Juan Antonio Mateos Pérez
SALAMANCArtv al DÍA
Haz
de la religión un arma inaccesible para los que indebidamente se
apoderan de ella y cuyo propósito es utilizar la religión para fines
propios.
Ali Shariati
Todas
las religiones tienen el mismo potencial para desarrollar versiones de
teologías progresistas y liberadoras, capaces de integrarse en las
luchas contrahegemónicas en contra de
la globalización neoliberal.
Boaventura de Sousa Santos
Escribimos estas líneas en el
“Día Mundial de los Refugiados”, un necesario recuerdo a pesar
que las instituciones europeas viven de espadas a esta realidad trágica.
Un día para hacer visible esta realidad, aunque las ONGs del mundo, así
como los Medios de Comunicación, han venido
denunciando la ausencia de ayuda y cierre de fronteras, dónde miles de
personas se desplazan huyendo de una muerte segura buscando un lugar de
paz y acogida para ellos y sus hijos. En este 2016, cada día para muchos
ciudadanos, ha sido el día de los refugiados,
que ven impotentes como las instituciones europeas siguen con su
política de disuadir a estas personas en vez de darles la protección y
la ayuda que necesitan. Una política vergonzosa que descansa sobre un
pacto entre la CEE y el gobierno de Turquía, donde
a cambio de fuertes sumas de dinero y que los ciudadanos turcos viajen a
Europa sin visado, se comprometieron frenar y a recoger a los
refugiados expulsados. Así están las cosas en Europa, la pregunta es qué
pasará en Kenia y en los numerosos campos de refugiados
de la pobre África.
Llevamos
cinco años de horror en Siria y la comunidad internacional no se ha
tomado en serio la protección de la población civil. Se pide desde los
diferentes organismos de ayuda como
Amnistía Internacional (AI), Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR),
Save the Children y Oxfam Intermón, que tomen medidas
para acabar con la impunidad por los crímenes de guerra y lesa humanidad
cometidos por ambas partes del conflicto. Las cifras abruman si
pensamos que detrás de ellas hay personas que sufren,
250. 000 han perdido la vida, más de 11 millones de personas se han
visto obligadas a abandonar sus casas. Unas 500.000 personas están
sitiadas dentro de Siria, subrayamos también la utilización de la
tortura masiva (el día 26 de junio es el Día Internacional
contra la Tortura), crímenes de guerra, así como el desplazamiento de
cientos de personas hacia Europa y otros países, nunca visto desde la
Segunda Guerra Mundial.
En España
hay 16.400 peticiones de protección internacional pendientes de
resolución, en el 2015 lograron el estatuto de refugiado sólo 220
personas y en el 2014 no concedió por razones humanitarias
el estatuto a ninguna persona. Los acuerdos de nuestro país con la CEE,
donde se comprometía para este año a la acogida de cerca de 16.000
refugiados no se ha cumplido, la pregunta es
¿dónde están estos refugiados? Parece un insulto a la conciencia, ya que se trata de humanidad y justicia. Los diferentes ONGs españolas promueven la campaña
Hospitalidad, basada
en una cultura de solidaridad e inclusión con las personas inmigrantes y
refugiadas. Piden alzar la voz y pedir a los representantes políticos
protección y
acogida YA.
En diez puntos recogen la petición, subrayando que salvar vidas debe
ser prioritario, así como abrir vías legales y seguras para dar
alternativa a las personas refugiadas e impedir el negocio
lucrativo de las mafias, cumplir la reubicación, hacer efectivo el
reasentamiento, conceder asilo, respetar la dignidad y los derechos,
reforzar la ayuda humanitaria, contribuir a la paz, posibilitar la
integración y crear hospitalidad.
Nuestras sociedades neoliberales están dominadas por el concepto de
autonomía individual, está tan arraigada esta idea que se ha elevado al principio de verdad.
Según esta corriente política, los individuos estarían hechos así
mismos, cuyas oportunidades vitales dependen de ellos mismos. Pero
esta idea no es más que el producto de una ideología que refuerza el poder dominante en la sociedad,
operando como un apoliticismo normativo. Es la forma ideológica de un
poder muy concentrado, donde el 1 % de la élite domina al 99% de la
población mundial empobrecida. Sabemos nadie en la sociedad depende
realmente de sí mismo para las tareas elementales y además no existe
autonomía sin condiciones de autonomía y éstas están desigualmente
repartidas. Vivimos en una sociedad donde los más presionados
para ser autónomos son los que están más privados de serlo. Y lo que es
peor,
las injusticias sociales y el más injusto sufrimiento humano, no parecen generar indignación moral ni voluntad política para combatirlos de forma equitativa y justa.
Toda esta
situación nos mueve a la reflexión sobre los derechos humanos y su
hegemonía global. Parece que estamos asistiendo a una fragilidad esos
derechos, que están siendo utilizados para reproducir
este orden o desorden del neoliberalismo reinante y operante. La mayor
parte de la población
no constituye el sujeto de los derechos humanos, más bien el objeto de los discursos sobre los derechos humanos. Los derechos humanos tienen una doble genealogía en occidente (B. de
Sousa Santos), por una lado una genealogía abisal, que han
dividido el mundo desde en sociedades metropolitanas y coloniales. El
discurso sobre los derechos humanos estaba destinado a prevalecer a este
lado de las sociedades metropolitanas, negando
o tapando cualquier discurso emancipatorio. Lejos de desaparecer esta
ideología al finalizar el colonialismo político, continúa existiendo a
través del neocolonialismo, el racismo, la xenofobia, etc., donde los
discursos sobre los derechos humanos han servido
para garantizar esta continuidad. A este lado de la línea, tienen una
genealogía revolucionaria cuyo origen están en la emancipación de la
Revolución francesa y americana en base a la ley y el derecho, que se
adecuaba perfectamente al individualismo burgués
en auge, inherente tanto a la teoría liberal como al capitalismo.
En nuestras sociedades globalizadas, ante esa ideología que refuerza su poder, se debe luchar por unos
derechos humanos contrahegemónicos, basados en la lucha
contra el sufrimiento humano injusto concebidos como una realidad
amplia y abarcando la naturaleza como parte integrante de la humanidad.
El siglo XX, ha demostrado su antihumanismo que
ha contribuido a trivializar y silenciar tanta degradación humana
causada por la dominación capitalista y por otras formas de dominio
conniventes con ella, como son el sexismo y el racismo.
Otra fuente
de antihumanismo es la cultura de la llamada “muerte de Dios”,
centrada en la infinita capacidad humana para transformar la sociedad,
hizo a Dios una realidad superflua. Pascal se percató
que sin Dios, esa capacidad era potencialmente destructiva, para él
constituye la forma más elevada del pensamiento humano.
Privar a los seres humanos del pensamiento de Dios equivaldría a privarles del cuidado de los demás seres humanos.
Dios y la
religión parecen que están de vuelta en el siglo XXI, pero la forma en
la que las religiones y las teologías conservadoras e integristas
proliferan hoy vuelve a Dios tan superfluo como el
Dios de la modernidad occidental. Aquí queremos subrayar una práctica
religiosa y un Dios que se revela en el sufrimiento injusto de los seres
humanos, en las experiencias de vida de todas las víctimas, en toda
opresión y discriminación. El Dios de la misericordia,
el Dios de Jesús, es el Dios que se revela contra el sufrimiento y lucha
por una humanidad emancipada y justa. El retorno de Dios sólo puede
vincularse con la dignidad humana en diálogo con los derechos humanos,
para poder desarrollar prácticas verdaderamente
interculturales y emancipatorias.