viernes, 24 de octubre de 2014

Albert Camus: Vivir la muerte en la esencia de lo trágico



Albert Camus: Vivir la muerte en la esencia de lo trágico


        
SalamancaRTV al Día

Ante las grandes preguntas de la existencia ¿Qué significa la vida? ¿Por qué estoy en el mundo?  Kant nos recordaba en su Crítica de la Razón Pura, dos cosas llenan mi corazón de una admiración y de una veneración siempre nueva: por encima de mí, el cielo estrellado; en mí, la ley moral. A. Camus matizaba, con una fineza que sólo tienen los genios, el absurdo de la vida surge cuando se confrontan los interrogantes del hombre con los silencios del mundo. Camus se encontró de golpe con lo irracional de la vida. El mundo irracional, de lo absurdo o de los absurdos, es un mundo sin Dios en el que no existen valores absolutos objetivos. Pero lo absurdo no tiene sentido a menos que el hombre se mantenga distanciado de él y se rebele contra él.

En un mundo postmoderno como el nuestro, que subraya el fin de los grandes relatos y pone un acento especial en la crisis de valores morales, religiosos, filosóficos, culturales, en una insoportable levedad del ser. Se han caído muchos asideros y en medio de ellos, nos viene a la mente aquel grito de Camus de su obra la Peste “Lo urgente es curar”. El autor experimenta una profunda preocupación por la muerte,  que resuelve como una experiencia trágica en la inmanencia del mundo, lo urgente es curar. La relación con Dios se resuelve en el interior del corazón del hombre, no está ligado a ningún recinto sagrado, a ningún templo fabricado por las manos humanas. La auténtica religación y apertura a la transcendencia tiene lugar en el mundo, con sus contradicciones y absurdos.

En Camus se da un rechazo de la muerte, más si es de un inocente, sobre todo la de un niño y toma una postura de rebelión, de protesta, de acusación rabiosa. Se rebela contra lo que no puede esperar, lo intolerable. Asume lo absurdo ante sus últimas consecuencias y se resiste a cualquier consuelo sobrenatural. Pero su negación, no es renuncia, lo absurdo le lleva al ser humano.
Su ateísmo era un Ateísmo de la compasión. Es una virtud esencial, en torno a la que pivotará la construcción de su moral atea que permita la salida del sinsentido.  En su obra se encuentra una denuncia obsesiva de la humillación y una especie de llamado constante a las dos virtudes que para él son esenciales: la compasión y la solidaridad. Esta es su forma de luchar contra la muerte.

Camus desde muy temprano se debatió entre la grandeza de su espíritu y la fascinación por la trascendencia, lo que le llevó a elaborar su tesis de doctorado sobre San Agustín. Antes de recibir el Premio Nobel de Literatura en Suecia, se retiró a meditar y reflexionar sobre la obra de la filósofa y mística Simone Weil, a quien admiraba profundamente desde hacía tiempo.
Si en muchos momentos Camus se situaba al lado de Atenas y no de Jerusalén, en su pensamiento de la compasión y el problema del mal, sobre todo de los niños, se sitúa más bien entre Atenas y Jerusalén. Así lo advirtió el padre dominico Fr. François Chavanes, no es Sísifo, en la Biblia es la rebelión de Job la que más se aproxima a la rebelión de Camus. Job se niega a creer en una prueba cuya víctima fortuita sería él. De hecho, sólo cree en Dios para acusarlo mejor. Y cuando depone las armas, cuando se somete, no logra hacernos creer que es feliz.
En 1941 Camus anota esta reflexión de Tolstoi: "La existencia de la muerte nos obliga a renunciar voluntariamente a la vida, o bien a transformar nuestra vida a modo de darle un sentido que la muerte no puede arrebatarle". A pesar de lo absurdo, siempre podemos darle a la vida un sentido, que ni la muerte puede arrebatarle.

El primer hombre, su novela, su obra maestra póstuma afirma: "Él, como una espada solitaria y siempre vibrante [...] se abandonaba solamente a la esperanza ciega que proporcionaría también esta fuerza oscura que tantos años lo había elevado por encima de sus días [...], y gracias a la misma generosidad incansable que le había dado sus razones para vivir, razones para envejecer y morir sin rebelarse". Pero ¿qué es esta fuerza oscura? ¿La que hace una muerte feliz? Una pregunta que siempre quedará abierta.
La profesora y teóloga Clara Lucchetti Bingemer, en un artículo sobre  Camus y Simone Weil, afirmaba que era un ateo con espíritu y se preguntaba en plena secularización, qué puede aportar este gran pensador del siglo XX: “Cuando la vivencia de la fe tiene que enfrentarse cada vez más con una mayor desinstitucionalización, la misma teología se pregunta ante la obra camusiana: ¿cómo dialogar con los santos sin Dios, con los místicos sin iglesia del mundo de hoy? ¿Tal vez no serían ellos y ellas los grandes compañeros e interlocutores a los cuales deberíamos aproximarnos para intentar construir un mundo mejor?” Pudiera ser que pensadores como A. Camus pudieran inspirarnos en ese sentido. Decía mi querido profesor Manuel Fraijó, una teología que,  no tenga en cuenta las luchas y los sufrimientos de la historia y habla alegremente de la  omnipotencia de Dios, se convierte ella misma en causa del ateísmo contemporáneo. Pero podemos encontrar también una teología, que pone más su acento en la esperanza y, que el amor de Dios, que se hace cercano clavado en un madero, triunfe sobre el lado oscuro y lo absurdo del hombre y del mundo.

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable….
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido…
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo, Palabras para Julia







miércoles, 22 de octubre de 2014

Conversaciones de San Esteban. Luces para nuestro tiempo


La fe y la cultura son dos latidos del existenciario humano que ayudan a la libertad del hombre y a un mundo más comunitario, transcendente y feliz. Entre los elementos de la cultura está la poesía, la más inocente de todas las manifestaciones. Pero sólo se realiza mediante la palabra, y en esta y todas sus manifestaciones, el hombre se puede realizar como tal. La palabra es dia-logos, con el mundo, con el conocimiento, con la búsqueda interior de Dios, con el otro, es lo que nos hace poner los pies en la tierra. Así nos lo recordaba Platón, que todo logos, es diá-logos. Toda búsqueda del saber, es en parte cuestionar, es preguntar y preguntarse. Karl Rahner, en sus escritos de Teología, nos habla que la verdad del hombre sucede en el diálogo, en el encuentro colectivo de la verdad.
La poesía ayuda a la filosofía, ya que no todo se puede expresar en un lenguaje abstracto y lejano, siendo más borrosa que la filosofía abre un sentido más amplio. Es lo que el pensamiento llama el origen, el centro cósmico, el punto original, el “sentimiento oceánico” según Freud, o “lo místico”, en palabras de Wittgenstein. Heidegger vive este pensamiento como una apertura del ser a lo más originario, utilizando la poesía de Hölderling o G. Tralk, es un retorno hacia lo más originario, al principio, al fundamento más profundo. Así la metafísica, la poesía y la mística, parecen confluir en sentido del ser que abre a esa totalidad, a la trascendencia, a lo religioso. Así el principio, o arché como gustaba a los primeros pensadores, es un símbolo de la búsqueda del sentido y en palabras de los pensadores modernos ese sentido hacia lo trascendente  es lo que hace un mundo más habitable.
Nos recordaba Octavio Paz, que la analogía sobrevivió al empirismo, sobrevivirá al cristianismo y  también al cientifismo. La analogía es lo más propio de la poesía, del pensamiento simbólico, esta hace del universo, del hombre, de la cultura un poema, un texto que se puede leer, que da sentido. Así la búsqueda de sentido, frente al ciego azar y lo imprevisible, hace que el mundo del hombre tenga sentido. En un sentido tradicional es armonizar esencia y existencia, o bien ser y ente. Así se vuelve habitable cuando busca lo semejante al hombre, sin perder la diferencia, podíamos decir que es lo que nos hace más humanos.
Estas son las cuestiones que han preocupado siempre y ahora, las del sentido de la vida y del significado de la existencia humana. Pero la filosofía llega un momento que se disuelve, que llega a un límite y para superar ese vacío es necesaria la fe. Un pensador tan serio como Wittgenstein, pasa de hablar de ética en un sentido estético a una de sentido religioso, incluso místico. En sus últimas obras, lo místico es lo que traspasa las leyes normales del lenguaje y va más allá, incluso de la razón, al propio Dios. En este diálogo entre la fe, la cultura y la vida se sitúan las “Conversaciones de San Esteban”. En su cuadragésima tercera edición se presenta bajo el título: “Luces para nuestro tiempo. Ideas, doctrinas, proyectos y cosas que hacen habitable y hermoso nuestro mundo”
La cultura y la fe, son dos dimensiones esenciales del existenciario humano que ayudan a su felicidad y a su sentido, a su habitabilidad. La cultura es un todo que envuelve al hombre, es a la vez creación de su espíritu y vehículo de relación y de convivencia. Pero es un todo inacabado, es un proceso humano, un camino en su historicidad. En este proceso muestra el desarrollo de su libertad, se adapta a su entorno, domina la naturaleza y se perfecciona a sí mismo.
La fe es la adhesión a Dios, la unión a Dios, en el que se hace memoria y se anticipa una realidad última, al propio Dios. Así nos lo recordaba San Juan de la Cruz “(La fe) es sola el próximo y proporcionado medio para que el alma se una con Dios. Porque es tanta la semejanza que hay entre ella y Dios, que no hay otra diferencia sino ser visto Dios o creído”. El lugar de recepción de la fe en Dios, es el corazón humano, la propia conciencia del hombre, pero que se afirma y se comparte también en la comunidad que se celebra.
En hombre que vive la fe, lo hace en una cultura concreta, en un espacio y tiempo de su historia. Así fe y cultura han ido de la mano, en diálogo incesante. Atenas y Jerusalén, el logos griego y la religiosidad judeocristana, son los dos polos de nuestro mundo que llamamos Occidente. Una fe, además que a lo largo de su historia ha creado cultura, templos, libros, arte, pintura, etc. Los grandes nombres de la filosofía occidental, desde Descartes a Kant, Hegel, Unamuno, Heidegger, y los grandes nombres de la cultura, desde Dante a Erasmo y desde Cervantes a Goethe, se han nutrido de fuentes religiosas.
Siguiendo el cartel anunciador de las Conversaciones de San Esteban. Serán diez sesiones distribuidas a lo largo de los meses de noviembre a febrero (desde el 4 de noviembre de 2014 hasta el 10 de febrero de 2015), los martes a las 20h en el Aula Magna de San Esteban.
“La ceguera a la dimensión espiritual de la vida humana nos hace incapaces de explorar cuestiones que son vitales para nosotros. O, por decirlo de un modo positivo: recuperar lo espiritual abre horizontes en los que se torna posible hacer descubrimientos importantes e incluso emocionantes”. Charles Taylor
“Aunque todas las posibles preguntas de la ciencia recibiesen una respuesta, ni siquiera se habrían rozado los problemas de nuestra vida”. Ludwig Wittgenstein
Noviembre 2014
4 José María Gil Tamayo, Secretario de la Conferencia Episcopal Española. 
Lo religioso en el espacio público. Presencia de la Iglesia en la actual sociedad española.
11 Joaquín García Roca, Prof. De Sociología. Universidad de Valencia:
Ellos somos nosotros. Una mirada evangélica a nuestra sociedad plural.
18 Javier Monserrat., Universidad de Comillas. Madrid.
Nueva dimensión en el diálogo entre religión y ciencia.
25 Cristina de la Cruz, Universidad de Deusto.
Perspectivas y orientaciones para el mundo de la empresa y del trabajo.
Diciembre 2014
2 Jesús Conill Sancho, Catedrático de Filosofía. Universidad de Valencia:
El nuevo mundo de la ciencia y la filosofía ¿hay lugar para un humanismo en tiempo de neurociencia y biotecnologías?
Enero 2015
13 Julián de Cos, Profesor de Fac. de Teología de San Esteban de Salamanca:
Luz de la espiritualidad cristiana en el siglo XXI
20 Vicente Vide Rodríguez, Catedrático y Decano de la Fac. de Teología de Deusto.
“Luz de la fe y la alegría del Evangelio”. La propuesta del Papa Francisco en Lumen Fidei y Evangelii Gaudium.
27 Ricardo de Luis Carballada, Profesor de la Fac. Facultad de Teología de San Esteban de Salamanca.
La nueva sensibilidad de la teología contemporánea.
Febrero 2015
3 Ricardo Piñero, Prof. de Filosofía del Arte, Universidad de Salamanca.
El arte y la creación de sentido en la actualidad.
10 Antonio Oteiza, escultor; Joaquín Arellano, arquitecto
“Via lucis”, proyecto artístico y propuesta cultural y espiritual.


Es derecho de nosotros, los poetas,
estar en pie ante las tormentas de Dios,
con la cabeza desnuda
para apresar con nuestras propias manos el rayo de luz del Padre, a él mismo.
Y hacer llegar al pueblo envuelto en cantos
el don celeste.
Heidegger, Hölderlin y la esencia de la poesía



Las Conversaciones de san Esteban, son un espacio abierto de reflexión y diálogo entre la fe y  la cultura, casi único en nuestra ciudad. Desde un enfoque teológico trata problemas religiosos actuales, sobre la humanidad y la vida, intentado discernir los signos de los tiempos. En ella, cualquier creyente puede profundizar su fe y contrastarla con otros y los no creyentes, pueden reflexionar sobre una de las dimensiones humanas más importantes que tenemos, la apertura a la transcendencia.
Sus propios carteles anunciadores quieren ser un diálogo entre la fe y la cultura. El del año anterior, reflejaba las vidrieras que diseño el pintor Matisse para las dominicas de Vence.  Buscaba un arte del equilibrio, de pureza, que no inquiete ni turbe, al hombre cansado, encadenado y extenuado de nuestro mundo. Así en el foro de las conversaciones se deslizaron las huellas de Dios en la literatura contemporánea, la obstinación por la belleza en la obra de Herman Hesse, el sentimiento hecho palabra en el teatro de Denis Rafter, el lenguaje de las fuentes en la obra de Gustavo Martín Garzo, el arte de la meditación y del silencio interior en Pablo de D’Ors, o una teología de la ternura desde las huellas del amor del Cantar de los Cantares.
Este año el cartel recoge una pintura del coreano Kim En Joong, pintor y fraile  dominico que quiere representar en sus vidrieras de la catedral de Evry, una auténtica teología de la belleza. El colorido de sus figuras abstractas, representan a través de  la luz un auténtico mundo espiritual, un espacio habitable lleno de paz, que nos abre a esa ciudad nueva, la auténtica Jerusalén. Desde ahí, se nos proponen ideas y proyectos que nos abren al sentido de la vida, de Dios y que hacen de nuestro mundo un espacio más habitable. Invito desde aquí, a esa apertura y a participar con nuestra presencia en este espacio serio para el diálogo entre la fe y la cultura. Un abrazo.
Juan Antonio Mateos Pérez
(Espejo de la Diócesis, día 17 de octubre de 2014)

 





lunes, 6 de octubre de 2014

Convivencia día 4. Tras los pasos de Pablo y las primeras comunidades cristianas

 


Me llamaste de lejos tantas veces
sin que yo a tu llamada respondiera,
sin que mi ciego supiera
de tanto amor como, al llamar, me ofreces,
que ahora, que yo te busco, me pareces
en la quietud divina de tu espera
algo tan fiel que el corazón quisiera
saber por qué tan firme permaneces.
Yo soy, Señor, el sordo del camino,
el que buscaba a tientas un destino
que a una ebriedad de sombras me llevaba.
Y Tú estabas aquí, firme, despierto,
como la voz que clama en el desierto
por el que yo, embriagado, caminaba.
                                       Luis López Anglada







¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

                                     Lope de Vega








Sólo Dios da la vida,
pero tú puedes defenderla y entregarla.

Sólo Dios puede dar la fe,
pero tú puedes dar testimonio.

Sólo Dios puede dar la esperanza,
pero tú puedes devolverla a los que la perdieron

Sólo Dios puede dar la el amor,
pero tú puedes amor a los hermanos.

Sólo Dios puede dar la paz,
pero tú puedes sembrarla a tu alrededor.

Sólo Dios puede dar la fuerza
pero tú puedes animar también.

Sólo Dios es el camino,
pero tú puedes enseñárselo a otros.

Sólo Dios es la luz,
pero tú puedes ponerla en alto para que todos la vean.

Sólo Dios puede hacer lo imposible,
pero tú puedes hacer lo posible.

Sólo Dios se basta a sí mismo,
pero prefiere contar contigo.




 "Ya no soy yo,
es Cristo quien vive en mí"
Gálatas 2, 20



En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en Ti. Y digo:
que tengo todo, cuando estoy contigo,
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.

Sin Ti, el sol es luz descolorida.
Sin Ti, la paz es un cruel castigo.
Sin Ti, no hay bien ni corazón amigo.
Sin Ti, la vida es muerte repetida.

Contigo el sol es luz enamorada
y contigo la paz es paz florida.
Contigo el bien es casa reposada
y contigo la vida es sangre ardida.

Pues si me faltas Tú, no tengo nada:
ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.
 
                                   José Luis Martín Descalzo 
 

 

 FOTOS DE ÁNGEL LUIS BERMÚDEZ