domingo, 14 de julio de 2013

Peregrinar, algo inherente a nuestra fe


"Al final de los tiempos hacia ella aluirán todas las naciones, vendrán pueblos numerosos..." (Is. 2, 1-3)

"No tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la ciudad del futuro" (Hbr. 13, 14)

"La ciudad santo, la Jerusalén celestial, no necesita sol ni luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios y su antorcha es el Cordero; a su luz caminarán todas las naciones" (Ap.21, 23-24)


"¡Siempre adelante! es una de las consignas que mejor puede resumir el espíritu y la mística de la experiencia creyente cristiana....
Por eso nosotros nos identificamos como "un pueblo que camina..."


ROMERO SÓLO...
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
          Sensibles a todo viento
          y bajo todos los cielos,
          poetas, nunca cantemos
          la vida de un mismo pueblo
          ni la flor de un solo huerto.
          Que sean todos los pueblos
          y todos los huertos nuestros.


León Felipe


Desde antiguo el hombre quiere ir más allá de sí, salir de su espacio y encontrarse con Dios. Ya Abraham abandonó su tierra de Ur para ir a la tierra que Dios la había prometido. Así también, Israel peregrinó por el desierto más allá de Egipto buscado su tierra prometida. O el peregrinar de Jesús, que no tenía lugar donde reclinar su cabeza... El peregrinar es una búsqueda, un discernimiento que dura toda una vida, hasta llegar a esa tierra prometida. Para Abrahan, fue Palestina; para Odeseo fue Ítaca; para Israel fue la tierra de Canaán; para Jesús llegar al Padre; para nosotros hasta que llegemos junto a la casa del Padre, esa nueva Jerusalén, es abrir camino....

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