lunes, 15 de septiembre de 2014

En acción de Gracias y en alto y en flor



Hoy hemos asistido a una fiesta de acción de Gracias que quieren resumir el acompañamiento de Fructuoso y José Manuel a muchos de los que caminamos en el camino de la fe. Una agradecimiento a Dios, a la comunidad y a los que han confiado en ellos como responsables de la Diócesis, don Mauro, don Braulio y don Carlos. Comienza una etapa nueva en el camino de esta comunidad, que ha querido ser y aspira como horizonte a ser una comunidad viva, fiel y misionara. Un día de Acción de Gracias y gran júbilo, por dos amigos que con voz profética han dejado una gran herencia. Un abrazo, José Manuel y Fructuoso.





Aquí están sus palabras:

En acción de Gracias y en alto y en flor
Durante cuarenta años largos nos hemos acompañados unos a otros en el camino de la fe, hemos crecido juntos en el amor cristiano, hemos disfrutado del gozo de los dones de Dios y hemos cantado juntos la esperanza del Reino.
                                           Nos confesamos muy afortunados
Ahora, al llegar la hora de nuestro relevo, nos sentimos agraciados por Dios y por vosotros y por eso nos confesamos agradecidos, a Dios como autor de lo que entre todos traemos entre manos y a vosotros que habéis respondido siempre con una presencia fiel y un amor de mil modos declarado.
                                         Nos confesamos muy afortunados
Tenéis la gracia de Dios de poder seguir el mismo camino en una etapa nueva, sin duda con otras voces y otros modos, pero estamos seguros de que seguiréis creciendo en todo, manteniendo el ritmo y el compromiso y sobre todo os pedimos que en los pasos que vienen pongáis vuestra parte para hacer posible una parroquia viva, fiel y misionera
                                           Nos sentimos tranquilos.
Y el deseo de que siempre, cada día, viváis y llevéis vuestra fe en alto y en flor.


Habla, Señor
I Reyes 8, 55-61
En aquellos días, el rey Salomón,  puesto de pie, bendijo en voz alta a toda la asamblea de Israel, diciendo: «¡Bendito sea el Señor, que ha dado a su pueblo el descanso, conforme a todo lo que había dicho! No ha caído por tierra ninguna de las promesas que él hizo por medio de tu servidor Moisés.
¡Que el Señor, nuestro Dios, esté con nosotros como lo estuvo con nuestros padres, que no nos abandone ni nos rechace! ¡Que incline nuestro corazón hacia él, para que vayamos por todos sus caminos y observemos sus mandamientos, sus preceptos y sus leyes, que él dio a nuestros padres! Que estas súplicas que yo he pronunciado en presencia del Señor, nuestro Dios, estén presentes ante él día y noche, para que haga justicia a su servidor y a su pueblo Israel, según la necesidad de cada día. Así sabrán todos los pueblos de la tierra que el Señor es Dios, y no hay otro.
Sed leales con el Señor, siguiendo sus órdenes y cumpliendo sus mandatos, como la habéis  hecho hasta hoy.
I Corintios 1, 3-9
Hermanos: la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi Acción de Gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo.
De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan qué acusaros en el tribunal de Jesucristo.
Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, y ¡Él es fiel!

Mateo 5, 1 – 10
En aquel tiempo, al ver a la gente, Jesús subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos. Entonces comenzó a enseñares con estas palabras:
-          Feliz el que sabe que Dios es su riqueza, porque ha descubierto lo mejor del mundo.
-          Feliz el que vive la vida con fortaleza, porque un día lo tendrá todo.
-          Feliz el que desea con ansia otra cosa, porque un día verá cumplida su esperanza.
-          Feliz el que tiene ansia y sed de salvación, porque comerá y beberá en la mesa del Rey.
-          Feliz el que tiene un corazón grande, porque el Padre le abrirá su casa de par en par.
-          Feliz el que vive sin mal y sin mentira, porque podrá  ver la sonrisa de Dios.
-          Feliz el que trabaja y vive por la paz, porque Dios misma trabaja con él.
-          Feliz el que es fiel a este camino, porque alcanzará la corona de la vida

 

PARA
La ORACIÓN
Y la VIDA

En tantos años se nos ha llenado
el alma de nombres y rostros,
son nuestra mejor riqueza
y nos los llevamos con nosotros.
Los rostros y nombres de quienes
se nos adelantaron, a veces con
oportunidad, otras a destiempo,
y nos llevaron la delantera
hacia la casa del Padre.
Y los rostros y nombres  de quienes
se nos fueron y tomaron
otros caminos fuera de la fe;
nos duelen, estamos a su favor
y no los olvidamos.
A todos no los llevamos
en el mismo abrazo
 







PRÓXIMO DOMINGO, DÍA 21,
FIESTA DE ENTRADA
Y DE ACOGIDA

Nos invitamos todos a la Fiesta de la
Eucaristía en la que nuestro obispo
encomendará el servicio
de esta parroquia
a Don Antonio Matilla
y a Don Policarpo Díaz,
Antonio y Poli para todos.
Será el próximo domingo,
Día 21,
también a las 12, 30
y suprimiendo las demás eucaristías.

Y TODOS SOMOS INVITADOS




El camino sigue….

El día es importante para cuantos vivimos la fe en esta comunidad de la Purísima, sobre todo para los sacerdotes que llegan y que nos van a acompañar desde hoy en cada paso de la fe: en el anuncio del evangelio, en la caridad fraterna, en la comunión con la Iglesia, en la experiencia de catequesis y de encuentro, en todo…

Junto a ellos el camino de la comunidad sigue y sigue adelante, en nuevos tiempos y con nuevos pasos. ¡A disfrutarlo todos!
















Salmo de la Transfiguración (Gerardo Diego)
[versión completa,
Segunda Antología de sus Versos (1941-1967), poema nº 73,
recogido del libro Versos Divinos]

Transfigúrame.
Señor, transfigúrame.
Traspáseme tu rayo rosa y blanco.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla
en tu más alta catedral.

Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de Ti en tu gloria traspasado.
Quiero poder mirarte sin cegarme,
convertirme en tu luz, tu fuego altísimo
que arde de Ti y no quema ni consume.

Oh mi Jesús alzado sobre el trío
-Pedro, Juan y Santiago-
que cerraban sus ojos incapaces
de sostener tu Luz, tu Luz, tu Luz.
Y no cerrar mis párpados
como ellos los cerraban
con tu llaga de luz sustituyéndote
en inconsútil túnica incesante,
y dentro Tú manando faz de Dios.

No, déjame mirarte, contemplarte
a través de mi carne y mi figura,
de historia de mi vida y de mi sueño,
inédito capítulo en tu Biblia,
vidriera que en colores me fraccionas
para unirme después en tu luz blanca
al otro lado de tu barlovento.
Si he de transfigurarme hasta tu esencia,
menester fue primero ser ese ser con límites,
hecho vicisitud camino de figura,
pues solo la figura
puede transfigurarse.

Toma mis rombos, lava mis losanges,
mis curvas de pecado
justifícamelas, compensa y recompensa
mis áreas caprichosas de colores de furia,
mi cristal emplomado y tan frágil,
émulo de tus Ángeles traslúcidos,
mi fábula de niño, tu parábola
que esperaba de siempre tu visita de sol.
Pues figura me hiciste y me parezco
a mí mismo en mi vitral naturaleza,
oh mi Hermano en María, transfigúrame.

Pero a mí solo no. Como a los tuyos,
como a Moisés, fuego blanco de zarza,
como a Elías, carro de ardiente aluminio,
cada uno en su tienda, a ti acampados,
purifícame también a todos,
los hijos de tu padre,
que te rezan conmigo o te rezaron
o acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el padrenuestro.
Purifícame a todos, a todos transfigúralos.

Figúralos primero si aún no alcanzan
ese grado en contornos
y tonos apagados de tapices.
Figúralos, Cristo Jesús, aún no son ellos
y por ser ellos claman, pían,
huérfanos pajarillos.
Y luego, ya trazados, ya cumplidos
en su tránsito pávido de hombres,
hiérelos, acribíllalos,
hazlos flecos de Ti, rayos no ajenos,
ellos siempre aunque en Ti glorificados.

Miro en torno de mí,
no, debajo de mí, en las galerías
los gusanos de luz, casco y piqueta
que afloran luego al aire puro
mas ya de noche, negros de carbones.
Hazlos diamantes Tú, como a esos astros.

Si acaso no te saben, o te dudan,
o te blasfeman, límpiales piadoso
como a ti la Verónica, su frente,
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, y te conozcan,
espéjate en su río subterráneo,
dibújate en su alma
sin quitarles la santa libertad
de ser uno por uno tan suyos, tan distintos.

Mira, Jesús, a la adúltera, no aquélla
de tus palabras con el dedo en tierra,
ésta de hoy aún es más desdichada
y no piedras la arrojan sino aplausos y flores,
y la niega el esposo y vive de ella.
Hazla también mirarse en aguas vivas
y cumplirse en sí misma,
de su virtualidad ascender a virtud,
realidad de figura bañada en paz de gracia,
dispuesta a un recrear transverberado.

Y al violento homicida
y al mal ladrón y al rebelde soberbio
y a la horrenda –¡piedad! – madre desnaturada
y al teólogo necio que pretende
apresarte en su malla farisea
y al avaro de oídos tupidos y tapiados
y al sacrificador de rebaños humanos.

Y, sobre todo, no abandones
al más abyecto, al repugnante
-perdón ahora para mí, no puedo
remediarlo, pero por él te pido-
al desagradecido.
Nada me imprime más horror, Dios mío.
Sálvale Tú, despiértale
la confianza, alegría incomparable
de llorar recordando el beneficio
del amigo en que Tú, sí, te escondías.
Allégatele bien, que sienta
su corazón cobarde contra el tuyo
coincidentes los dos en solo un ritmo,
un ritmo y del envés ya a flor de flor,
su figura, su rostro limpidísimo.

Que todos puedan en la misma nube,
vestidura de ti, tan sutilísima
fimbria de luz, despojarse y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí con ellos todos, te lo pido,
la frente prosternada hasta hundirla en el polvo,
a mí también, el último, Señor,
preserva mi figura, transfigúrame.





jueves, 11 de septiembre de 2014

El Evangelio es el mensaje más hermoso que tiene este mundo. Semana de Pastoral




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La semana que viene se inicia el curso en la Diócesis de Salamanca, el inicio llega siempre con la “Semana de Pastoral”, este año tendrá lugar la octava edición que se celebrará, del 15 al 20 de septiembre. El  hilo conductor será la Alegría del Evangelio, la primera exhortación apostólica del papa Francisco, que se dio a conocer al terminar el año de la fe. El texto que trasmite la idea que El Evangelio es el mensaje más hermoso que tiene este mundo, es un documento que habla del espíritu misionero y evangelizador de la iglesia, de la inclusión social de los pobres y de la paz y el diálogo social. En ella el papa Francisco nos recuerda que la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento
Siguiendo al teólogo Olegario González de Cardedal, “Los vuelcos en la Iglesia De Ratzinger a Bergoglio” (Veritas nº 30, marzo 2014)  la exhortación, se dirige a la iglesia en su doble nivel: en cuanto comunidad de fe y en cuanto institución de este mundo. La invita a un despertar y a una conversión misionera (I Parte), a un compromiso comunitario con el mundo (II Parte), a anunciar de nuevo el evangelio como constituyente del pueblo de Dios y su gran tesoro (III Parte), a recuperar la dimensión social de la evangelización (IV Parte). Don Olegario afirma, que en el centro del pensamiento de Ratzinger estaba Dios, en el cristianismo, en la preocupación por el lugar de la fe en la conciencia crítica que la pone bajo sospecha, en la dificultad o gozo de rezar el Credo con honestidad intelectual por quienes han pasado por la Ilustración y la modernidad. Bergoglio, da por supuesto el Credo y los dogmas, quiere ir más allá, quiere mirar a los hombres concretos, subraya la misericordia, reclama el testimonio de la caridad, recuerda a la iglesia su obligación de revivir el ejemplo de Jesús buen samaritano para con los hombres caídos levantándolos del suelo y curándolos, sin antes preguntarlos ni exigirles nada, anteponiendo así la acción de la misericordia a los postulados de la moral, a las exigencias del dogma…
José Ignacio González Faus, comentando en Vída Nueva (Tres miradas a “Evangelii Gaudium”), afirma que la exhortación trata de una oferta, de un anuncio que yo también considero el más hermoso que he recibido: la revelación del amor increíble de Dios a los hombres, visibilizado en el envío y la entrega de Su Hijo. Para él, el hilo conductor de todo el texto es la igualdad o la equidad de todos los seres humanos, para ello menciona de una manera directa a los pobres y los desórdenes económicos. Pero todo ello necesita de una verdadera experiencia espiritual que tenga en cuenta el valor absoluto de cada persona, junto a la fuerza que suele brotar de toda mística auténtica.
En la misma revista, Rovira Belloso, profesor emérito de la Facultad de Teología de Cataluña, centraba su comentario, en que la exhortación se presenta como un auténtico programa del papa Francisco. Este programa pone de relieve, la renovación eclesial coincide con una Iglesia que escucha a fondo el Evangelio de Jesús y, por tanto, es fiel a su misión evangelizadora. Se habla de una Iglesia abierta y misericordiosa, de una colegialidad abierta y sinodal y sobre todo, de una parroquia, “en contacto con los hogares y con la vida del pueblo”, para que “no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en grupo de selectos que se miran a sí mismos”.
En el mismo pliego de Vida Nueva, Luis González de Carvajal, subraya que la barca de Pedro abandona el puerto y se sale a la mar abierta, utilizando la parábola de Joseph Bouchaud, ante la elección del papa Juan XXIII. El programa del papa Francisco es, en esencia, una pastoral misionera; y una pastoral misionera no espera a que la gente visite el barco, sino que va a buscarla allá donde esté. Nos presenta, una iglesia con rostro amable y acogedor para los que suban a bordo, de puertas abiertas. Dice el teólogo, que a veces nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores, la iglesia no es una aduana, es la casa del Padre. Subraya la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio. Sin renunciar a la verdad, esta misericordia se debe llevar a todos los lugares de la vida, desde el trato con persona fuera de la iglesia, al confesionario, desde las debilidades propias a los alejados.
La semana de pastoral se estructura en torno a una serie de conferencias de lunes a Jueves: Orar con Evangelii Gaudium”, Dirige D. José María Gil Tamayo, Secretario de la Conferencia Episcopal Española. Lectura bíblica de Evangelii Gaudium, Dª Carmen Yebra Rovira, Profesora de Sagrada Escritura, Fac. de Teología, UPSA. La renovación de la Iglesia en Evangelii Gaudium, Mons. Santiago Agrelo Martínez, Arzobispo de Tánger. Una Iglesia que sirve a la humanidad. Lectura de Evangelii Gaudium, D. José Manuel Sánchez Romero, Prof. Moral Social, Facultad Teología, UPSA. El viernes se presenta una mesa redonda, De nuestro Sínodo Diocesano a Evangelii Gaudium: 25 años de la vida de la Iglesia. Participan: D. Joaquín Tapia, sacerdote diocesano; M. Aurora Arregui, religiosa Clarisa; D. Antonio Samaniego, laico; D. Javier González, laico;  Dª María Paz Cuadro, laica. Modera: D. Roberto Ruano, Delegado diocesano de Medios de Comunicación Social. Además de estas actividades, todas ellas abiertas a todo el público, habrá, Comunicaciones simultáneas (es necesario apuntarse), una de ellas estará dirigida y coordinada por el obispo, don Carlos López;  una representación teatral;  una Vigilia de oración  y una comida en común.
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Monseñor Santiago Agrelo, Arzobispo de Tanger.
De todos los conferenciantes, todos ellos muy interesantes, quisiera subrayar a uno de ellos, a Monseñor Santiago Agrelo Martínez, Arzobispo de Tánger y más conocido como el arzobispo de los emigrantes. Es una cuestión de cariño y afinidad, además compartimos la presencia en las tierras Bercianas, muy queridas para mí.
Mujeres acompañadas por sus hijos y emigrantes errantes, procedentes de toda África, hacen cola en la delegación de Cáritas que los franciscanos tienen en Tánger, para recibir comida y medicamentos. El dolor de la desesperación de estas personas que buscan una oportunidad mejor, es el eco que todos los días escucha Monseñor Santiago Agrelo desde su despacho situado en el primer piso de la delegación. Acaba de cumplir en junio 72 años, nació en Galicia, en Rianxo, realizó el noviciado en el convento de San Francisco de Santiago, y allí también realizó su profesión solemne. Tenía por entonces sólo 21 años. Estudió Filosofía en el Centro de Estudios que los franciscanos tenían en Ponteareas, Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, y fue ordenado sacerdote en el año 1966. En los años siguientes completó su formación especializándose en Liturgia en el Pontificio Ateneo Anselmiano de Roma. Monseñor Agrelo, siempre ha combinado lo teórico y lo práctico, ha sido profesor de Liturgia en el Instituto Teológico Compostelano, ha escrito numerosos artículos y diferentes libros. Pero también se ha dedicado y mucho, a la actividad pastoral, desde 1998 hasta que fue nombrado Arzobispo en el año 2007, llevó hasta 25 parroquias en el Bierzo, desde el Cebreiro y Piedrafita a Vega de Valcarce, donde tenía su residencia. Monseñor Agrelo busca según sus palabras, que nuestra presencia sea significativa para el mundo islámico. Para que, al vernos, puedan decir: “debe valer la pena ser cristiano”. Una presencia difícil, en unas sociedades donde está prohibido hacer cristianos y hay una auténtica falta de libertad religiosa y de conciencia. Existe libertad de culto, en iglesias casi escondidas, pero no hay libertad religiosa.
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Monseñor Santiago Agrelo, en su despacho
Monseñor Santiago Agrelo, ha participado la semana pasada en el “Congreso de la Asociación de Teólogos Juan XXIII” del 4 al 7 de septiembre, junto al obispo Pedro Casaldáliga. En él subrayó la necesidad de romper las ideologías y dar paso al evangelio, a Jesús. Estar con vosotros, es poder caminar juntos, de buscar juntos. Estoy convencido de que nadie en la Iglesia ignora la verdad expresada en el dicho: "Ecclesia semper reformanda". La reforma de la Iglesia, siempre necesaria, siempre buscada, siempre pedida, no se podrá hacer si no es junto a los pobres, si no es con los pobres, si no es en humildad y pobreza, si no es recorriendo el camino del que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza. Una y otra vez necesito recordar el pasaje que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor”. Se me ha dado un evangelio para los pobres; si olvidase a los pobres, no sabría qué hacer con el evangelio. Se me ha dado un evangelio de luz para los ciegos; si me olvidase de los ciegos, olvidaría también que el evangelio es luz. Se me ha dado un evangelio de libertad para los oprimidos; si me olvido de los oprimidos, olvidaré que el evangelio es libertad. Se me ha dado un evangelio de gracia para los pecadores; si me olvido de los pecadores, olvidaré que el evangelio es gracia.
Ya nadie sabía qué hacer, qué palabra
decir. No quisimos romper el silencio.
Entraba la luz, nos llegaba la luz.
Pero nadie sabía qué hacer, qué palabra
decir. Cada uno miraba sus manos,
cada uno tenía sus manos mojadas de sombra.
Arriba en la abierta ventana, de cara al poniente,
seguía él mirando.
Ya nadie sabía qué hacer, qué palabra
decir. Nadie quiso mirarle la frente dorada
donde pronto la luz, como un zumo de fruta,
se haría violeta.
Cada uno miraba sus manos.
Cada uno sabía que él pronto vendría
con la tarde en los ojos abiertos
y en sus labios, temblando, la bella palabra.
Arriba en la abierta ventana,
de cara al poniente, seguía él mirando.
Y ya nadie sabía qué hacer, qué palabra
decir, de qué modo anhelar,
cómo hablar sin romper antes que él el divino silencio.
José Hierro, Interiores
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sábado, 6 de septiembre de 2014

INVITACIÓN A UNA FIESTA GRANDE EN LA PARROQUIA DE LA PURÍSIMA



Fuente: http://www.lapurisimasalamanca.es/

Toda mi esperanza radica en tu misericordia




Campos de refugiados de Irak, foto de Unicef
Tarde te amé, repite sin cesar San Agustín en sus Confesiones, una de las grandes obras de la Literatura Universal. Una obra que a pesar del paso del tiempo, sigue siendo muy actual, en ellas se refleja su angustia, su búsqueda de sentido, su vida nos apunta una respuesta profunda a las preguntas y perplejidades del hombre de hoy, del hombre de todos los tiempos. La compone después de ser nombrado Obispo de Hipona, en su madurez, en una vida no exenta de contradicciones y controversias, en el descubrimiento de la fe de la mano de San Ambrosio y la lectura de las cartas de San Pablo y sobre todo, de la reposada experiencia de la oración. Sus confesiones, no sólo son la confesión de sus pecados, sino una alabanza a Dios y una auténtica búsqueda de la verdad. … «A ti la alabanza y la gloria, ¡oh Dios, fuente de las misericordias! Yo me hacía cada vez más miserable y tú te me hacías más cercano»
No busco en estas reflexiones hacer un estudio sobre las Confesiones, sino centrarme en esas palabras de san Agustín, la esperanza y la misericordia, tomadas del libro X. San Agustín hace un vínculo entre esperanza y misericordia. La esperanza, no sólo opera en la esencia y la libertad humana, sino también en la relación hombre- mundo. Un mundo que se nos presenta abierto y no determinado, como un proceso, como una tendencia hacia algo, inacabado e incompleto. Al igual que el ser humano, que busca su verdadero ser, su Ítaca, su lugar en el Cosmos en palabras de Marx Scheler, o mejor, “donde nadie ha estado todavía”, según Bloch. Es un caminar que transciende el horizonte del mundo, a la espera de un futuro que no sólo puede ser realización del hombre. Es una esperanza en el perfeccionamiento del ser humano, y en una transformación del mundo. Agustín quería ir más allá de los apuntes de Bloch, un transcender sin transcendencia, sino el hombre está llamado a una esperanza transcendental. Mantener la esperanza de las víctimas, es una forma de mantener la pregunta por Dios.
La esperanza del hombre y la ilimitada misericordia de Dios, chocan una y otra vez con la experiencia de las duras realidades del mundo y con la experiencia, a menudo trágica, de la guerra, las injusticias, la violencia, torturas, etc. Puede que alguien piense en otros sufrimientos no provocados por el hombre, devastadores terremotos y tsunamis; sequías e inundaciones; epidemias como la peste, el cólera, etc. Hoy mismo, día de san Agustín, que estoy escribiendo estas líneas, Juan Goytisolo escribe su columna en el País titulándola “En qué siglo estamos”. En él habla del cinismo político y la barbarie, del fanatismo religioso de Bachar el Asad, que da a escoger a la comunidad internacion
Foto tomada de nydailynews
al ente lo malo y lo peor. Más de un millón de personas han huido de sus hogares en Iraq septentrional y central a medida que los extremistas musulmanes sunitas del autodenominado Estado Islámico; pienso en los 2500 muertos palestinos en la franja de Gaza y lo cientos de desplazados. Pero el calor y el descanso del verano no nos puede hacer borrar otras realidades de nuestro mundo: 2500 muertos y cientos de desplazados en Ucrania; o bien, una nueva epidemia en África, el Ébola, que ya ha provocado más de 20000 muertes y sigue extendiéndose desde Ginea a Liberia, Sierra Leona, Nigeria, el Congo, convirtiéndose ya en una auténtica pandemia.
¿Dónde está Dios ante tanta barbarie?, pero sobre todo, ¿dónde está el hombre ante tanta violencia? ¿En qué medida es compatible esta historia de sufrimiento con la misericordia de Dios? ¿Y con su omnipotencia? El mal y el sufrimiento han sido una de las mayores críticas a la religión desde la antigüedad, el planteamiento es conocido: O Dios no es bueno, o no es omnipotente. En cualquiera de los casos, si diluía la posibilidad de la existencia de Dios. Las respuestas a esta aporía era o bien la teodicea, justificar a Dios ante el mal, o entender el mal presente en el mundo como algo necesario para la armonía del cosmos. Para muchos esto no sólo es insuficiente, sino no se tiene en cuenta a las víctimas y se comete una nueva injusticia.
Kant, después del terremoto de Lisboa y las víctimas provocadas, escribe sobre el fracaso de la teodicea, critica las especulaciones que van más allá de la experiencia y el conocimiento de los hombres. Pero se niega a renunciar a Dios, a pesar del mal, era la única manera de reconciliar la libertad humana y la naturaleza. Para Kant, será un postulado de la razón práctica, es la garantía del éxito de la libertad humana. Es la garantía que los verdugos no triunfen sobre las víctimas. Habermas, retoma el problema, donde la pérdida en la esperanza de la resurrección deja un enorme vacío en el sentido y en la justicia. Debemos mantener abierta esa posibilidad. Después de Auschwtiz, Adorno no se cansó de recordarnos que las víctimas son normativas, no pueden ser marginadas. El teólogo J.B. Metz, retomando esta línea sobre la normatividad de las víctimas, podemos esperar porque también las víctimas esperaron. Son las víctimas de la historia la que nos prestan su esperanza. Mantener la esperanza de las víctimas, es una forma de mantener la pregunta por Dios
En hombre religioso se agarra a la esperanza y a la misericordia de Dios. Esa misericordia se revela en la cruz de Jesús, una víctima.  La muerte de Jesús no fue un error, fue el precio de su innovación, de su rebeldía, de su disidencia. Nadie apuesta en este mundo impunemente por los vencidos, no sorprende que Él, acabara en la peor de las muertes, la cruz. En ella, un grito terrible: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado…” En esa oración del salmo 22, en ese grito de abandono de Jesús, que no expresa su desesperación, sino también la confianza y esperanza aún en medio del más extremo abandono de Dios. Esa oración, esa queja de abandono, termina en la intervención de la misericordia de Dios.
En sus encuentros con el resucitado, como refleja el camino de Emaús, los discípulos comprendieron el camino de la salvación y que la esperanza no se agota en este mundo y en esta vida, sino que se extiende más allá de ellos, es por lo tanto, esperar contra toda esperanza.  Esta esperanza, no reprime ni suprime la libertad humana. Antes al contrario, solo la nueva justicia vuelve a dar consistencia a nuestra libertad. La justicia de Dios es su gracia, su misericordia. Esa gracia nos la subrayó de forma especial san Pablo y después san Agustín, y ahí nos quedó en la tradición religiosa desde Santo Tomás a Lutero, desde Jon Sobrino al cardenal Kasper, pasando por el Concilio Vaticano II. Ella os libera de todo miedo existencial conduciéndonos a una nueva vida, a una nueva esperanza, a una vida que nace del amor y es para el amor. En la resurrección de Jesús de entre los muertos, se selló definitivamente esta esperanza. La promesa de fidelidad de Dios fundamenta la esperanza aún en esa extrema situación carente de salida desde un punto de vista humano que es la muerte. Tal esperanzada certeza, tal serenidad no es mera teoría, como la que puede encontrarse en las distintas propuestas de teodicea. Es una afirmación y una actitud de fe, de la que sólo cabe hablar invocando desde el interior del creyente,  la misericordia de Dios.
No debe ser la esperanza y la religión, la premisa de todas las alienaciones, que proyecta al hombre fuera del mundo real. Ni instrumento  o las máscaras de las clases dominadoras, ni el suspiro de la criatura oprimida. La esperanza es una fuerza activa y activadora, nos alienta y compromete a convertirnos en testigos de la misericordia de Dios y a abogar por la misericordia en nuestro mundo. Si hay una relación entre la misericordia y la justicia, debemos realizar un mundo más justo, un Estado más justo, una sociedad con el valor de la misericordia. No se trata de tapar las desigualdades con limosnas, sino cambiar las cosas, como bajar de la cruz a las víctimas. La misericordia, es hacer justicia con pueblos enteros heridos y crucificados,  para ello se debe poner al servicio de la justicia todas las capacidades humanas, religiosas, científicas, tecnológicas...
Por la misericordia hay que arriesgar, no sólo de forma personal, sino también la propia institución eclesial, o instituciones que luchan por los derechos y la justicia. El ejercicio de la misericordia da la medida de la libertad, tan proclamada como ideal del ser humano en el mundo occidental. «Dichosos los misericordiosos», «Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia».
Mil voces gritan
en el desierto de cualquier asfalto
en la estepa de cualquier hambruna
en el erial de un corazón
en el páramo de la indiferencia
en el yermo de un desamor
en un descampado de la inconsciencia
en la soledad de un desamparo
en el despoblado de una indigencia
en el vacío de esa muerte sin razón
en el silencio de esa guerra perdida
mil voces gritan a una voz
diez veces el mismo grito:
  
    Preparad los caminos del hombre,
    allanad las injusticias,
    rebajad las distancias,
    devolved a cada uno su nombre,
    levantad la opresión,
    elevad los barrancos de toda violencia,
    allanad los montes de la discriminación,
    abrid los muros entre el norte y el sur,
    ¡de par en par!,
    que la vean los antiguos profetas
    y abracen los hombres de hoy:
    ¡La Paz!
Fructuoso Mangas, “Mil voces” del poemario A pie de obra. Salamanca, 2001
 
© Nichole Sobecki. Campos de refugiados Sudán. Médicos sin fronteras











 

viernes, 5 de septiembre de 2014

Bajo el sol de Estambul


Santa Sofía, Estambul

Hace unos días realicé una peregrinación y un viaje de estudios bíblicos con la parroquia de la Purísima, intentábamos ir tras las huellas de Pablo y las primeras comunidades cristianas, atravesando gran parte de Turquía. La ruta empezaba en Antioquía y terminaba en Estambul, donde estuvimos cuatro días. Sorprendentemente es la ciudad más poblada del país, aunque no es la capital, pero sí una ciudad de contrastes. Dos continentes, Europa y Asia, una población muy asiática y a la vez europea,  una ciudad musulmana con un profundo pasado cristiano. Pero también un caos de tráfico, una ciudad- comercio, con cientos de personas transitando por sus calles, con un abanico de colores, sabores y olores. Ciertos barrios, un poco abandonados, pero nos recordaba Juan Goytisolo, que la belleza del conjunto avasalla, borra la fealdad de sus partes. Como si fuera un escenario cinematográfico, se mezclan los juegos de luces, con el colorido blanco y verde, y el mar azulado siempre al fondo, rodeando la escena.
Es denominada la ciudad de los minaretes, pero a pesar del dominio musulmán, uno se puede adentrar en los restos de antiguas iglesias cristianas, e incluso, sinagogas, reconvertidas en mezquitas. Se dice que no es religiosa, según la república de Atatürk, pero la voz el muecín inunda los cuatro puntos cardinales de la urbe, a pesar del trajín comercial o administrativo de cualquier ciudad. Las pocas iglesias cristianas de culto activo, las podemos encontrar escondidas tras algún patio o una verja. Aunque, algunos viajeros como Pierre Loti, su café  sigue siendo una atracción turística, le atraía ese carácter exótico y oriental de Estambul, criticando su occidentalización.
Como en Konya, en Estambul, el sufismo está presente en su espiritualidad. La lírica musical de Mevlana  inunda el horizonte de sus minaretes, donde los derviches en la privacidad, siguen girando en su danza mística, al ritmo de las Suras del Corán y una filosofía platónica. En el sufismo, Dios se manifiesta en el interior del alma del hombre, alma que se separa del cuerpo para purificarse y llegar a nuevas cotas de perfección. Pero sobre el bosque de minaretes, de las mezquitas Azul, de Solimán, Nueva, etc, sobrecoge el pasado cristiano en el templo que Justiniano, dedicó a la Sabiduría Divina, HAGIA SOFIA.
La Madre de Dios presentando a la Sabiduría Divina
Madre de Dios presentando a la Sabiduría Divina

La Sabiduría Divina está muy presente en el Antiguo Testamento, como en los libros de los Proverbios y Eclesiástico. Es la que sale de la boca del Altísimo, fundada desde la eternidad. En el libro de la Sabiduría, después de haber contemplado la Sofía, como un soplo de potencia divina y la gloria del Todopoderoso, describe las intervenciones decisivas en la historia desde la creación del primer ser humano. Las primeras comunidades cristianas de la mano de Pablo y Juan, desarrollan una cristología de corte sapiencial. Así las primeras comunidades cristianas identificarán la Sabiduría Divina y la persona de Jesucristo, donde Éste, será colaborador del Padre en la creación. Sería algo así, como una mirada de Dios hacia afuera, hacia el mundo creado, como Sabiduría Divina del mundo. Donde Dios, han entrado en el mundo no sólo para sanarlo o iluminarlo, está presente como Sabiduría desde sus inicios, ordenándola y embelleciéndola. San Agustín, nos recordaba, a cualquier sitio que mires, la Sabiduría te habla por los vestigios que ha impreso en sus obras.
Pantocrátor de Santa Sofía
Así, desde estas premisas se construye una de las obras cumbres del arte Bizantino. Representa la síntesis entre Oriente y Occidente. En ella se funden las dos concepciones del mundo y se forma un estilo nuevo, completamente original, con la simbiosis entre la cúpula, como símbolo del arte oriental, y la planta basilical, cuyo origen está en Occidente. No es la Theótokos la protagonista, ella nos presenta a un niño, el Cristo, que representa la Sabiduría Divina. El inmenso ámbito que creaba la bóveda por encima de los fieles quería representar un único Dios y una única fe para toda la humanidad.

Hoy sigue, aunque como museo, sigue  ahí, coqueteando con las imponentes mezquitas, que se inspiraron en su construcción. No sé, pero me vienen a la mente las palabras del teólogo dominico Schillebeeckx, hay más verdad en el conjunto de todas las religiones que en una sola religión aislada. Es cierto, el Islam salvaguarda mejor la unicidad de Dios, pero el cristianismo insiste más en la dimensión personal y ha sabido beber mejor del pensamiento y la razón. Cuando las religiones solo beben de su propio pozo, sin atender a las profecías que vienen de fuera, pueden terminar creyendo que la única verdad es la suya. Una religión pensada, nunca se deslizará hacia tentaciones fundamentalistas.
 
Vista de Estambul desde la torre Gálata
 

“Buscamos por doquiera el absoluto y sólo encontramos cosas”
Novalis, Himnos a la noche"
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