Ayer murió
nuestra amiga y hermana en la fe Clara Amador, hoy la hemos enterrado. Como
recordamos en una carta enviada desde estas páginas, no pudo superar la
enfermedad, se fue debilitando físicamente, aunque fue creciendo interiormente,
poco a poco se fue identificando con Él, fue ascendiendo a la fuente de la
vida. José Manuel en la oración de anoche no comentaba que oraba de forma
habitual y más los últimos días con el salmo 23:
El
Señor es mi pastor, nada me falta.
En
prados de hierba fresca me hace reposar,
me
conduce junto a fuentes tranquilas
y
repara mis fuerzas.
Me
guía por el camino justo,
haciendo
honor a su Nombre.
Aunque
pase por un valle tenebroso,
ningún
mal temeré,
porque
Tú estás conmigo.
Aunque sabemos que ha ascendido
al Padre y ya está en manos de Dios, hoy amaneció triste, el misterio de la
vida se nos impone como silencio y vacío. ¡Qué limitados somos, Dios mío! ¿Por
dónde se escapa el dolor sino es con tu Esperanza? No nos decía Pablo que
debemos llorar con los que lloran. Sí, llorar….
Recuerdo su energía y su
preocupación por cada uno de nosotros, Juan ¿hoy no te he visto en la reunión?,
¿qué te pareció el texto de Dolores, fenomenal? ¡Cuántos recuerdos…Las
reuniones de Biblia, su querido viaje a Israel, las excursiones con la
Parroquia, y sobre todo las celebraciones, la Eucaristía dominical, la Pascua.
Mamen y yo la recordamos muy de cerca el
23 de septiembre, sí, el día que nos casamos, el mismo día que Clara. Leyó en nuestra
boda y ese día nos llamó por teléfono, todos los años lo hacía. Mamen se acercó
con un ramo de flores. ¡Qué pena esa misma tarde tuvimos que lamentar la
pérdida de Tomás! ¡Cuántos hermanos en la fe!
Hoy estamos tristes, pero no perdemos
la esperanza, en lo más profundo de nuestros corazones experimentamos que el
amor es más fuerte que la muerte. Resucitamos en Cristo, no sé lo que es el
cuerpo neumático como nos decía Pablo, pero estoy seguro que seremos felices.
Que se curaran nuestras heridas y cansancios, que encontraremos respuesta, en
tendremos paz. Resucitar es dejar que Dios diga y haga y sea en nosotros todo y
para siempre.
Ahora Clara te has encontrado con
tus seres queridos, tu marido, tus padres, tu nieto, con todos los amigos y
hermanos de la parroquia que ya no están. Ya conseguiste la felicidad anhelada,
la gloria del amor verdadero. Tristes sí, pero esperanzados, pasaremos por la
muerte y seremos resurrección, vida plena en la misteriosa plenitud de Dios.
Hasta pronto Clara, ahora nos
cuesta un poco más la vida, pero un día celebraremos juntos lo que tú ya estás
viviendo. Un beso de los dos.
Quisiera dejar ahora aquella
carta del mes de mayo publicada en "La Posada del Silencio".
Carta a Clara Elvira Amador
Juan Antonio Mateos Pérez
9 de mayo de 2013
¡Buenas
tardes Clara! Hacía ya tiempo que deseaba escribirte esta carta. No sé, siempre
atareado entre miles de cosas, clases, escritos y, perdóname. Nunca encontramos hueco para lo esencial, la
reciprocidad en la amistad, la preocupación por el otro, por ti. Hacía tiempo que quería escribirte unas
palabras, pero a veces me quedo en el silente vacío de la expresividad, no me
salen las palabras. Te sale antes hablar de cualquier tema de actualidad o de
estudio, que exige menos entrega del corazón. Eso no quiere decir el olvido de la
amistad o la preocupación, son tantos años, que nos queda algo de nosotros
mismos en ese tiempo que hemos ido entretejiendo de nuestras experiencias
compartidas, las celebraciones en la Parroquia, las reuniones de grupo de
Biblia, las Catequesis, nuestras preocupaciones por las personas que van
pasando cerca, o la cotidianidad vecinal en la compra del pan en César. La
amistad no está exenta del amor, como
nos recordaba nuestro querido Pablo, así como de la oración y el contacto
frecuente. No sé, pero esta semana Clara, me he acordado de una forma muy
cercana de ti, casi con ansiedad, y en mis oraciones de la mañana, ahí estabas
muy presente.
Muchos no la
conocéis, permitirme que os la presente. Clara una hermana en la fe, una amiga
de muchos años en la parroquia de la Purísima. Una institución, no sé, puede
que lleve más tiempo que los sacerdotes. Ha participado en todo, ha sido
catequista en todos los niveles, ha sido fundadora de los grupos de adultos y
Biblia y monitora en este grupo, lectora,
grupos de oración, futbito, excursiones, etc. Pero recuerda con mucho cariño su
primer grupo de Catequesis de confirmación, la semana pasada comentaba que
había recibido la visita de “Javi moto”, con el que sigue en contacto y
escribiéndose a menudo después de tantos años. Siempre pendiente de cualquier
actividad cultural, sobre todo organizada por la Diócesis o cualquier
institución religiosa. Siempre leyendo y escuchando para madurar en su fe,
aunque tiene sus preferencias en Dolores Aleixandre y José Antonio Pagola. Ya
ha leído con avidez, en esta Pascua, uno de los libros del nuevo papa
Francisco, con mucha ilusión y con la sorpresa de la novedad. Pero sobre todo,
es una fiel seguidora de Jesús, una gran cristiana, en el que ha encontrado
sentido y salvación. Desde Él, abierta a
la suave brisa del misterio de Dios.
Este año lo
está pasando mal, la enfermedad y la fragilidad física no avisa, nos llega como
de improviso. Nos comentaba está semana que está mejor y algo recuperada y
esperando la llamada de la neuróloga. Pero desde la fragilidad de la
enfermedad, sigue creciendo y ascendiendo en su fe, en Jesús y en Dios, gracias
a su experiencia del Espíritu, se engrandece en el encuentro de Cristo. En los
momentos de noche y de exilio, sabemos que el Espíritu no deja de soplar. La
actitud de Clara, siempre abierta a la Palabra, siempre alabando lo que escucha
y experimenta, siempre siendo luz para otros, me recuerda que el Padre no deja
a los hombres a su propia suerte. Es un Dios que a pesar de su trascendencia
sigue comunicándose con nosotros, Dios es Dios y no podemos limitar su
libertad. Sé lo que están pensando algunos, sobre este tema, lo mejor es el
silencio. Pero la historia de nuestra fe nos dice que, Dios siempre acompaña su
pueblo, no abandona a su criatura y lo hace siempre a través del Espíritu.
Jesús nos recordaba, pedid y se os dará,
y Éste nos llega en sus dones más fecundos, el amor y la fe. No extingamos el
Espíritu, escuchemos su susurro y su clamor…
Esté fin de
semana tuvimos reunión de Matrimonios y como sabes estamos trabajando el
Credo, tocaba el Espíritu y al final de
la reunión te recordamos, Marisol, Eva, Raquel, Fructuoso, te tuvimos presente.
También en estos días de fiesta y alegría, de recuerdo de los 50 años, nos
hemos acordado mucho de ti, tenías un hueco en nuestros corazones. Te deseamos
que te repongas, te QUEREMOS. Un BESO FUERTE DE TODOS.
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