos de la comunidad de la Purísima: Cristina Villoria, que leía la crónica por la mañana, Chelo y Antonio, que enviaron un mensaje de cariño, después de seguirnos fielmente. Y también, como no, los feligreses de la parroquia que acuden a misa los Domingos.
Clara Amador, Loli Sánchez, Eva y Terín, nos animaban a seguir las huellas de Pablo, con una sonrisa y con fortaleza, como lo hacen ellos. 
Todos fuimos abuelos de los nietos de Marisol, Pedro y Ricardo, y son una buena tropa. Pedimos con el corazón para que ellos vean en nosotros modelo de fe y búsqueda de Dios. ¡Cómo no quererles tanto¡.

 
         Con Sagrario, Paloma, Sabina y Mamen, vinieron todos los jóvenes y niños con los que transitan el camino de la fe y de la vida. A parte de Mercedes y David, padres de Sabina, en Filipos, estuvimos con todos y cada uno de los padres de los miembros del grupo. No podemos olvidar a Rosa Pérez, también con sus niños del cole, pero sobre todo las llamadas en el camino a su nieta.
         Afortunadamente, no hubo muchos eventos deportivos y por eso, Luis, el hermano de Amparo, tuvo menos trabajo.
         Al ritmo del café de Blas y Mari Carmen, se unían a nosotros sus amigos y familia. Cómo olvidar a la comunidad de la parroquia  del Carmen, con Argi al frente, y a los vecinos de Fermoselle, con su alcalde recordándoles.
         Sentimos la presencia de las hijas de Pilar y Amancio, como en la peregrinación a Israel. Sin embargo, los que mejor se portaron fueron los nietos de Esperanza, siempre acompañándonos en el bolso de mano de su abuela.
         ¡Qué rico nos supo el café y helado al que nos invitó Isabel¡. Y es que para compartir vale todo y a cualquier distancia.
         José Miguel e Inma, Pedro Becerro, Pilar Porras, Curro y Ana, la hermana de María Engracia, se hicieron presentes en muchas oraciones de la mañana, Eucaristías, en cada sonrisa, y en las reuniones distendidas de la noche.

         Celebramos en día de Santa Cristina, con nuestra Cristina, en Antenas, vivieron con nosotros ese día tan completo, su madre, sus sobrinos y primas tocayas. Y todos disfrutamos  del regalo de la luz de la fe (Lumen Fidei), de nuestro Papa Francisco. ¿Y dónde está Alfredo? ¡Alfreeedoooo…………! ¡Deja las fotos ya!
         Pidiendo fortaleza de Espíritu, como todos los buenos padres de familia, Mari Carmen y Oroncio, peregrinaron con sus hijos, y en especial con su hija, en vísperas de celebrar su matrimonio eclesiástico.


         ¡Por fin, María José pudo realizar su peregrinación a Grecia¡¡qué alegría tenerla con nosotros! , y a sus hermanas y sobrinos. 

Me queda nuestra querida Nina, también ella nos acompañó, no sólo en sus explicaciones siempre interesantes y pedagógicas; sus peculiaridades y cuidados a los animales abandonados, nosotros diríamos que es una nueva San Antonio Abad, pero creo que en la iglesia Ortodoxa es san Jorge de Capadocia; sus preocupaciones por la organización, puntualidad y ayuda sobre todo en el último día en el aeropuerto; su llamada llegando a Salamanca, preocupándose por nuestra llegada; pero me llamó mucho la atención, su respeto y participación en nuestras celebraciones, formando comunidad e iglesia con todos. Gracias Nina, te recordaremos siempre.

Bueno, que un beso a toda la buena gente, nos acompañó tanta buena gente, y es que resulta mejor cuando se la conoce. Gracias.
Hemos llegado al final. Quisiera terminar con un poema de Rafael Amor que está en la página 148 del libro del peregrino, en palabras para el camino:

Enseñanzas del camino

En el camino aprendí
que llegar alto no es crecer,
que mirar no siempre es ver
ni que escuchar es oír
ni lamentarse sentir
ni acostumbrarse, querer...

En el camino aprendí
que estar solo no es soledad,
que cobardía no es paz
ni ser feliz, sonreír
y que peor que mentir
es silenciar la verdad.

En el camino aprendí
que puede un sueño de amor,
abrirse como una flor
y como esa flor morir,
pero en su breve existir,
fue todo aroma y color.

En el camino aprendí
que ignorancia no es no
saber,
ignorante es ese ser
cuya arrogancia más vil,
es de bruto presumir
y no querer aprender.

En el camino aprendí
que la humildad no es sumisión,
la humildad es ese don
que se suele confundir.
No es lo mismo ser servil
que ser un buen servidor.

En el camino aprendí
que la ternura no es doblez,
ni vulgar la sencillez
ni lo solemne verdad.
Vi al poderoso mortal
y a idiotas con altivez.

En el camino aprendí
que es mala la caridad
del ser humano que da
esperando recibir,
pues no hay defecto más ruin
que presumir de bondad.

En el camino aprendí
que en cuestión de conocer,
de razonar y saber,
es importante, entendí,
mucho más que lo que vi
lo que me queda por ver…
Rafael Amor

        

martes, 20 de agosto de 2013

27 julio, sábado. Atenas - Sunión - Madrid- Salamanca



“Tengo en perspectiva una magnífica ocasión para anunciar el evangelio” (I Cor 16,9)


Reciente la visita al monumento funerario de Nikos Kazantzakis, marchamos a cenar y a tomar el Ferry de vuelta a Atenas. El viaje es largo, unas 10 a 11horas, aunque los camarotes son buenos y se puede dormir y descansar. Salimos al puente, mientras se hacía de noche, se alejaba poco a poco el puerto de Heraklion y la isla de Creta, mar adentro. Como no pensar en esos marinos en la antigua Grecia, mientras nos adentrábamos en la noche profunda, no era raro navegar de noche, si los vientos eran favorables o la travesía era larga, así lo atestiguaba Jenofonte de Éfeso.  Por nuestra mente pasó, no sólo el navegar de noche, sino en esos barcos pequeños, débiles, los tirremes y birremes, a unas velocidades de 10 km por hora y con hasta 170 remeros. Era una osadía adentrarse en la mar profunda en plena oscuridad, pero las Polis, dependían del comercio en altamar, era cuestión de vida o muerte. Los barcos en Atenas, salvaron la ciudad de numerosas invasiones, como nos recordaban en la batalla de Salamina.

Llegamos a las 6:30 de la mañana a Atenas, antes de llegar a desayunar al hotel, realizamos la última oración de la mañana de la peregrinación a Grecia. 

Quisiera retomar las palabras de José Manuel, que ambientan la oración:
Termina nuestra peregrinación tras las huellas de Pablo por Macedonia y Acaya, pero sigue nuestro camino de creyentes tras los pasos de Jesús. Atrás quedan muchas experiencias intensas, de las que hemos sacado luz, aliento y estímulo para nuestro camino cristiano. Y por delante tenemos la vuelta a nuestras casas y a nuestras tareas de siempre, con el compromiso de ser más fieles seguidores de Jesús.
En estos días el Señor se nos ha hecho especialmente cercano y hemos sentido su llamada. Como a Pablo, cuando Dios se le manifestó en el camino de Damasco, también a nosotros Él nos ha dicho Me he aparecido a ti, para hacerte mi servidor y para que des testimonio de lo que has visto, y de lo que aún te mostraré(Hch 26,16). En cada uno de nosotros queda ahora la responsabilidad de estar a la altura de lo que el Señor quiere y espera de nosotros.

Palabra de Dios
“Hermanos, os he anunciado el designio de Dios y no he
omitido nada de lo que os pudiera ser útil. ¡Cuidad ahora de
vosotros mismos! Yo sé que después de mi partida, entrarán
en medio de vosotros lobos crueles, que harán estragos en el
rebaño…
Por eso, estad alerta y acordaos de que durante tres años,
día y noche, no me cansé de amonestar con lágrimas a cada
uno de vosotros. Ahora os encomiendo a Dios y a su mensaje
de gracia, que tiene fuerza para que crezcáis en la fe y para
haceros partícipes de la herencia reservada a los consagrados.”
(Hechos de los Apóstoles 20, 27-32)
Última palabra
Después de abrazarme a Ti, mi Dios,
ya no me desacostumbro de mirarte.
Te tengo un amor tan ancho y desvalido
que sin él parece que no existo,
necesitado de Ti y admirado de ese amor tuyo,
que no me necesita para nada.
Por eso, mi Dios, he tirado mis dioses a la calle
y vivo en tus brazos una vida libre y rescatada.
Y cada mañana se me viene encima
un alud de vida y esperanza.
Quiero estar en la hermosa incertidumbre
de vivirte y esperarte.
Me envuelvo cada mañana en tu Alianza
y quiero darte, mi Dios,
una respuesta fiel y de por vida.

A las 7 horas estábamos desayunando en el hotel, para marchar después a la Catedral Católica de Atenas, dedicada a San Dionisio Areopagita. En ella, se celebró se el 14 de mayo de 1962, el enlace entre el Rey Juan Carlos I de España y Doña Sofía, aunque luego marcharon en procesión  a la catedral metropolitana ortodoxa griega, para repetir el enlace por el rito ortodoxo. Está situada en una amplia y céntrica avenida, junto a la Biblioteca Nacional y las facultades de Artes y Filosofía. En la Catedral celebramos la última Eucaristía, muy intensa y con gran alegría. 

Permitirme, sobre todo José Manuel, que reproduzca esta última celebración, casi por completo, para que cada uno en oración, medite, recuerde, acompañe, etc…
“Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad
alegres. Que todo el mundo os conozca por vuestra
bondad. El Señor está cerca. Que nada os angustie; al
contrario, en cualquier situación presentad vuestros
deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias. Y la
paz de Dios, que supera cualquier razonamiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos
por medio de Cristo Jesús.” (Flp 4, 4-7)

  1. “¡Echad las redes!”, la tarea permanente de la Iglesia

  1. “¡Venid a comer!”, el encuentro en la orilla con el Señor

  1. “¿Me amas?”, la pregunta que vuelve una y otra vez

  1. “¡Sígueme!”, la última palabra del Señor

3. Remar mar adentro
Quiero aceptar tu reto,
mas siento
en la garganta
un apretado nudo
y no sé decir nada.
Oigo tu invitación,
pero no suelto amarras
y no acierto a zarpar
para ir a la mar alta.
Yo me quedo en la orilla,
que es pequeña mi barca
y son pocas mis fuerzas
para cruzar las aguas.
¿No podré ser tu amigo
si me quedo en la playa
recibiendo los besos
de la tarde dorada?
Mas… no. Ven a mi bote,
desenvaina la espada
y corta de un tajazo
las cuerdas
que me amarran.
Patxi Loidi

4. Certezas y convicciones
“Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra
nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, sino
que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
gratuitamente con él todas las cosas? ¿Quién podrá
acusar a los hijos de Dios? Dios es el que absuelve.
¿Quién será el que condene? ¿Cristo Jesús, el que
murió, mejor dicho, el que resucitó, el que está a la
diestra de Dios y el que intercede por nosotros?
¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿La
tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la
desnudez, el peligro, la espada? Dice la Escritura: Por tu
causa estamos expuestos a la muerte todo el día,
somos como ovejas destinadas al matadero. Pero en
todas estas cosas salimos triunfadores por medio de
aquel que nos amó.
Porque yo estoy persuadido de que ni la muerte, ni la
vida, ni los ángeles ni otras fuerzas sobrenaturales, ni
las cosas presentes ni las futuras, ni los poderes de
cualquier clase, ni lo de arriba ni lo de abajo, en una
palabra, nada ni nadie podrá separarnos del amor que
Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús, nuestro
Señor.”
(Romanos 8,31-39)

 

5. Una súplica atrevida
Puestos a ser osados, nos atrevemos a pedirte, Señor:

tener siempre en la cabeza la memoria de Aquel
de quién nos hemos fiado;

en los ojos, la capacidad de ver su presencia
en la realidad;
en los oídos, la escucha atenta de los gritos
de los que no tienen voz;

en los labios, una palabra buena y tierna
para los que buscan y preguntan;

en el rostro, la alegría y la esperanza
para los que andan tristes y perdidos;

en los brazos, la resistencia y la lucha
por tu Reino…

Aquí y ahora, en las manos
la disponibilidad y un manantial de caricias;

en los hombros, la fortaleza necesaria
para cargar a los cansados o heridos;

en los pies, la itinerancia por tus caminos,
y alas para despegar;

en el corazón, tu paz, tu latido
y tu pasión por el Reino. Amén.

7. Y ahora…

Ya no vivo yo, pues es Cristo el que vive en mí. Mi
vida presente la vivo en la fe en el Hijo de Dios, el cual
me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Gálatas 2,20
“Mi carta sois vosotros, una carta escrita en el
corazón, y que es conocida y leída por todos los
hombres. A la vista está que sois una carta de Cristo
redactada por nosotros y escrita no con tinta sino con el
Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne, en el corazón.”
II Corintios 3,2-4

“Tengo en perspectiva una magnífica oportunidad
para anunciar el Evangelio”
I Corintios 16,9


Como vemos para ser el último día, fue un día intenso y muy aprovechado en todos los sentidos. Al salir de la Eucaristía, marchamos al Museo Arqueológico Nacional, el mayor museo de Grecia y uno de los mayores del mundo dedicado al arte de Grecia Antigua. Se abre en el año 1889, fue diseñado por L. Lange y remodelado por Ernst Ziller. La gran superficie de exposición - numerosas galerías de cada piso representa un total de 8.000 metros cuadrados, con más de 11.000 objetos desde la prehistoria hasta la antigüedad tardía. Tiene una colección permanente impresionante, así como exposiciones temporales.
Podemos destacar, sin repasar todas las salas:
La colección del Neolítico, es parte de la colección de Prehistoria del Museo Arqueológico Nacional, e incluye las exposiciones más antiguos y representativos yacimientos de la cultura neolítica y las culturas que se desarrollaron en el Egeo antes de la micénica. Estos objetos proceden de asentamientos y tumbas del Neolítico, la Edad del Bronce Temprano y Medio, tanto desde la Grecia continental y las islas del Egeo.
La colección Micénica, se encuentran los restos, que datan de la Edad del Bronce, un período más glorioso de la civilización micénica. Estos provienen principalmente, de los principales centros de Andhra Pradesh y en especial Micenas, en Mesenia, Laconia, Ática y otras partes de Grecia. Se encuentra todo tipo de objetos y ajuares, la mayoría de las tumbas. Destacan las máscaras funerarias de oro macizo micénicas (como la denominada de Agamenón y otras más rodeadas de objetos también de oro, armas, joyas...).
La colección de esculturas del Museo Arqueológico Nacional es considerada uno de los más importantes en el mundo. Punto focal de la exposición es mostrar el desarrollo de la escultura en Grecia desde los orígenes de la escultura monumental, siglo VII a. C, hasta la época romana tardía, siglo IV d. C. Las esculturas se presentan en orden cronológico para comprender la evolución de las primeras formas, antiguas, estrictas y convencionales a realistas, formas apasionadas del periodo helenístico y para terminar los retratos individuales de la época romana. Podemos subrayar y admirar a los atletas arcaicos, los kúros, con su sonrisa enigmática; el impresionante “Poseidón” de bronce del 450 a.C., que impone a pesar de no tener su tridente; el “jockey” (Caballo y Jinete del siglo II) y el Efebo de Anticítera (349 a.C.), etc

Tenemos también las colecciones de objetos menores, de metales, de Egipto y cercano oriente, colección Stathatou, de Eretria, etc.
Pero si este museo por sí solo merecería el día, todavía visitamos otro importante museo de la Cultura Bizantina. Es uno de los museos más modernos de Grecia, ofrece una visión global de la cultura bizantina. Las colecciones del museo incluyen esculturas, mosaicos, frescos, monedas, inscripciones iconos, cerámica, manuscritos, miniaturas y objetos de vidrio. Este material proviene de las excavaciones en Salónica y otras partes de Macedonia, de las compras, las donaciones. En el museo han sido donados y dos grandes colecciones privadas, una de Dora Papastratou, que consiste en grabados religiosos ortodoxos, y otra, de Demetrio Economopoulos, que incluye fotos y cerámica, monedas y obras en miniatura.
Después de comer, siguiendo la costa ateniense marchamos hasta cabo Sunión, a unos 60 kilómetros al sureste de la ciudad de Atenas, salpicada de numerosas playas y urbanizaciones turísticas y residenciales. Al final, mereció el recorrido, donde pudimos admirar la bella imagen del templo de Poseidón, con sus 16 altas y esbeltas columnas, magníficamente colocado en un promontorio rocoso. Fue construido hacia el año 440 a. C, por el mismo arquitecto que construyó los templos de Hefesto del ágora de Atenas y Némesis en Ramnous. Las excavaciones han demostrado que la “cella” no tenía columnas y debía acoger a una gran estatua de Poseidón, de más de dos metros de altura, como la rescatada por las redes de unos pescadores en cabo Artemision, al norte de Eubea.
Ahí estaba el cabo Sunión, sobre un manto turquesa del mar Egeo, donde hay que doblar para llegar de vuelta a Ítaca, donde empieza la Odisea. Como los marineros, los peregrinos tuvimos por fin de Ítaca el sosiego, cargados de una rica experiencia, quisiéramos decir como Pablo “Nosotros también creemos y por eso hablamos” (II Cor 4, 13)




Y DESPUÉS…
 
DIOS y TÚ
 
Sólo Dios da la vida,
pero tú puedes defenderla y entregarla.
Sólo Dios puede dar la fe,
pero tú puedes dar testimonio.
Sólo Dios puede dar la esperanza,
pero tú puedes devolverla a los que la perdieron.
Sólo Dios puede dar el amor,
pero tú puedes amar a los hermanos.
Sólo Dios puede dar la paz,
pero tú puedes sembrarla a tu alrededor.
Sólo Dios puede dar la fuerza,
pero tú puedes animar también.
Sólo Dios es el Camino,
pero tú puedes enseñárselo a otros.
Sólo Dios es la luz,
pero tú puedes ponerla en alto para que todos la vean.
Sólo Dios puede hacer lo imposible,
pero tú puedes hacer lo posible.
Sólo Dios se basta a sí mismo,
pero prefiere contar contigo. 
                                                                  José Luis Martín Descalzo