SALAMANCArtv al DÍA
Unamuno en la Academia de Santo Tomás
El
profundo mal del catolicismo es el racionalismo. Se quiere llegar a
Dios con la razón, y con la razón se llega a la idea de Dios, no a Dios
mismo…a Dios como realidad trascendente y sentida se llega solo por la
realidad del universo sentido…
Miguel de Unamuno
Se
acerca final de año y todos los salmantinos tenemos una cita con Don
Miguel, recordando aquel 31 de diciembre de 1836, frío y nevado que nos
dejó. Había pasado la mañana leyendo cuentos a su nieto Miguel, recluido
en su casa de la calle Bordadores, la nieve helada de las calles
aconsejaba no salir por el intenso frío que cubría la ciudad. El país se
estaba desangrando en una guerra “incivil”, gritando su esperanza ante
el falangista Bartolomé Aragón, Dios no puede volverle la espalda a
España.
Volviendo
la mirada unos años atrás, recién implantada otra dictadura, la de
Primo de Rivera, Unamuno es invitado a realizar la conferencia de
apertura de la “Academia de Santo Tomás”. Esta se desarrolló la tarde
del 28 de octubre de 1923, presidiendo el acto el prior de San Esteban
fray Daniel de Avellanosa, encargándose le padre
Getino en realizar la presentación. Era una celebración importante, ya
que la Academia celebraba VI Centenario de la Canonización de Santo
Tomás de Aquino, la ocasión merecía un orador e intelectual de
prestigio. La sala está abarrotada y acompañaban en la presidencia al
padre Avellanosa, los catedráticos Cañizo, Población, Peralta, Beato,
Valenzuela, entre otros. Don Miguel de Unamuno disertó durante una hora de política y religión, como correspondía a su anuncio de “sermón laico o civil”, conferencia que levantó fuertes polémicas en algunos periódicos, sobre todo en LA GACETA REGIONAL.
La Academia de Santo Tomás de Aquino fue fundada por el dominico francés Gil de Villanova
en el año 1881, con profesores de la universidad de Salamanca y frailes
del convento de San Esteban. Los dominicos de la provincia de Toulouse
tuvieron casa de estudios en el convento de Salamanca (1880 – 1187),
durante el tiempo que duró su expulsión de Francia. La fundación de la
Academia, respondía a las directrices del Papa León XIII que había
declarado al Doctor Angélico patrono de Universidades, Estudios y
Escuelas católicas, el 4 de agosto de 1880. La Academia quiere ser un encuentro entre profesores y estudiantes universitarios,
suprimidas hacía tiempo las facultades de teología en las universidades
del Estado, debatiendo en ella los problemas vivos de las ciencias y
filosofía moderna. Cuando marcharon los dominicos franceses quedó bajo
la dirección de los dominicos de la provincia de España, que la tomarán
como modelo para implantarla en otras ciudades universitarias del país.
En Salamanca tendrá una vida intelectual notable, llegando a tener
doscientos socios numerarios, entre estudiantes y profesores de las
distintas facultades de la Universidad salmantina. Se presentaban varias
conferencias de profesores de la Universidad y frailes de San Esteban,
pero alternando con las conferencias de los grandes maestros darán otras
los alumnos, en el ambiente de discusión que determinaba el reglamento
de la Academia.
La
relación de Unamuno con los dominicos de la ciudad parte de la primavera
de 1897, cuando de madrugada Don Miguel se refugia en el convento San
Esteban, es el momento álgido de su crisis existencial, sintiéndose
abandonado en las garras del “ángel de la nada”, entre la enfermedad de
su hijo y el silencio de Dios. En esos días surge una amistad con los
frailes del convento que se manifiesta en una importante correspondencia
y la visita asidua a San Esteban y la Peña de Francia. Tenía trato
amistoso con los padres, fray J. Mª Suárez o fray Matías García, fueron
directores, entre otros, de la Academia de Santo Tomás. Unamuno
participará en numerosos actos de la Academia en numerosas ocasiones, se
le invita a decir unas palabras, como la recepción de estudiantes de
Coimbra, o la clausura del curso que hablará de la poesía de Leopoldo
Cortejoso.
Por su
parte, fray Daniel de Avellanosa, en esos momentos prior de San Esteban,
después de su estancia en América, participará de la restauración de la
provincia de Aragón. Cuando llega a Salamanca, tiene un trato cercano
con Unamuno propiciado por la Academia de Santo Tomás. Dará una
conferencia en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, que también
tendrá resonancias polémicas en la prensa local, pero su intervención
fue decisiva para la celebración del Centenario de fray Diego de Deza en
junio de 1923.
La
intervención de Unamuno en la Academia de Santo Tomás en el otoño de
1923, es recogida por numerosos periódicos no solo locales, sino también
nacionales, pero realizará un seguimiento muy detallado por el
periódico EL ADELANTO, que se negará a secundar a LA GACETA cuando surge
la polémica. El padre Daniel Avellanosa hizo un brillante resumen del
discurso de don Miguel y el padre Getino que realizó la presentación de
Unamuno, elogiará de forma significativa su figura. En la conferencia
Unamuno criticará los símbolos religiosos utilizados por el poder
político (Santiago matamoros y la Virgen del Pilar), hace una referencia
a la dictadura de Primo, comentando que se debe respeto a la
autoridad, en efecto; pero este acatamiento hecho a la autoridad, no
excluye la libertad para la crítica de sus decretos. Que cuando la
autoridad ordena algo inconveniente, se cumple, pero a la vez se
protesta de aquella inconveniencia que se le obliga a uno a cumplir. Unamuno citará a Santo Tomás, afirmando que la promulgación de una ley no es su sola publicación, sino su justificación, su explicación... La fuerza no es nunca duradera, no sienta nunca bien… Haciendo referencia al dictador, se pregunta, ¿No
era usted de Costa, de aquel hombre que pedía un cirujano de hierro? –
Tenga usted en cuenta – hay que contestar – que cirujano no es matarife,
y que la espada no es bisturí.
La
conferencia provoca en algunos sectores de la prensa, no solo local, que
apoyan la dictadura de Primo, una fuerte polémica, encabezada por las
críticas, rayando el insulto de LA GACETA. La directiva de la Academia
se tiene que reunir de urgencia ante la polémica y sacar un comunicado,
incluso se pensó denunciar a LA GACETA. Las críticas de este periódico,
no solo van dirigidas al discurso de Unamuno, también contra los frailes
de San Esteban, organizadores del acto, criticando que se habían mofado
de las tradiciones religiosas. Las citas de Unamuno a lo religioso, no
estaban fuera de la más estricta ortodoxia, pero tenían sus
connotaciones políticas. Don Miguel había propuesto tener otros
sentimientos como hombre y ciudadano, más allá de los sentimientos
raciales, comentó que Santiago Apóstol, al que se le llama
Matamoros, no mató nunca a nadie, ni, acaso, montó a caballo. Sólo
Jesús, cuando entró en Jerusalén, montaba en un asno. De la Virgen del
Pilar, dice la copla, que “no quiere ser francesa”; pero la Virgen ni es
francesa, ni es española, porque su patria no es de estos mundos. Criticará
la utilización del sentimiento religioso, para crear una forma de
nacionalismo o bien para hacer las guerras. Posiblemente, pudo exacerbar
más los ánimos de la prensa, la intervención final del padre
Avellanosa, que no solo colmó de elogios a don Miguel, le llamará águila
que se eleva sobre las nubes, hiriendo a sus contrincantes que como las
cucarachas no sabían elevarse sobre el suelo. El prior subrayó que era
necesario que debatiesen los estudiantes, sobre temas religiosos y
humanos, ya los intelectuales pueden discutirlo todo. Posiblemente
detrás de su discurso estaba defendiendo las tesis modernistas, donde se
podían discutir incluso los dogmas de fe, siempre que se realizan con
buenas formas y buena intención.
En la
reunión de la directiva de la Academia para contestar a LA GACETA, el
catedrático José Pascual Vila propone que lo que tiene de ofensa el
artículo del periódico se desprecie, dando una nota de cordura y no
contestar al insulto con el insulto. Propone que se recojan en un álbum
de firmas de los señores catedráticos y académicos que acudieron a la
conferencia, en desagravio al padre Avellanosa y al señor Unamuno, lo
que fue aprobado por unanimidad. Se descarta denunciar a LA GACETA y la
Academia saca una nota defendiendo a Don Miguel, afirmando en ella, que
el que el señor Unamuno estuvo respetuoso con todos los dogmas,
confesó algunos, y si las frases no tuvieron todo el arte escolástico de
otros conferencistas, eso no es cosa de tomárselo a mal y dada su forma
corriente de expresarse y nuestro propósito de atraerlo al bien…. Las
veces que el señor Unamuno habló en ella fue respetuosísimo, y nosotros
le veíamos pensando más en eso que en las conferencias del Ateneo,…
Fue una
valiente respuesta de fray Daniel Avellanosa, su Director y Carlos de
Anta, el Presidente de la Academia, quienes firman la nota. Meses más
tarde en pleno delirio dictatorial, militarizando la política e imitando
el fascio italiano, limitando las libertades, Unamuno será destituido
de todos sus cargos, privado de la cátedra y confinado en la isla
Fuerteventura. Don Miguel, por su parte, se niega asumir la dirección de
los intelectuales disconformes con la dictadura, la petición había
partido de Azaña a través de su cuñado. No quiere encabezar ningún
grupo, pero se mantiene en la vanguardia de los que se esfuerzan por traer la república, como afirma en un artículo parcialmente censurado de la revista España.