jueves, 17 de julio de 2014

Ponerse en Camino





Hoy mismo, un nuevo grupo de Biblia de la Purísima se pone en camino, quiere seguir los caminos de Pablo de Tarso y de las primeras comunidades cristianas, capitaneados por José Manuel Hernández, Párroco y responsable de los grupos de Biblia desde hace más de treinta años. Estas peregrinaciones parroquiales empezaron en el año 1992 en Tierra Santa, y es la segunda vez que se parte tras "Tras los pasos de Pablo y de las primeras comunidades cristianas" en Turquía. La primera fue en el año 2011, del 16 al 29 de agosto, como recordaba José Manuel y los peregrinos de ese año, fue un viaje muy ilustrativo, que nos ha permitido conocer mejor las raíces de nuestra fe y nos ha acercado a los textos del Nuevo Testamento. A la vez, ha supuesto para todos una experiencia religiosa intensa, de la que hemos regresado radiantes y felices.
Desde antiguo el hombre quiere ir más allá de sí, salir de su espacio y encontrarse con Dios. Ya Abraham abandonó su tierra de Ur para ir a la tierra que Dios la había prometido, así también Israel peregrinó por el desierto más allá de Egipto buscado su tierra prometida. Hoy, hay muchos peregrinos y caminantes que hacen el Camino de Santiago, o algún santuario, en Salamanca a Cabrera, muchos movidos por una experiencia intensa de fe, por la devoción, por un voto, por una gracia o simplemente por la salud, recuperada o que se quiere recuperar. Todo eso está muy bien, pero yo estaba pensado en ese otro viaje de la vida más largo y difícil en la búsqueda de Dios, a esa tierra prometido, pero que en ciertos momentos, y de un modo concreto, reposando su profundidad en el estudio de la Biblia, desea dar gracias en el silencio y seguir buscando en medio de las oscuridades de la existencia. 
Esta búsqueda, se ha expresado en todas las culturas como un camino. Mircea Eliade, hablaba del ”homo viator”, al estudiar los desplazamientos humanos en el paleolítico superior, muchos de estos conducían a santuarios. Esta imagen la expresó Jorge Manrique en sus coplas: “Nuestras vidas son los ríos, que van a dar al mar, que es el morir…” Aunque, como cristianos pensamos, que no nos quedamos en el mar, sino que lo cruzamos para llegar a nuestro verdadero hogar, la casa del Padre. La historia de la salvación, nos recuerda el camino de Dios, «mis caminos no son vuestros caminos». Dios que baja al camino del hombre, que lo acompaña, que viene a su encuentro. Es el símbolo de la encarnación en el que Jesús se pone a caminar con nosotros, es el Dios-con-nosotros, con todas las consecuencias de humanización de lo divino, de presencia de lo divino en la historia.
Visitaremos los primeros lugares de los que nos han antecedido en la fe, iglesias, altares, ciudades casi abandonadas, iglesias de hermanos ortodoxos, mezquitas, espacios de fe. Estas iglesias no sólo son creación humana, son más, es como el pueblo ha intentado expresar su fe en una cultura concreta. Podemos citar  Ha mediado entre Dios y el hombre, entre lo espiritual y lo sensible, es una de las maneras simbólicas de expresar lo indondicionado.  Es cierto, otras formas como la filosofía y la teología son más directas, pero en el arte siempre podemos descubrir expresiones de transcendencia, y por lo tanto también una forma de desvelar la verdad, como nos recordaba Heidegger. Ese deseo de ir siempre más allá, de rebelarse antes los límites de la existencia, de reorganizar el todo para entender y ser. En la materia, también se puede descubrir como una experiencia mística, una epifanía de lo divino, es el “misterio del octavo día” como gustan los teólogos ortodoxos.
Nos hablan de paisajes únicos, como la Capadocia, u otros donde se ha buscado no sólo la belleza, ir más allá. La belleza de la naturaleza, también nos desvela en sentido del ser, la montaña, el monte, es el lugar de Dios. Para encontrarse con Él hay que subir, dejar el llano, la cotidianidad. Así nos lo recordaba Moisés en el Sinaí. Detrás de cada montaña, está siempre la casa del Padre, lo recordaba Israel y el propio Jesús. También, que antes de subir a la montaña, deberemos caminar durante largo tiempo por el llano de la medianía, por el llano de la paciencia de la fe.

Luis Cernuda
Peregrino
¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.


Tras los pasos de Pablo y las primeras comunidades cristianas. Turquía 2014. Parroquia de la Purísima de Salamanca






Oración del Peregrino

Señor, iniciamos nuestra peregrinación con gran ilusión.
Nos proponemos recorrer los mismos caminos
que anduvieron los primeros testigos del Evangelio,
la tierra en la que Pablo, Juan, Felipe,
Ignacio, Policarpo…
sembraron la Palabra de tu Hijo,
que luego fue regada con la sangre de muchos mártires.

Nos hacemos peregrinos por unos caminos
que nos llevarán al encuentro personal contigo
y a descubrir las raíces de la fe
que recibimos a través de nuestros padres.
Guía nuestros pasos, Señor,
para que no nos extraviemos.

Ayúdanos a caminar juntos,
compartiendo la alegría, el cansancio, el gozo y la fe.
Ayúdanos a dejar atrás nuestro individualismo,
y a caminar abiertos, disponibles,
siempre sensibles y contemplativos.

Concédenos, Señor, el don del encuentro contigo
para que podamos volver a nuestra tierra,
llenos de paz, de alegría y de fe.

Por Cristo, nuestro Señor.

Libro del Peregrino, pág. 120 




lunes, 14 de julio de 2014

Imaginando los caminos de Pablo de Tarso: Vergina

En 1977, mientras que en España se realizaron las primeras elecciones democráticas cuyo objetivo era realizar una nueva Constitución, el arqueólogo griego M. Andrónikos encontró la primera capital de Macedonia, Aigai y una serie de tumbas sepulcrales. Para suerte de la humanidad no había sido profanada ni pasto de los ladrones. Fueron un descubrimiento excepcional, eran una serie de tumbas monumentales, formadas por un vestíbulo y una cámara sepulcral, a la que se tenía acceso por una imponente puerta de mármol; fachada decorada al fresco y flanqueada por dos columnas. En el interior de la tumba más grande fue descubierto un ajuar de un gran valor: Dos vasos de plata, dos de bronce, dos urnas funerarias de oro, dos espléndidas diademas, algunos retratos de marfil y las armas del difunto. Todo ello ha hecho pensar a los arqueólogos que se tratase de la tumba de Filipo II.
En la parte alta se encontraron las ruinas del palacio construido por Antígono Gonatas entre el 278 y 240 a.C., del que subsiste el patio central columnado, rodeado de salas con pisos de mosaico; uno de estos presenta un rosetón en el centro y figuras femeninas en los ángulos. Entre a necrópolis y el palacio se encuentra también un teatro, en el que según se narra fue asesinado Filipo II. El asesinato parece organizado por Olimpia, esposa repudiada de Filipo, el día de su boda con Eurídice, al entrar en el teatro sin guardaespaldas, para demostrar a los diplomáticos su cercanía al pueblo, un joven se abalanzó sobre él y le hirió en el costado. Olimpia mandó asesinar a su nueva esposa y al hijo de ésta, así comienza el camino de Alejandro el grande.
Al   norte del Teatro, en un bajo declive de terreno, se encontró durante las   excavaciones   del 1982 (las excavaciones se completaron en 1989), el Santuario (o templo) de Euclea, así como las bases de su estatua (IV siglo a. C.) fuera del templo, con la inscripción dedicatoria. La nave central del templo (7,00 X 9,00 metros) era cubierta con techo. Se encontraron una estatuilla de terracota que representaba Cibeles en trono, una cabeza femenina de terracota (Alt. 0,30 cm.),   una estatuilla de toro y un pequeño altar de terracota.

En la antigüedad existió allí una ciudad llamada Egas (Aigai) que fue la primitiva capital macedonia hasta Aquelao. Cuando el Imperio Macedonio estaba en todo su esplendor, trasladaron la capital del reino a la ciudad de Pella. Egas quedaría como lugar de enterramiento de los reyes macedonios, incluso después del desplazamiento de la ciudad a Pella. Se trataba de un yacimiento arqueológico y un enterramiento excepcional, y un ajuar funerario todavía más excepcional. El lujo y la devoción que dedicaban los antiguos macedonios a la vida póstuma permanecen intactos en la tumba de Vergina que está catalogada como Patrimonio de la Humanidad.
Desde 1993, se construyó un túmulo artificial, simulando el original, para preservar las tumbas. El espacio existente entre las mismas se ha aprovechado como museo donde se exhibe lo hallado en las excavaciones. En el interior del museo hay 4 tumbas y un pequeño templo. Las 2 tumbas más importantes no habían sido saqueadas, por lo que en la actualidad podemos ver los ajuares funerarios en las vitrinas del museo. 


domingo, 22 de junio de 2014

ELOGIO DE LA GRATITUD. CARTA A JOSÉ MANUEL Y FRUCTUOSO


El viernes se publicó la noticia, aunque era un secreto a voces, hay nuevo Párroco en la Purísima. Pero no, eran de nuevo dos, Antonio Matilla y Policarpo Díaz. La Parroquia pasa a ser una “Unidad Pastoral”, constituida por las Parroquias de San Martín, San Sebastián y La Purísima. Se inicia una nueva etapa, en las personas y en el modelo de Parroquia, son los nuevos tiempos y las nuevas necesidades. Después de un proceso de cinco meses, el 26 de mayo de 1887, se crea en Salamanca la nueva Parroquia de la Purísima, fundiendo en ella la de San Benito y la de San Blas, que quedaron como iglesias filiales junto con la de Santa María de los Caballeros. Su primer responsable y párroco se llamaba Gaspar Jiménez Repila, que estará al frente de la comunidad hasta 1911. José Manuel llegó a la Parroquia en el año 1967 y Fructuoso en el año 1973, juntos han estado cuarenta y un años al frente de la comunidad. Toda una vida, toda una trayectoria de buen hacer, de fruto, de trabajo, de anuncio de la Buena Noticia de Dios. Para mucho de sus feligreses, como a mí, nos cuesta separar nuestra vida personal, con la vida de la Parroquia en esos años. A mis 52 años, allí realicé todos mis sacramentos de iniciación cristiana, mi matrimonio y he estado 34 años de catequista. Yo no podría contar mi vida sin la Parroquia, con muchos rostros y personas, entre ellos Fructuoso y José Manuel. Cada uno de vosotros tenéis vuestro quehacer y personalidad, creatividad, seriedad, calidad en el trabajo, siempre teniendo en cuenta no sólo el evangelio, sino la realidad que nos movemos, con sus amplísimos conocimientos bíblicos y de la cultura actual.
A veces, a uno no le salen las palabras, y lo primero que fluyen son los sentimientos. Haciendo memoria, son muchos años con vosotros y con la comunidad y por lo tanto, muchas las experiencias vividas y compartidas. Todas ellas fluyen en todas las direcciones y es difícil detenerlas para hacer memoria, no sé si el tiempo es ese médico sabio que cura y da serenidad y asume todo el pasado en el presente para  proyectar el futuro. O más bien, un hechicero que no cura, sino que infecta, y que deposita en el fondo del ser todo el dolor existencial. O una mixtura de ambas cosas. Mi corazón está entre el médico y el hechicero, algo así como una diferencia emocional y existencial, aunque también recuerdo aquellas palabras de Pablo, todo esto estará claro el día en que Dios, por medio de Jesucristo, juzgará lo que está oculto en la vida de los hombres. Estoy dando muchos rodeos, para expresar un profundo cariño acumulado durante muchos años, un Cáritas que nos hace ir hacia los otros y Él. Un cariño a veces a empujones, otras como un susurro paciente, como aquella imagen de las huellas en la playa, llevándonos en nuestra pequeñez, casi en vuestros propios brazos.
No puedo por menos de pensar en la Jubilación, ¿realmente cesará vuestro afán por la Misión del Reino? ¿Es cierto que en la comunidad estará de responsable otro Pastor, pero no es menos cierto, que formáis parte de la comunidad? ¿Cómo puede uno jubilarse de la familia? ¿Cómo puede uno jubilarse de anunciar la fe? No. ¿Cuál es el lugar de un cura jubilado, me pregunto? Me vienen a mi corazón tantos recuerdos y conociendo vuestro espíritu me resulta difícil contestar a esta pregunta. Recuerdo aquel  salmo: “en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso", aunque estaréis sin jurisdicción parroquial, no cesará vuestro anhelo por anunciar la Buena Noticia del amor de Dios, de seguir gritando con alegría y humildad el júbilo de vuestro corazón y sobre todo, de ser sacerdotes. Uno no se jubila de su identidad, ni de su dinámica vital, ni de vuestra sabiduría, de vuestras reflexiones, de vuestra lucidez, de vuestra palabra,….
Haciendo memoria, cuántos júbilos hemos disfrutado, desde la comunión en determinadas celebraciones o actividades como peregrinaciones, campamentos (¡ah! ¡los campamentos, donde estarán!), convivencias, catequesis, eucaristías y comidas en común. Esa fuerza de la comida en común habla de un Reino que está en medio de nosotros y a la vez nos transciende, sí, hemos vivido y compartido muchos momentos de júbilo. Leí una vez a Pedro Casaldáliga que nuestra memoria bien vivida es nuestra esperanza bien cimentada. Ese tesoro pasado decía Ranher es la libertad del futuro. Gracias.
Os quiero felicitar y agradecer estos estos años de acompañamiento, de ánimo, de fuerza, de cariño, de anuncio de la fe, de celebración, de construcción de la comunidad, de intentar transmitirnos compasión y verdad a Jesús y a descubrir en el misterio a Dios. También pediros perdón de todas mis rebajas, mis debilidades, de los momentos de decepción, cabezonería, cerrazón, de mis egoísmos u otra cosa que os hubiera ofendido o a la comunidad. Un beso y un abrazo muy grande y sigo cerca de vosotros para lo que necesitéis. Quisiera terminar con un poema de Antonio Colinas, es el número XXVII de sus “Llamas en la morada”, de su último libro Canciones para una música silente. GRACIAS
Sólo quisiera
escribir mis palabras con silencios:
escribir el poema sin palabras.

Sólo quisiera
musitar el poema
como plegaria del silencio
en el silencio.

 Juan Antonio Mateos Pérez