viernes, 1 de noviembre de 2013

En memoria de Clara Amador


Ayer murió nuestra amiga y hermana en la fe Clara Amador, hoy la hemos enterrado. Como recordamos en una carta enviada desde estas páginas, no pudo superar la enfermedad, se fue debilitando físicamente, aunque fue creciendo interiormente, poco a poco se fue identificando con Él, fue ascendiendo a la fuente de la vida. José Manuel en la oración de anoche no comentaba que oraba de forma habitual y más los últimos días con el salmo 23:


El Señor es mi pastor, nada me falta.

En prados de hierba fresca me hace reposar,

me conduce junto a fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.

Me guía por el camino justo,

haciendo honor a su Nombre.

Aunque pase por un valle tenebroso,

ningún mal temeré,

porque Tú estás conmigo.



Aunque sabemos que ha ascendido al Padre y ya está en manos de Dios, hoy amaneció triste, el misterio de la vida se nos impone como silencio y vacío. ¡Qué limitados somos, Dios mío! ¿Por dónde se escapa el dolor sino es con tu Esperanza? No nos decía Pablo que debemos llorar con los que lloran. Sí, llorar….

Recuerdo su energía y su preocupación por cada uno de nosotros, Juan ¿hoy no te he visto en la reunión?, ¿qué te pareció el texto de Dolores, fenomenal? ¡Cuántos recuerdos…Las reuniones de Biblia, su querido viaje a Israel, las excursiones con la Parroquia, y sobre todo las celebraciones, la Eucaristía dominical, la Pascua. Mamen  y yo la recordamos muy de cerca el 23 de septiembre, sí, el día que nos casamos, el mismo día que Clara. Leyó en nuestra boda y ese día nos llamó por teléfono, todos los años lo hacía. Mamen se acercó con un ramo de flores. ¡Qué pena esa misma tarde tuvimos que lamentar la pérdida de Tomás! ¡Cuántos hermanos en la fe!


Hoy estamos tristes, pero no perdemos la esperanza, en lo más profundo de nuestros corazones experimentamos que el amor es más fuerte que la muerte. Resucitamos en Cristo, no sé lo que es el cuerpo neumático como nos decía Pablo, pero estoy seguro que seremos felices. Que se curaran nuestras heridas y cansancios, que encontraremos respuesta, en tendremos paz. Resucitar es dejar que Dios diga y haga y sea en nosotros todo y para siempre.

Ahora Clara te has encontrado con tus seres queridos, tu marido, tus padres, tu nieto, con todos los amigos y hermanos de la parroquia que ya no están. Ya conseguiste la felicidad anhelada, la gloria del amor verdadero. Tristes sí, pero esperanzados, pasaremos por la muerte y seremos resurrección, vida plena en la misteriosa plenitud de Dios.

Hasta pronto Clara, ahora nos cuesta un poco más la vida, pero un día celebraremos juntos lo que tú ya estás viviendo. Un beso de los dos.

                                                                                         Juan Antonio

Quisiera dejar ahora aquella carta del mes de mayo publicada en "La Posada del Silencio".


Carta a Clara Elvira Amador

http://lh4.googleusercontent.com/-26hDfv3TSWc/AAAAAAAAAAI/AAAAAAAAAKs/Ovjq7HwtuOo/s512-c/photo.jpg 
Juan Antonio Mateos Pérez
9 de mayo de 2013
¡Buenas tardes Clara! Hacía ya tiempo que deseaba escribirte esta carta. No sé, siempre atareado entre miles de cosas, clases, escritos y, perdóname.  Nunca encontramos hueco para lo esencial, la reciprocidad en la amistad, la preocupación por el otro, por ti.  Hacía tiempo que quería escribirte unas palabras, pero a veces me quedo en el silente vacío de la expresividad, no me salen las palabras. Te sale antes hablar de cualquier tema de actualidad o de estudio, que exige menos entrega del corazón. Eso no quiere decir el olvido de la amistad o la preocupación, son tantos años, que nos queda algo de nosotros mismos en ese tiempo que hemos ido entretejiendo de nuestras experiencias compartidas, las celebraciones en la Parroquia, las reuniones de grupo de Biblia, las Catequesis, nuestras preocupaciones por las personas que van pasando cerca, o la cotidianidad vecinal en la compra del pan en César. La amistad  no está exenta del amor, como nos recordaba nuestro querido Pablo, así como de la oración y el contacto frecuente. No sé, pero esta semana Clara, me he acordado de una forma muy cercana de ti, casi con ansiedad, y en mis oraciones de la mañana, ahí estabas muy presente.


Muchos no la conocéis, permitirme que os la presente. Clara una hermana en la fe, una amiga de muchos años en la parroquia de la Purísima. Una institución, no sé, puede que lleve más tiempo que los sacerdotes. Ha participado en todo, ha sido catequista en todos los niveles, ha sido fundadora de los grupos de adultos y Biblia y  monitora en este grupo, lectora, grupos de oración, futbito, excursiones, etc. Pero recuerda con mucho cariño su primer grupo de Catequesis de confirmación, la semana pasada comentaba que había recibido la visita de “Javi moto”, con el que sigue en contacto y escribiéndose a menudo después de tantos años. Siempre pendiente de cualquier actividad cultural, sobre todo organizada por la Diócesis o cualquier institución religiosa. Siempre leyendo y escuchando para madurar en su fe, aunque tiene sus preferencias en Dolores Aleixandre y José Antonio Pagola. Ya ha leído con avidez, en esta Pascua, uno de los libros del nuevo papa Francisco, con mucha ilusión y con la sorpresa de la novedad. Pero sobre todo, es una fiel seguidora de Jesús, una gran cristiana, en el que ha encontrado sentido y salvación. Desde Él,  abierta a la suave brisa del misterio de Dios.
Este año lo está pasando mal, la enfermedad y la fragilidad física no avisa, nos llega como de improviso. Nos comentaba está semana que está mejor y algo recuperada y esperando la llamada de la neuróloga. Pero desde la fragilidad de la enfermedad, sigue creciendo y ascendiendo en su fe, en Jesús y en Dios, gracias a su experiencia del Espíritu, se engrandece en el encuentro de Cristo. En los momentos de noche y de exilio, sabemos que el Espíritu no deja de soplar. La actitud de Clara, siempre abierta a la Palabra, siempre alabando lo que escucha y experimenta, siempre siendo luz para otros, me recuerda que el Padre no deja a los hombres a su propia suerte. Es un Dios que a pesar de su trascendencia sigue comunicándose con nosotros, Dios es Dios y no podemos limitar su libertad. Sé lo que están pensando algunos, sobre este tema, lo mejor es el silencio. Pero la historia de nuestra fe nos dice que, Dios siempre acompaña su pueblo, no abandona a su criatura y lo hace siempre a través del Espíritu. Jesús nos recordaba, pedid  y se os dará, y Éste nos llega en sus dones más fecundos, el amor y la fe. No extingamos el Espíritu, escuchemos su susurro y su clamor…
Esté fin de semana tuvimos reunión de Matrimonios y como sabes estamos trabajando el Credo,  tocaba el Espíritu y al final de la reunión te recordamos, Marisol, Eva, Raquel, Fructuoso, te tuvimos presente. También en estos días de fiesta y alegría, de recuerdo de los 50 años, nos hemos acordado mucho de ti, tenías un hueco en nuestros corazones. Te deseamos que te repongas, te QUEREMOS. Un BESO FUERTE DE TODOS.



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