sábado, 30 de mayo de 2015

Heidegger y el retorno de lo sagrado






Desde sus orígenes el pensamiento se ocupa del fenómeno religioso, es un ámbito más de reflexión como lo es la razón y la existencia humana. Vivimos unos años de un retorno de lo religioso, después de vivir casi sin noticias de Dios. Esta vuelta de lo religioso, es propio de la modernidad tardía, fragmentada la razón y los grandes relatos de la modernidad, en lo que llamamos pensamiento débil o postmodernidad. Ahí están los límites de la realización humana, la posibilidad de darle un sentido a la existencia y volver al origen, al principio donde se hospedaba la razón y abrir desde aquí la esperanza.
En los últimos años se ha intensificado el interés por la figura de Pablo de Tarso, no tanto desde la teología que no llamaría la atención, sino desde la filosofía. Se han escrito libros y ha sido noticia en numerosas revistas especializadas. Pensadores actuales como A. Badiou, G. Agamben, S. Breton, J. Taubes, sin olvidar a los clásicos Agustín, Pascal, Kant, Hegel, Kierkegaard, Heidegger, Hannah Arendt. Pablo y Agustín fueron un referente para este último pensador, para desarrollar no tanto una fenomenología de la religión.
En 1916 Heidegger estaba en Friburgo como ayudante del profesor Husserl. Husserl se reservaba la ardua tarea de explicar, desarrollar y dar a conocer los principios de la fenomenología, como base de su ontología formal. Pero a su vez, repartía entre sus alumnos más aventajados la aplicación de la fenomenología a diferentes campos de la realidad. Así Edith Stein, se encarga de elaborar una fenomenología de las formas sociales y el propio Heidegger, se encargó de una fenomenología de la vida religiosa. Esta se compondrá de dos lecciones y un borrador de otra que jamás dictará, lo importante es que en ellas se aprecia ya una distancia con respecto a su maestro Husserl.
Será en 1921, cuando dicte la lección de Introducción a la Filosofía de la religión, donde en ella tendrá un subrayado especial Pablo de Tarso, también otros autores cristianos, como San Agustín, Teresa de Ávila o el maestro Eckhardt. En esta obra quiere analizar la experiencia religiosa genuina, acudiendo a los fenómenos, a la experiencia de la vida. Analiza la carta más antigua de Pablo, la primera carta a los Tesalonicenses, aunque también analiza otras cartas como la de los Gálatas o la carta a los Romanos, no sigue un orden cronológico. Estas cartas son tomadas no como documentos doctrinales, sino como documentos en la que se expresa la experiencia vital de Pablo.

Heidegger quiere analizar la experiencia originaria de Pablo de la vida fáctica, poniendo en relación su mundo propio, con el mundo circundante. Según el pensador, el sentido referencial de la vida fáctica cristiana, está en la parusía, en la esperanza de la venida de Cristo. Toda la vida cristiana está atravesada por esta expectativa del final de los tiempos. El estar ante Dios, es estar a la expectativa de su venida, no de su eternidad. Esa temporalidad, es lo que llamó la atención a Heidegger, es un “tiempo oportuno”, un Kairós. Eso es la esencia de la vida cristiana, estar volcado a un futuro no determinado. Sólo el ser de Dios puede entenderse desde la temporalidad, en la expectativa de su venida.
Dios, la verdad, no se muestra de golpe, como un misterio tremendo entre lo racional o irracional (R. Otto), sino en el tiempo, en la revelación a lo largo de la historia. En obras posteriores, tendrá su culminación en el concepto hegeliano de Ereignis.  Es un concepto clave en todo el pensamiento de Heidegger. No sólo significa el acaecer o el acontecer, siempre recurre a juegos de palabras para explicarlo,  es apropiarse o construir en lo propio, aunque podemos darle el significado de evento. Es algo que viene, que llega, es cualquier cosa que llega y es reconducida a lo que es propio, a su verdadera identidad. El Ereignis es lo propio del ser, este se espera como acontecimiento que resuena en el lenguaje o en la poesía, que vibra como época y que toma al final el  tono de lo sagrado.
Podemos concluir diciendo, que la experiencia de Dios o la experiencia religiosa, tiene que ver con la búsqueda del sentido global de la vida humana.
En el amable azul florece con el metálico techo el campanil.
Lo circundan los chillidos de golondrinas en vuelo,
lo envuelve el más conmovedor azul.
El sol lo domina e ilumina las láminas,
pero en lo alto la bandera quieta canta en el viento.
Y si alguno desciende esas escalinatas bajo la campana,
hay una vida en la quietud, pues cuando la figura está tan aislada,
entonces la ductilidad del hombre emerge.
Las ventanas desde donde resuenan las campanas
son como puertas ante el umbral de la belleza.
Es decir, puesto que las puertas son ahora como la naturaleza,
semejan los árboles del bosque.
Pero pureza es también belleza.
Un grave espíritu surge al interior de lo diverso.
Y tan simple y sagradas son las imágenes
que uno teme describirlas.
Los Celestes, empero, siempre benignos,
tienen todo a la vez, como quien es rico, virtud y felicidad.
Es válido que el hombre los imite.
¿Es lícito, si la vida es puro cansancio, que un hombre se asome a mirar y diga:
así quiero ser también?
Sí. Hasta que la gentileza, pura, se conserve en su corazón,
el hombre no se mide infelizmente con la divinidad.
¿Es desconocido Dios?
¿Es manifiesto como el cielo? Esto creo, más bien.
Del hombre es la medida.
Colmado de méritos, pero poéticamente, reside el hombre sobre esta tierra.
Pero la sombra de la noche con las estrellas no es más pura,
si me es dado decirlo, que el hombre, que imagen de la divinidad es llamado. (…)
F. Hölderlin, En el amable azul



jueves, 28 de mayo de 2015

Nota de Pésame y Aviso





En pleno silencio electoral por la jornada de reflexión, invitándonos a hacer uso de nuestro derecho con reflexión y honestidad, yo me voy algo más allá porque no me lo puedo quitar de encima. Serán cosas de la edad, pero el voto pasa y la pobre gente queda. Por eso escribo hoy esta Nota de Pésame y de Aviso a los cientos de miles de africanos y no pocos sirios que están pensando en el modo y medio de pasar a Europa.
Nota
Por la presente os comunico mi más sentido pésame porque la Unión Europea ha acordado como medida solidaria y cautelar hundir a los barcos que os transporten desde las costas africanas, sobre todo porque son un negocio de mafiosos y traficantes (así llaman aquí a vuestros “pasadores” como decís vosotros, ya sabéis que al chivo expiatorio siempre hay que ponerle un nombre que suene a cosa malvada), porque os cobran muy caro (alrededor de 6.000 euros) y, claro, ya habéis calculado al ver la noticia que desde ahora el precio será el doble y no rebajará la necesidad y el hambre de venir a Europa, pero tendréis que haceros muchos recortes de pan y agua para ahorrar el doble precio que se avecina. Enhorabuena porque Europa os ayuda y los libra de vuestros enemigos, vuestra “mafia”.
También quieren hundir los barcos y destinan a esto no sé cuántos millones de euros, porque los barcos son viejos y se hunden en una jugada cruel de las mafias que os ponen unos barcos de caducidad a la vista con serio peligro de hundirse antes de llegar a la costa (¿no habrán pensado que son barcos de un solo uso y como tantas cosas hoy están pensados para que mueran en el primer viaje?).
Por eso, y más, porque el soñado y urgente paso a Europa os saldrá más caro y más difícil, os acompaño sinceramente en el sentimiento. Lo pagaréis caro. Pero tenéis que comprender que esto es Europa.
Y os aviso también de algo que debéis tener previsto: cuando después de algunas medidas ya acordadas os hundan el barco os recogerán, pero no está claro lo que luego harán con vosotros. Es complicado porque todos quieren ayudaros y destruir los barcos pero parece que nadie quiere recibiros en su país. Ahora están discutiendo a ver quiénes logran llevarse menos porque sois un estorbo. Quizás entre líneas piensan (¡algunos lo han dicho!) que como sois unos muertos de hambre (nunca mejor dicho) lo más práctico sería que os desaparecieran porque en realidad valéis menos que el barco que os transporta.
Y sea lo que sea, si llegáis por fin a algún país de Europa, por favor, no lo olvidéis, por nada del mundo digáis de dónde sois ni de dónde venís ni cómo os llamáis ni nada de nada y ponéis cara de no entender nada y os desprendéis de cualquier cosa que os pueda identificar ni a vosotros ni a vuestro país. Tenéis que parecer que no sois nadie (y eso es casi verdad) y así no os devuelven ni en caliente ni en frío ni en templado.  Porfa, no olvidéis este aviso, es grave. Y os deseo suerte, con barco hundido o no; que tengáis suerte y podáis levantar la cabeza en cualquier sitio de Europa.
Buena suerte.

sábado, 23 de mayo de 2015

Pensar lo indecible




Después de estar a vueltas con lo religioso, quisiéramos seguir ahora por un nuevo camino, el interrogante Dios, la gran pregunta. No podemos responder a ella, nos transciende y nos supera. Sólo queremos pensar en alto, crear un diálogo entre la razón y el corazón. Es un camino de búsqueda, es en parte cuestionar, en parte preguntar y preguntarse, nunca un monólogo. En esa posibilidad de la pregunta, del diálogo, se puede ir ascendiendo desde la doxa a la episteme, desde la mera opinión al conocimiento, desde la razón al corazón.

Debemos ser conscientes que, nuestras imágenes de Dios nacen de nuestras interpretaciones acerca de Él, frecuentemente interpretaciones de otros, o de otra época histórica, a veces las asumimos sin mucha o ninguna reflexión. Se nos olvida muy a menudo, que la Biblia, los Evangelios, el Corán, las Upanishads, etc., son libros donde Dios habla a los hombres con palabras humanas. Martín Velasco, se refiere a un rasgo constitutivo de ser persona, el encuentro del hombre con el Misterio. El encuentro interpersonal entre el tú humano, con el Tú absoluto, siendo el lugar donde se deja percibir y desvelar en esa realidad simbólica. J. M. Mardones, nos insiste que tenemos que esforzarnos por una buena representación de Dios, rechazar imágenes que desvirtúan, perversas e idólatras.

Debemos descartar el mal providencialismo, la de un Dios que dirige todo.  Es aquel que afirma que todo lo que ocurre en el mundo lo ha querido Dios, desde una enfermedad, hasta una catástrofe natural, ganar un partido de futbol o encontrar trabajo. En la mentalidad popular tenemos expresiones como “gracias a Dios”, “Dios mediante”, “Dios me lo arrebató”, etc. Así, nada se escapa al control o acción de Dios, interviene de manera directa, universal y total. Todo sucede porque Dios quiere, la consecuencia es el determinismo y el fatalismo. Esta visión  de Dios, educa en la resignación, y también, en la evasión de la realidad. El velo de Dios intervencionista, encubre no ver las realidades económicas, sociales y políticas de las enfermedades y muertes de nuestro mundo, como la pobreza y el hambre. Por otro lado, legitima estructuras de la realidad injustas, o al menos, profundamente desiguales. Así esta visión providencialista de Dios, es una visión injusta y arbitraria.

En el origen de esta visión de Dios, donde nada sucede sin que Dios lo permita, se saca fuera de contexto ciertos pasajes bíblicos, como “Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados” (Lc 12,7),  y también, en una visión de pensamiento de Occidente que absolutiza la razón. Ahí está la grandilocuente concepción de la historia hegeliana, para el hombre occidental, la historia es la historia del Espíritu. Una historia dialéctica, pero que camina hacia cotas de mayor realización, dirigido por la razón que domina al mundo. De alguna manera identifica la razón o el Espíritu, con la providencia divina, así el proceso histórico es concebido como la realización del reino de Dios. Compagina esas dos realidades, con lo que él llama,  la “astucia de la razón”, que actúa en las pasiones e intereses de los hombres. Siguiendo los instintos, los grandes hombres y los pueblos, son instrumentos del plan divino superior. Así el cristianismo para Hegel, es el punto culminante de la historia, donde convierte la filosofía de la historia en teodicea. Por eso afirma Hegel que “la historia del mundo era el juicio del mundo”.

Estas formas de entender a Dios y su providencia, fueron denunciadas por el filósofo francés Paul Ricoeur, que habló de los "maestros de la sospecha": Marx, Nietzsche y Freud. Encontrando en su pensamiento novedades que permitían "arrancar las máscaras", señalando su capacidad para revelar los significados ocultos tras la insuficiencia de la noción moderna de "sujeto". Se intenta sustituir a Dios por otras realidades, e intenta hacer de estas el tribunal supremo desde donde se juzga la vida del hombre. La religión es la alienación del hombre, la adormidera de la sociedad, un ideal creado para resolver los problemas de la sociedad, pero no los resuelve.  En palabras de Freud, es una alteración de la conciencia que desboca en una neurosis colectiva, que sirve a las sociedades para superar el terror de la historia, el destino y la muerte.

Para no caer en proyecciones del propio ser o en ídolos adquiridos, es importante referirnos a Dios desde el Misterio, con gestos de respeto y silencio, incluso de temor y temblor, de anonadamiento ante alguien que nos supera y que no se deja atrapar en nuestros esquemas. Esto no quiere decir que sea una realidad impenetrable, sino que supera todas nuestras expectativas. Es una realidad inagotable, nunca decible, ni explicable del todo, sino siempre nueva y por explorar.



Sagrario de mi mente, con la idea de Dios,

rodeada de un silencio

que ni aun ángeles turban,

ni siquiera una tenue oscilación de llama

votiva.

Oh mi idea

de Dios, inmensa soledad,

a solas con mi Dios, allá en las galerías,

en los oscuros arcos

del cerebro.



Dámaso Alonso “Creación tiene un polo: Hombre se llama II” de Hombre y silencio


viernes, 22 de mayo de 2015

Encuentro de Laicos con motivo de la Asamblea


Dentro de las actividades que tienen lugar con motivo de la Asamblea Diocesana, el próximo sábado 23 de Mayo, se va a celebrar un Encuentro de Laicos que tendrá lugar a las 10:15 h. en el Auditorio Calatrava.
El Encuentro se desarrollará en diferentes espacios de la Casa de la Iglesia y participan en su preparación las comisiones de la Asamblea Diocesana y las coordinadoras diocesanas de Movimientos y Asociaciones y de Cofradías y Hermandades.
Los interesados en participar en la comida deberán reservar antes del 20 de mayo en conserjería de Casa de la Iglesia, nº de tfno. 923 12 89 00 o
casadelaiglesia@diocesisdesalamanca.com. El precio de la comida es 8 euros.
Se recogerá el ticket al comienzo del Encuentro o días antes.
Se ofrece servicio de guardería, en los tramos horarios de: 10,30 a 14,30 y de 16,30 a 18,30, para aquellas familias que lo precisen. Las personas que necesiten este servicio deberán comunicarlo al teléfono o correo electrónico mencionado anteriormente.