jueves, 11 de diciembre de 2014

Entrevista a Fructuoso Mangas



PÁRROCO DE LA PURÍSIMA DURANTE 40 AÑOS
Fructuoso Mangas: "Queda mucho para que la Iglesia responda a las necesidades de la sociedad actual"
Uno de los sacerdotes más activos de la ciudad habla en SALAMANCArtv AL DÍA del significado de la fiesta de la Inmaculada Concepción y de otros temas relacionados con la institución eclesial como el papel de la mujer, el celibato, el alejamiento de los jóvenes o la falta de vocaciones
Fructuoso Mangas junto a una imagen de la iglesia de La Purísima, a la que ha estado ligado como párroco durante 40 años
Durante 40 años ha sido uno de los párrocos de La Purísima y ahora, ya jubilado, mantiene una incesante actividad social y cultural. Es Fructuoso Mangas, un sacerdote salmantino ligado a Manos Unidas desde hace cinco décadas, pionero en la defensa del derecho a la vivienda, ayudando a las familias más humildes de la ciudad ya en la década de los 60, y defensor de la apertura de la institución eclesial con el actual Papa, aunque reconoce que “queda mucho para que la Iglesia responda a las necesidades de la sociedad actual”.
Del celibato a la Purísima Concepción, pasando por el papel de la mujer en la institución eclesial, el alejamiento de los jóvenes de las iglesias o la falta de vocaciones, Mangas responde sin tapujos a todas estas cuestiones en la siguiente entrevista que les ofrece SALAMANCArtv AL DÍA
¿Qué se celebra el 8 de diciembre?
Se celebra la memoria cristiana de la Concepción de María sin mancha de Pecado, por eso se llama Fiesta de La Purísima o de la Inmaculada. La fiesta es antigua, pero su sentido teológico fue una cuestión muy discutida, a veces con sorprendente virulencia, durante siglos y a todos los niveles. Por ejemplo, el rey Felipe III tuvo que obligar a los profesores de la Universidad a que afirmaran la Inmaculada Concepción de María amenazándoles con no recibir la paga de su cátedra y así lo firmaron casi todos al cabo de dos años de insistencias y presiones el 28 de octubre de 1618 en solemne ceremonia en la iglesia de las Úrsulas, porque el rector de la Capilla universitaria, dominico y lógicamente “maculista”, no consintió que se hiciera allí, aunque hoy irónicamente se recoge la escena en el cuadro que la preside. Finalmente fue proclamado este dogma por la Iglesia en 1854. De hecho la iglesia de La Purísima, como reza la lápida de dedicación en el presbiterio, fue construida para defender este dogma contra los que lo negaban.
¿Tiene la mujer el sitio adecuado en la Iglesia?
Es evidente que tiene un sitio amplio y de mucha influencia concreta. Pero supongo que la pregunta se refiere a su acceso al sacerdocio o al episcopado. En esto se comprende la historia pasada, pero no es fácil entender la situación actual de negarle el acceso al sacerdocio. Y sí, hoy la mujer tiene mucho sitio en cualquier espacio de la Iglesia, pero no todo el que debiera tener, en mi modesta opinión y en la de mucha gente.
¿Qué le parece la actual etapa de la institución eclesial, con el Papa Francisco al frente?
Hacía mucha falta esta apertura y este nuevo modo de situarse ante el evangelio, ante la gente y ante el mundo. Y me parece muy bien.
¿Da respuesta la Iglesia a las necesidades de la sociedad actual?
Para eso queda mucho camino, porque no basta con que cambie el estilo de un papa (no soy muy “papista” en estas cosas), tenemos que cambiar nosotros, especialmente obispos y sacerdotes y religiosos, y nuestras estructuras y nuestros objetivos y nuestros métodos y nuestros medios y hasta en parte nuestro espíritu. Es un cambio total de época y no hay otra opción. Ahí es nada lo que queda… Aunque por algo y por alguien se empieza, claro.
¿Se están vaciando las iglesias?
Sí, especialmente de jóvenes y de adultos jóvenes; las bajas mayores son entre 15 y 40 años. Basta asomarse y se comprueba. El fenómeno, generalizado en toda España, tiene muchas y muy diferentes causas, unas internas, las más dolorosas para nosotros, y otras externas que además influyen en otros niveles y prioridades de la gente de esas edades. Es lo que hay, pero hay que verlo, entenderlo y buscar respuestas. Y esto tampoco lo acabamos de hacer con el rigor que necesita. Es lo que intenta lo que llamamos en Salamanca la Asamblea diocesana que está en sus primeros pasos y durará dos años.
¿Por qué no hay vocaciones?
Entiendo, con desasosiego que así suceda, porque no responde la Iglesia y los que en ella somos más visibles a las preguntas y valores de la gente joven, sin entrar ahora en matices, y también porque la sociedad actual con toda su tramoya, no retiro la palabra, hace muy difícil la simple pregunta por una misión así y mucho más una respuesta positiva.
¿Qué habría que hacer para cambiarlo?
En cada diócesis se trabaja intensa y extensamente en esto, casi siempre con resultados muy escasos; en Salamanca hay ahora dos seminaristas, dos jóvenes mayores estudiando ya teología. Y no tengo soluciones ni recetas, ya hubo en el siglo XIX algún año en el que sólo se contaba en Salamanca con un seminarista; en esto influye mucho la misma sociedad, los valores inmediatos de cada generación y muchas cosas más. Y por supuesto nuestro testimonio, el de los sacerdotes, y el de la Iglesia. Lo he dicho públicamente muchas veces, mi mayor tristeza como cristiano y como cura es que nadie haya querido seguir al menos en su mejor parte mis pasos de sacerdote, aun habiendo acompañado a cientos y miles de jóvenes. Es dura cosa.
¿El voto de castidad es un lastre?
Bueno los curas no tenemos voto (los religiosos sí), sólo tenemos una promesa de celibato hecha solemnemente ante nuestro obispo. Y estoy seguro de que normalmente no es un lastre, aunque tenga su peso y aunque en la botica de la Iglesia haya casos para todo. Es una fidelidad dura como otras fidelidades de importancia que puede haber en la vida como la matrimonial o la de los hijos o los padres… Quizás hoy, y digo quizás porque no estoy seguro, es más duro, pero te da una libertad social y una desenvoltura cristiana que valen lo suyo. “Profesionalmente” me parece bien.
¿Usted, porqué decidió dedicar su vida a la Iglesia?
No sabría decirlo así, en palabras concretas, aclarando que la vida yo no se la dedico a la Iglesia sino a la gente y a Dios, otra cosa es que eso lo hago en un espacio humano concreto que es la Iglesia. No es lo mismo aunque lo parezca. Y en la decisión anduvieron siempre las dos cosas juntas, tanto Dios como la gente. ¡Y no por falta de que no pudiera elegir otros caminos más “productivos”!, que conste.
Repasando su trayectoria, ¿cuál cree que ha sido su principal aportación a Salamanca? Ah, poca cosa, soy un simple cura diocesano. Si tuviera que recordar algunos detalles, pondría mi acompañamiento largo y variado en tantos años a miles de salmantinos en muchos pasos de su vida, como persona y como cura. Y la verdad es que no conozco profesión más agradable que ésa. Suerte mía. Y necesariamente añadiría, con humildad si hace falta, el servicio social prestado a muchas familias pobres en dificultades de vivienda, en aquellos años negros de los 60, 70 y 80, cuando esas cosas ni salían en los papeles. Fueron muchos millones de pesetas sacados con esfuerzo y empleados con dolor y dedicación en la ayuda y en la defensa de cientos de familias salmantinas que se iban asentando en San José, Ciudad Jardín, Tejares o Pizarrales. Acabé siendo especialista en viviendas, en financiación bancaria y en desahucios. Incluso me queda todavía en ese campo cierta capacidad especial.
¿Cuánto tiempo ejerció como párroco de La Purísima?
José Manuel y yo, porque éramos los dos párrocos a la vez, hemos estado en La Purísima más de 40 años; es quizás un caso único en medio mundo, por la duración y por estar dos sacerdotes a la vez como párrocos en la misma parroquia.
¿Qué tiene de particular esta parroquia?
No sé bien a qué se refiere la pregunta; es una parroquia de tantas. Quizás se podrían poner algunos matices: la iglesia es de lo más hermoso que se puede ver y con una colección de pintura que la hacen única, sorprendente e inagotable. Lo digo después de estar en ella todos los días durante cuarenta y pico de años; por otro lado al estar a cargo de dos sacerdotes, al menos trabajadores y entusiasmados, durante tantos años ha hecho que acabe siendo una parroquia con perfiles especiales, con un laicado poderoso y abundante… y muchos detalles más que no soy yo el indicado para decirlos.
Y ahora, ¿cómo es la vida de un párroco jubilado?
Bueno, hay muchas cosas que hacer. Tengo dos campos de amplio trabajo a los que espero dedicarme más en cuanto pueda, y son Manos Unidas, la ONGd a la que pertenezco muy activamente desde hace 50 años, y la Residencia de San Rafael pues soy presidente de la Fundación de la que depende. Y además escribo, leo, pienso, me dedico a la foto digital y… en cuanto pueda vuelvo a pintar. Y además espero, ¡por fin!, asistir a conferencias, no perderme ninguna exposición y pasear sin prisa por la ciudad saludando a los amigos o a quien se tercie. ¡Que Dios me dé salud para disfrutar de tanta cosa buena!
Y no puedo menos de decir en alto mi agradecimiento a tantas personas, de toda clase, edad, cultura y condición, que he conocido y que me han ayudado a ser lo que hoy humildemente soy. Por ellos me siento afortunado y puedo estar hoy y aquí respondiendo a esta entrevista.
Interior de La Purísima en una de las muchas celebraciones oficiadas por Fructuoso Mangas

lunes, 8 de diciembre de 2014

Larga historia (para leer el día 8)




Hace ya largos años hice mi tesina en Lenguas Clásicas sobre un “alcalde” de Estrasburgo del s. XV, Sebastian Brant, humanista, jurista y escritor (el de La nave de los locos, de larga influencia después).    Y mi trabajo consistió en analizar e interpretar los insultos, entonces en latín, claro, que con palabras nuevas él inventaba, en sus bandos municipales, a veces con muy soeces connotaciones, contra los vecinos de la ciudad que se manifestaban “maculistas”, partidarios de que la Virgen María había nacido como todos los humanos, con el pecado desde el origen.
Es una curiosa muestra de la enorme beligerancia que durante siglos hubo en toda Europa sobre este tema entre toda clase de gentes, unos partidarios de María nacida sin pecado, purísima e inmaculada, asesorados sobre todo por agustinos y franciscanos, y otros defendiendo lo contrario, siguiendo el pensamiento de dominicos y jesuitas.
En Salamanca hay también un testimonio bien visible de esa contienda entre teológica y social, es la iglesia de La Purísima levantada por el Conde de Monterrey, virrey entonces de Nápoles y militante activo a favor de la Concepción Inmaculada y Purísima de la Virgen María. Por eso encarga a Ribera el cuadro que preside la Iglesia y, como reza la larga inscripción que en el presbiterio declara las intenciones y razones de la construcción, “esta iglesia se levanta para que todos en todo el mundo confiesen y proclamen a la Virgen María como Inmaculada, limpia de pecado original”. Mañana puede ser un buen día para visitar por la mañana esta obra de piedad y de arte.
Y hay más hechos en Salamanca relacionados con este dogma de la Inmaculada. Uno es un detalle que se discute pero que es probable: un “maculista” fanático rompió la cartela que rodeaba la imagen de la Virgen que está en el parteluz de la puerta occidental de la Catedral nueva porque contenía un texto alusivo a La Inmaculada. Aunque el mayor suceso en nuestra ciudad sobre esta cuestión tuvo lugar el 28 de octubre de 1618 en la iglesia de las Úrsulas. La cosa tiene su historia y la resumo.
La Universidad de Salamanca no acababa de acordar el voto a favor del dogma como pedía Felipe III en repetidas cartas apremiando a hacerlo a los maestros de teología, a los rectores de los cuatro colegios mayores y a todos los colegiales, pero el peso de los dominicos retrasaba el cumplimiento de la Orden real. Hasta que el rey amenazó con retirar la paga y las subvenciones reales y ante este apremio se firmó el documento, después de larga procesión que partió de San Francisco, pasó por la catedral y acabó en las Úrsulas. Porque el Juramento no se hizo en la Capilla de la Universidad, ante la firme negativa del Capellán, dominico, sino en las Úrsulas que al fin y al cabo tenía como titular a la Purísima Virgen María. La ironía viene porque la escena de las Úrsulas está recogida muy fielmente en el cuadro que desde entonces preside la Capilla universitaria. Allí aparece poniendo su firma el entonces maestreescuela de la Universidad Don Francisco Arias Maldonado.
Siglos más tarde, el 8 de diciembre de 1854, por fin se declaró como dogma católico la Inmaculada y Purísima Concepción de la Virgen María, que nació según antigua tradición de Ana y Joaquín, en Jerusalén. De todas formas, sea como sea, lo más importante es que todos echemos de nuestra vida todo mal y todo lo que ofende a Dios y/o va contra el prójimo. Amén.





jueves, 4 de diciembre de 2014

Apología de un tiempo oportuno




Juan Antonio Mateos Pérez
El domingo entramos en tiempo de Adviento, no sólo es un momento en el calendario en el suceder de la vida de un creyente, es un kairós, un tiempo oportuno y favorable. No tiene un carácter cuantitativo, es más bien cualitativo, se comprende mejor al vivirlo que al pensarlo o al escribirlo, es el tiempo de Dios. Este tiempo corresponde a la economía de la salvación, son momentos irrepetibles, en continuidad con la historia, pero que transforma y empuja esa historia,  como la encarnación, la pascua y resurrección.

El Adviento es un kairós, su centro está en la encarnación de Dios, en la presencia de lo divino en la historia, un Dios que se abaja y está con nosotros con todas las consecuencias. Este acontecimiento representa la plenitud de los tiempos, determina el centro de la historia en sentido cualitativo.
El Adviento tiene su  propia historia, ante esa realizad tan importante para un cristiano que cambia el sentido de la historia y de su existencia, en el siglo IV se empieza a dedicar unos días a la preparación de la Navidad. En el concilio de Tarragona, los fieles desde el 17 de diciembre, durante 21 días debían acudir diariamente a la Iglesia. En el concilio de Tours, los monjes de la Galia, debía de ayunar todo el mes de diciembre hasta Navidad. Tanto en Hispania, como en las Galia, este tiempo tenía en su origen un carácter ascético y penitencial, hasta el punto que llegó a ser considerado como pequeña cuaresma. Cambiará su sentido en el siglo VI, cuando es introducido en la liturgia romana, que lo concibió como un tiempo de gozo y esperanza ante la venida del Señor. Pero el carácter penitencial se mantendrá en el tiempo (de ahí el color morado de las vestimentas de adviento, iguales que en la cuaresma). Así en occidente, tendrá un doble sentido, tiempo de preparar la manifestación histórica de Dios y por otro, el tiempo escatológico, el fin de los tiempos. Es tiempo de preparación de la Navidad y tiempo de esperanza y expectativa de la segunda y definitiva venida de Jesús.
Desde el primer domingo de adviento hasta el 16 de diciembre se resalta más el aspecto escatológico, orientando el espíritu hacia la espera de la venida definitiva de Jesús. Del 17 al 24 de diciembre, todos los textos de la eucaristía se orientan más directamente a preparar la Navidad. Serán protagonistas tres figuras bíblicas: Isaías, Juan el Bautista y María. En Isaías resuena el eco de la esperanza que anima al pueblo de Israel en tiempos difíciles. Juan el Bautista es el precursor del Mesías anunciado, prepara sus caminos y sintetiza toda la historia anterior de Israel. En medio del tiempo de Adviento se celebra la fiesta de la Inmaculada, ella forma parte del misterio de la encarnación y redención de Jesús. Se ve en María la imagen de la Iglesia y esposa de Cristo.
La esperanza tiene que ver con la salvación, con esa iniciativa de Dios, que da un sentido a la realidad personal, social y cósmica. Esta esperanza abarca la totalidad de lo real. Estamos hablando de unos contenidos, que son iniciativa de Dios, no del hombre, aunque en colaboración con el hombre, que le ha entregado el orden del mundo. La esperanza, es esperar lo imposible, incluso contra toda esperanza, esperar a pesar de todo. También nos recuerda nuestra fragilidad y pequeñez en ese orden que cuidamos poco. La esperanza, no sólo tiene una dimensión temporal y futura, es una esperanza hacia el otro y al Otro. Apertura y desvelamiento de Dios y, apertura al hermano y sobre todo a los que más sufren o han sufrido. La esperanza tiene poder renovador de la vida y transformador del mundo. Desde aquí, se pone en marcha el dinamismo de la esperanza, que es fe y caridad. La esperanza impulsada por el amor y la caridad, a pesar del dolor y del mal, asume y transciende la historia, el tiempo y la muerte.
Esta esperanza y lo que significa recibir el don de la Buena Noticia, se resume en el tiempo oportuno de la Anunciación a María, en un Fiat de una mujer sencilla de Nazaret. Una mujer que desde niña leía y meditaba la palabra, los profetas y la esperanza de todo un pueblo. Ella se abandona al Misterio que la supera y la trasciende, experimenta un encuentro, desde su libertad, de adherirse al amor de Dios. Puede aceptar que su querer se identifique con el querer del Otro. Eso es el amor. Te acepto a ti, tú eres mi Dios. Esa experiencia de anuncio y de respuesta, se da siempre en el tiempo oportuno, en el Kairós de Dios.

Lento pero viene
el futuro se acerca
despacio pero viene
hoy está más allá
de las nubes que elige
y más allá del trueno
y de la tierra firme
demorándose viene
como flor desconfiada
que vigilara al sol
sin preguntarle nada
lento pero viene
el futuro se acerca
viene con proyectos
y bolsas de semillas
con ángeles maltrechos
y fieles golondrinas
despacio pero viene
sin hacer mucho ruido
cuidando sobre todo
nuestros sueños prohibidos
los recuerdos yacentes
y los recién nacidos
lento pero viene
el futuro se acerca
despacio pero viene
ya casi está llegando
con su mejor noticia
con una estrella pobre
sin nombre todavía
lento pero viene
el futuro real
el mismo que inventamos
nosotros y el azar
cada vez más nosotros
y menos el azar
lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene
lento pero viene
lento pero viene
lento pero viene
Mario Benedetti, “Lento pero viene”, Cotidianas (1978-1979)
Amanece en la ciudad. J.A. Mateos