domingo, 20 de julio de 2014

“Yo soy de Tarso en la región de Cilicia, una ciudad bien conocida por todos” (Hch 21, 39)

20, julio, domingo: TARSO –CAPADOCIA
(Nevsehir-Urgup)
“Yo soy de Tarso en la región de Cilicia, una ciudad bien conocida por todos” (Hch 21, 39)
Traslado a Tarso – Visita a la puerta de Cleopatra y Marco Antonio, restos arqueológicos romanos, pozo de Pablo – Eucaristía en la iglesia de san Pablo - Continuación por los desfiladeros de Cilicia – Llegada a Capadocia – Visita a una ciudad subterránea (Derinkuyu o Kaymakli)

¡A las seis de la mañana arriba!
Salimos pronto para Tarso, a unos cuarenta kilómetros de Adana. Allí fuimos primero a ver los restos arqueológicos romanos y lo que llaman el pozo de Pablo  (un pozo que se remonta a la época romana), después al barrio Judío, estaba muy cerquita y de allí a la Iglesia de San Pablo. Allí, en San Pablo celebramos la eucarística con las hermanas italianas, que mantienen viva la presencia católica en ese lugar remoto. Las hermanas María y Concheta, nos atendieron de maravilla, con un café y unas pastas al final de la Eucaristía. 

En el perfil de una persona la pregunta por el origen es imprescindible, ya que él pose el secreto de lo que somos. Conocer el lugar de nacimiento, el mundo en que vivió y creció, su formación, por mis padres, de mis abuelos, es necesario, ya que nacemos enraizados y condicionados por nuestro mundo. De ahí la importancia de la ciudad que Pablo nació y el mundo en que se formó.

Es la ciudad de Pablo (Hch 9,11; 21,39; 22,3), el lugar de su nacimiento. Es una ciudad Helenística importante, en ella trascurre gran parte de su juventud, antes de marchar a Jerusalén para estudiar en la escuela de Gamaniel. "Yo soy judío, originario de Tarso, ciudadano de una importante ciudad de Cilicia", declara ante el tribuno romano que le pide información cuando lo arresta en Jerusalén (Hech 21,39). Desde el año 64 a. C., Tarso era la capital de la provincia romana de Cilicia, era un centro comercial importante, ya que por la ciudad pasaba la vía que unía Siria con Anatolia.
Seguimos con el libro del peregrino, las lecturas de hoy en la Eucaristía:
Yo me creí en el deber de combatir con todas mis energías la causa de Jesús de Nazaret. Y, efectivamente, así lo hice. Yo encarcelé de muchos de sus discípulos en virtud de los poderes recibidos de los jefes de los sumos sacerdotes y, cuando se les quitaban la vida, yo daba mi aprobación. Recorrí muchas veces todas las sinagogas, obligándoles a renegar de su fe a fuerza de torturas. Mi furor contra ellos llegó a tal extremo que los perseguí en ciudades extranjeras”.
(Hch 26, 9-11)

“Pero cuando Dios, que me eligió desde el seno de mi madre y, me llamó por pura benevolencia, tuvo a bien revelarme a su Hijo, me hizo su mensajero entre los paganos”
(Gál 2,15-16)
“Lo que hasta entonces había considerado como una ganancia empecé a considerarlo como pérdida por amor a Cristo. Es más, ahora pienso que nada vale la pena si se compara con el conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas y todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo.”
(Flp 3,7-9)
Hoy es domingo y el centro de nuestra fe es Jesús de Nazaret, el Cristo y el anuncio del Reino:


El tesoro y la perla
“En aquel tiempo, Jesús les exponía a la gente el mensaje con muchas imágenes, acomodándose a su modo de entender, y nada les decía sin parábolas…
Les decía: Sucede con el Reino de los cielos lo que con un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo deja oculto y, lleno de alegría, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
También sucede con el reino de los cielos lo que con un mercader que busca perlas finas, y que al encontrar una de inmenso valor, se fue y vendió todo lo que tenía para poder adquirir aquella perla….
Cuando Jesús acabó de contar estas parábolas, se marchó de allí. Fue a su pueblo y se puso a enseñarles en la sinagoga. La gente, admirada, decía: ¿De dónde le viene a éste esa sabiduría?”
(Mt 13,35.44-46.53-54)


Era un gran centro cultural. Estrabón, en su Geografia, nos comentaba que sus habitantes son tan apasionados por la filosofía y tienen un espíritu tan enciclopédico que la ciudad llegó a eclipsar a Atenas, a Alejandría y a otras ciudades que se podrían recordad, por ser la cuna de la filosofía.  En ella estaba asentada una floreciente escuela estoica, rivalizando en época romana con Atenas y Alejandría. Destacamos a filósofos como Posidonius, Aterodorus, Zenón de Tarso, Antipatro de Tarso, este último no enseñó en un pórtico como era tradición en el estoicismo, sino en su propia casa.

Su nombre aparece en la Odisea, y proviene de la palabra griega tarsos, que designa un cedazo para escurrir los quesos. Fue fundada por los hititas, sobre el 1400 a C., era una de las ciudades más importante de Kizwatna, el nombre que entonces recibía Cilicia. Los pueblos del mar la arrasaron en torno al 1200 a. de C., pero no tardó en ser reconstruida. Durante los siglos siguientes continuó desempeñando un papel de primer orden aunque, eventualmente, cayó bajo el dominio asirio en el 833 a. de C. con Salmanasar III y en el 698 a. de C. con Senaquerib. Con posterioridad, y ya durante el Imperio persa, Tarso fue, primero, la capital de un reino Cilente y, con posterioridad, la de la satrapía de Cilicia.

Los armenios en el siglo I, conducidos por su rey, Tigranes el Grande, arrasa la ciudad, poco después será asociada al imperio romano. Desde al año 64 a. C, Tarso conocerá un periodo de paz, no solo será la capital de Cilicia, los romanos la llenarán de monumentos y será uno de los puertos importantes del Mediterráneo.

Estaba situada a los pies de los motes Taurus, a 16 km del curso inferior del río Cydnus, a unos cuarenta kilómetros de las Puertas Cilicias. La fértil llanura, tan bien regada, de los alrededores albergaba cultivos de cereales, uva y, sobre todo, lino, materia prima esencial para la principal industria de la región. Más típico de la región era la tela de fieltro que se fabricaba con lana de las cabras negras que pastaban por los alrededores de Tarso. Este tejido de pelo de cabra, los romanos lo llamaron cilicium, material muy resistente a la humedad y al frío.

En el año 51 antes de Cristo había tenido como procónsul a Marco Tulio Cicerón. Julio César la visitó en el año 47 a. C., debió causar un fuerte impacto en la ciudad, ya que le dieron el nombre de Juliópolis. Unos años después, en el año 41, Tarso había sido el lugar del primer encuentro entre Marco Antonio y Cleopatra. Encuentro que debió ser espectacular, ya que la reina de Egipto, se adentró navegando el río Cydnus, ataviada como si fuera la diosa afrodita. Con Octavio, Tarso conservará sus privilegios y quedó exenta de los impuestos imperiales y la administración fue confiada al estoico Atenodoro.
Según una tradición citada por san Jerónimo, la familia de Pablo era oriunda de Giscala, situada al norte de Nazaret. Debido a la ocupación romana, la familia tuvo que trasladarse a Tarso. Posiblemente fuero prisioneros de guerra y vendidos como esclavos, debido a la sublevación surgida a la muerte de Herodes el Grande. Pablo, heredó la ciudadanía romana de sus padres, por lo que debieron ser manumitidos por sus antiguos dueños. En su carta a los filipenses nos comenta «Aunque yo sí podría confiar en lo humano; pues si alguno cree poder confiar en lo humano, más podría yo: Fui circuncidado al octavo día; soy del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo, hijo de hebreos y, por lo que a la ley se refiere, fariseo» (3,4-5). Seguiremos indagando en su vida en otra de las entradas.
La Tarso turca de hoy, es una ciudad de unos tres millones habitantes, con sus mezquitas y minaretes nada poco recuerda el esplendor de la antigua ciudad. En mitad de una glorieta, cerca de la estación de autobuses, hay una puerta maciza que se le ha dado el nombre de Cleopatra. No lejos de allí, en una pequeña colina, entre eucaliptos, aparecen restos de un teatro, unas termas y una galería cubierta, así como una muralla y columnas en el centro de la ciudad.
Podemos destacar la Iglesia de San Pablo. Una iglesia que data de 1102, aunque la actual es una basílica reconstruida en el año 1862. En el techo hay un fresco impresionante de Jesús, rodeado de los cuatro evangelistas.
Podemos destacar también una calzada romana en el pueblo de Sağlıklı, a 14 kilómetros de Tarso, con una puerta en la propia calzada. El camino empedrado es de una anchura de unos tres metros, construida en el siglo III d. C, en época del emperador Caracalla.
Pero hay otra vía en plena ciudad, de unos 6,5 metros de ancha,  posiblemente del siglo I d. C. Fue descubierto accidentalmente en el año 1993, construida en basalto y piedra. ¿Fue pisada por Pablo? Es posible.
Estas dos señoras, se colaron en las excavaciones sin ser vistas

Por la tarde nos dirigimos a la Capadocia y fuimos a visitar una de las ciudades subterráneas, Derinkuyu. De las ciudades subterráneas de esta zona hablaba el historiador griego Jenofonte. En su obra Anábasis explicaba que las personas que vivían en Anatolia habían excavado sus casas bajo tierra y vivían en alojamientos lo suficientemente grandes como para albergar una familia, sus animales domésticos y los suministros de alimentos que éstos almacenaban.
Bar en la ciudad subterránea.
La facilidad de excavar el suelo volcánico de la zona, llevó a los moradores de Derinkuyu a crear una ciudad de varios niveles subterráneos, que fue utilizada como refugio de las frecuentes invasiones a Capadocia, en las diversas épocas de su ocupación.

Bueno y por hoy, creo que es suficiente. Mañana una ruta por la Capadocia.

sábado, 19 de julio de 2014

En Antioquia fue donde se empezó a llamar cristianos a los discípulos

19, julio, sábado: ANTAKYA – ADANA
“En Antioquia fue donde se empezó a llamar cristianos a los discípulos” (Hch 11, 26)
Antakya (Antioquía de Siria) – Visita a la ciudad antigua – Museo Arqueológico Hatay (mosaicos romanos) – Eucaristía en la iglesia católica de San Pablo – Iglesia ortodoxa de S. Pablo – Castillo de Antioquía (mirador) - Traslado hasta Adana – Visita panorámica de la ciudad (mezquita Sabanci)


Hoy hemos pasado toda la mañana en Antioquía, después de desayunar, caminando fuimos al museo de mosaicos de la ciudad, museo arqueológico de Antioquía. Lo cierto es que destaca por ser uno de los museos más importantes de mosaicos del mundo, en especial, de la época romana, tesoros arqueológicos que fueron descubiertos entre los años 1932 y 1936. Por esas fechas se realiza el museo y ahora se ha construido uno nuevo más amplio, donde se están trasladando parte de los mosaicos. Está distribuido en siete espacios principales, amplios y con grandes ventanales que permiten la entrada de la luz natural, conserva cantidad de mosaicos romanos, en su mayoría, de los siglos II y III después de Cristo, y cuyos motivos suelen combinar figuras reales con mitológicas.

No se conservan muchos restos de las primeras comunidades cristianas, la iglesia de Pedro la visitamos pasando hacia un mirador. Pero lo importante es que invocamos algunos de esos primeros momentos de esas comunidades y a sus actores principales: Pablo, Pedro, Bernabé, Ignacio, Teófilo, Serapión, Diodoro de Tarso, Juan Crisóstomo, Teodoro de Mopsuestia y Teodoreto de Ciro. En la oración de la mañana realizamos una invocación a muchos de esos mártires que dejaron su vida por Cristo y la fe, en estas tierras.
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios, del Dios vivo.
¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios?....
                                             Libro del Peregrino, pág 13

Visitamos después de la visita al museo, una iglesia Ortodoxa. Sólo quedan unas doscientas familias, de religión cristiana ortodoxa y unas veinte familias católicas, en una ciudad con mayoría musulmana. Pero la relación entre los tres credos es exquisito y un ejemplo de ecumenismo. Nos contaban, que se había creado un coro de los tres credos y que actuaban en las diferentes fiestas y actos de las tres religiones.

En la iglesia de los padres Capuchinos celebramos la primera Eucaristía de la peregrinación. La celebración fue muy emotiva y la acogida por la comunidad fue muy cálida. Ubicada en el antiguo barrio judío, tiene su iglesia en una antigua casa restaurada a finales de los años ochenta. La pequeña parroquia es un fiel reflejo de la iglesia doméstica que fundó Pablo. En esta parroquia apenas se reúnen diez familias cada domingo. Como todas las Eucaristías de nuestra peregrinación, siempre se celebran en un lugar donde hay una comunidad viva, donde se celebra y se vive la fe. Allí evocamos la presencia de las primeras comunidades cristianas de la ciudad y,  la presencia de Pedro y Pablo.

“Bernabé fue a Tarso a buscar a Pablo; cuando lo encontró lo llevó a Antioquía y lo presentó a los apóstoles. Les refirió cómo en el camino Pablo había visto al Señor, que le había hablado, y con qué convencimiento había predicado en Damasco el nombre de Jesús. Bernabé y Pablo estuvieron juntos un año entero en aquella Iglesia, instruyendo a muchos.”
(Hch 9,27;11,25)             
Libro del peregrino, pág. 75.
“Los que se habían dispersado a causa de la persecución provocada por el caso de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquia, pero sin predicar la Palabra a nadie más que a los judíos. Había, sin embargo, entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, los cuales, al llegar a Antioquia, predicaban también a los no judíos, anunciándoles la buena nueva de Jesús, el Señor.
La noticia llegó a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía. Cuando éste llegó y vio lo que había realizado la gracia de Dios, se alegró y se puso a exhortar a todos para que se mantuviesen fieles al Señor, pues era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una considerable multitud se adhirió al Señor. En Antioquía es donde se empezó a llamar a los discípulos ´cristianos´…
Un día, mientras celebraban la liturgia del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: Separadme a Bernabé y a Saulo para la misión que les he encomendado. Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los despidieron. Enviados, pues, por el Espíritu Santo, Bernabé y Saulo bajaron a Seleucia, y de allí se embarcaron rumbo a Chipre.”
(Hechos de los Apóstoles 11, 19-26; 13, 2-4)
Libro del peregrino, pág. 76- 77
“El mismo Dios que constituyó a Pedro apóstol de los judíos, me constituyó a mí apóstol de los paganos. Reconociendo, pues, la misión que se me había confiado, Santiago, Pedro y Juan, tenidos por columnas de la Iglesia, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de comunión: nosotros evangelizaríamos a los paganos, y ellos a los judíos…
Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que enfrentarme abiertamente con él a causa de su inadecuado proceder. En efecto, antes de que vinieran algunos de los de Santiago, no tenía reparo en comer con los de origen pagano; pero cuando vinieron, empezó a retraerse y apartarse por miedo a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron en esta simulación, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por ella.
Viendo, pues, que su proceder no ajustaba a la verdad del evangelio, le dije a Pedro en presencia de todos: Si. tú, que eres judío, vives como pagano y no como judío, ¿por qué obligas a los de origen pagano a comportarse como judíos?”
(Gál 2,2-14)
Libro del Peregrino 77 – 78
Son muchos textos, pero evocan claramente, la presencia de Pedro y Pablo en los mismos lugares que hoy, hemos pisado.

La ciudad de Antioquía, fundada a finales del siglo IV a. C. por Seleuco I Nicátor como capital de su imperio en Siria. Seleuco I había servido como general con Alejandro Magno y el nombre de su padre Antíoco, el cual otorgó a dieciséis ciudades por él fundadas, fue frecuente entre miembros de su familia. Su privilegiada posición geográfica, en el cruce entre las rutas comerciales del levante mediterráneo y del interior de Asia, pronto hicieron que la ciudad alcanzara relevancia comercial. La gran afluencia de habitantes pronto hizo necesaria una expansión de la ciudad al este del barrio original, que constituyó el llamado barrio sirio que, en contraposición a la ciudad primigenia, poblada por colonos griegos, estaba habitado por gentes de orígenes sirio. Una tercera expansión de la ciudad fue llevada a cabo durante el reinado de Antíoco III sobre una gran isla situada en el curso del Orontes. La cuarta y última gran expansión fue promovida por Antíoco IV Epífanes (175-164 a.C.), razón por la cual Antioquía sería apodada a veces "Tetrápolis" (cuatro ciudades). Así, la urbe tendría unos 6 km de este a oeste, y otros tantos de norte a sur.

Por la tarde, más de doscientos kilómetros de viaje para llegar a Adana. Nos encontramos con una grandiosa mezquita, que un industrial y financiero turco, había regalado a la Ciudad (Mezquita Sabanci). Adana, es una de las mayores y más dinámicas ciudades de Turquía, Adana se encuentra a 30 km de la costa, en el límite con la llanura de Cilicia, conocida ahora como llanura de Çukurova, gran extensión de tierra fértil al sureste de los montes Tauro.


Por hoy es bastante,,,, Mañana iremos a Tarso….. Un abrazo y feliz noche. 
Un abrazo a todos los que nos ponéis un comentario, cuando pueda contesto personalizadamente. Oroncio, Carmen, Mª Engracia, Nati Valle y hasta un anónimo. Un abrazo a todos los que estáis pendiente y a toda la comunidad de la Purísima.
                                                                            Juan Antonio

Un poco agotados, pero muy contentos.

18, julio, viernes: SALAMANCA – MADRID – ESTAMBUL – ANTAKYA
“Levántate, y ve en busca de un tal Saulo de Tarso” (Hch 9, 11)
Traslado en autobús Salamanca-Barajas. A las 12.30, vuelo a Estambul en la Cia. Turkish Airlines. Llegada a las 17.20 (hora local). Tour panorámico en autobús por Estambul. A las 00.05, vuelo de Estambul a Antakya. Llegada a las 01.50.


Hemos llegado un poco cansados, pero muy contentos, estamos en nuestro destino, Hatay, son las dos de la mañana hora turca, la una en  España. Antioquía  en cristiano, allí cerca de la frontera de la Siria actual, nace el nombre de cristiano para referirse a los seguidores de Cristo. A los pies de nuestro hotel está el histórico río Orontes. Nace en la parte central del Líbano, atraviesa Siria y fluye hacia el oeste por el sureste de Turquía, en la provincia de Hatay (una región reivindicada por Siria) hasta desembocar en el mar Mediterráneo en el golfo de İskenderun, cerca del puerto de Samandağ.

Nada más salir de Salamanca, no habíamos pasado por Huerta, recordamos a Ricardo y le damos las gracias por su bombones, un abrazo también a su hermana Oti, a Mariano y Conchita. Muy pronto, comenzamos a trabajar el libro del peregrino. Primero un poema de don Antonio Machado:

Al iniciar nuestra peregrinación
Ya estás en pie, caminante,
dispuesto para marchar,
pero es menester que sepas,
caminante, adónde vas.

Ya estás en pie, caminante,
dispuesto para buscar,
pero es menester que sepas,
lo que quieres encontrar.

Recuerda a aquel caminante
que un día también salió,
pero siguiendo una sombra,
el camino equivocó.

Y cuando volvió la cara
la sombra se disipó;
descubrió que estaba solo
pues sólo encontró a su yo.

No creas que es suficiente
tomar al alba el bordón,
ni basta la cantimplora,
el pan o la invocación.

Importa caminar juntos
unidos en el amor,
rompiendo todo egoísmo
que cierre tu corazón

Antonio Machado


En camino se realizó la primera oración de la mañana, la presentaron la primera terna, que está formada por Fátima, María José y Mamen. Presentamos un fragmento de la ambientación del libro del peregrino
Un día el ángel del Señor se dirigió a Ananías, en Damasco, y le dijo “Levántate, y ve en busca de un tal Saulo de Tarso”. Muchos años después, hasta nosotros ha llegado también la voz del Señor con la misma indicación: Poneos en camino y seguid las huellas de Pablo. Por eso, salimos de nuestras casas, dejamos nuestras tareas habituales, abandonamos nuestro país y nos ponemos  en camino hacia Oriente, de donde siempre nos ha venido la Luz.
En barajas, fue una sorpresa encontrarnos con Visa y Paco, nos estaban esperando para darnos un beso y un abrazo. Gracias a los dos y os agradecemos vuestro esfuerzo, en estos momentos nada fáciles para vosotros. Os llevamos en el corazón y os tendremos presente en el camino.

Después de media hora de retraso, salió el avión rumbo a Estambul. Salimos tarde, pero llegamos a la hora. Primera parada, un mirador para disfrutar de la puesta del sol en el “cuerno de oro”.  Histórico estuario a la entrada del estrecho del Bósforo, que divide la ciudad turca de Estambul. Este emplazamiento, que forma un puerto natural espectacular, ha protegido a los griegos, romanos, bizantinos y otomanos y otros barcos durante miles de años. Se trata de un estuario en forma de cimitarra que se une al Bósforo justo en el punto en que el estrecho entra en el mar de Mármara, formando una península en cuya punta está la vieja Estambul.

Por hoy nada más, son las 2:30 de la mañana y necesitamos retirarnos a dormir un poco. Buenas noches y hasta mañana, dejo el itinerario

19, julio, sábado: ANTAKYA – ADANA
“En Antioquia fue donde se empezó a llamar cristianos a los discípulos” (Hch 11, 26)

Antakya (Antioquía de Siria) – Visita a la ciudad antigua – Museo Arqueológico Hatay (mosaicos romanos) – Eucaristía en la iglesia católica de San Pablo – Iglesia ortodoxa de S. Pablo – Castillo de Antioquía (mirador) - Traslado hasta Adana – Visita panorámica de la ciudad (mezquita Sabanci)

jueves, 17 de julio de 2014

Ponerse en Camino





Hoy mismo, un nuevo grupo de Biblia de la Purísima se pone en camino, quiere seguir los caminos de Pablo de Tarso y de las primeras comunidades cristianas, capitaneados por José Manuel Hernández, Párroco y responsable de los grupos de Biblia desde hace más de treinta años. Estas peregrinaciones parroquiales empezaron en el año 1992 en Tierra Santa, y es la segunda vez que se parte tras "Tras los pasos de Pablo y de las primeras comunidades cristianas" en Turquía. La primera fue en el año 2011, del 16 al 29 de agosto, como recordaba José Manuel y los peregrinos de ese año, fue un viaje muy ilustrativo, que nos ha permitido conocer mejor las raíces de nuestra fe y nos ha acercado a los textos del Nuevo Testamento. A la vez, ha supuesto para todos una experiencia religiosa intensa, de la que hemos regresado radiantes y felices.
Desde antiguo el hombre quiere ir más allá de sí, salir de su espacio y encontrarse con Dios. Ya Abraham abandonó su tierra de Ur para ir a la tierra que Dios la había prometido, así también Israel peregrinó por el desierto más allá de Egipto buscado su tierra prometida. Hoy, hay muchos peregrinos y caminantes que hacen el Camino de Santiago, o algún santuario, en Salamanca a Cabrera, muchos movidos por una experiencia intensa de fe, por la devoción, por un voto, por una gracia o simplemente por la salud, recuperada o que se quiere recuperar. Todo eso está muy bien, pero yo estaba pensado en ese otro viaje de la vida más largo y difícil en la búsqueda de Dios, a esa tierra prometido, pero que en ciertos momentos, y de un modo concreto, reposando su profundidad en el estudio de la Biblia, desea dar gracias en el silencio y seguir buscando en medio de las oscuridades de la existencia. 
Esta búsqueda, se ha expresado en todas las culturas como un camino. Mircea Eliade, hablaba del ”homo viator”, al estudiar los desplazamientos humanos en el paleolítico superior, muchos de estos conducían a santuarios. Esta imagen la expresó Jorge Manrique en sus coplas: “Nuestras vidas son los ríos, que van a dar al mar, que es el morir…” Aunque, como cristianos pensamos, que no nos quedamos en el mar, sino que lo cruzamos para llegar a nuestro verdadero hogar, la casa del Padre. La historia de la salvación, nos recuerda el camino de Dios, «mis caminos no son vuestros caminos». Dios que baja al camino del hombre, que lo acompaña, que viene a su encuentro. Es el símbolo de la encarnación en el que Jesús se pone a caminar con nosotros, es el Dios-con-nosotros, con todas las consecuencias de humanización de lo divino, de presencia de lo divino en la historia.
Visitaremos los primeros lugares de los que nos han antecedido en la fe, iglesias, altares, ciudades casi abandonadas, iglesias de hermanos ortodoxos, mezquitas, espacios de fe. Estas iglesias no sólo son creación humana, son más, es como el pueblo ha intentado expresar su fe en una cultura concreta. Podemos citar  Ha mediado entre Dios y el hombre, entre lo espiritual y lo sensible, es una de las maneras simbólicas de expresar lo indondicionado.  Es cierto, otras formas como la filosofía y la teología son más directas, pero en el arte siempre podemos descubrir expresiones de transcendencia, y por lo tanto también una forma de desvelar la verdad, como nos recordaba Heidegger. Ese deseo de ir siempre más allá, de rebelarse antes los límites de la existencia, de reorganizar el todo para entender y ser. En la materia, también se puede descubrir como una experiencia mística, una epifanía de lo divino, es el “misterio del octavo día” como gustan los teólogos ortodoxos.
Nos hablan de paisajes únicos, como la Capadocia, u otros donde se ha buscado no sólo la belleza, ir más allá. La belleza de la naturaleza, también nos desvela en sentido del ser, la montaña, el monte, es el lugar de Dios. Para encontrarse con Él hay que subir, dejar el llano, la cotidianidad. Así nos lo recordaba Moisés en el Sinaí. Detrás de cada montaña, está siempre la casa del Padre, lo recordaba Israel y el propio Jesús. También, que antes de subir a la montaña, deberemos caminar durante largo tiempo por el llano de la medianía, por el llano de la paciencia de la fe.

Luis Cernuda
Peregrino
¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.