domingo, 3 de abril de 2016

Un adiós con ECO












Juan Antonio Mateos Pérez
SALAMANCArtv al DÍA    

El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee
Umberto Eco
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Columna de opinión de SALAMANCArtv al DÍA

La semana pasada fallecía Umberto Eco, uno de los intelectuales más reconocidos y globalizados de nuestro tiempo junto con Noam Chomski. Saltó a la fama no tanto como filósofo o semiólogo, sino como literato con sus dos grandes  best sellers, El nombre de la rosa o El péndulo de Foucault. Para los jóvenes universitarios de los años 80, leímos más que sus obras filosóficas un libro sencillo y práctico, Cómo se hace una Tesis. Técnicas y procedimientos de estudio, investigación y escritura, donde intentaba orientar a los alumnos en la investigación científica y sobre todo en la Tesis doctoral, un libro de primeros auxilios. Luego llegaron otros libros, La estrategia de la ilusión (1986); Los límites de la interpretación (1990); El superhombre de masas (1995) ¿En qué creen los que no creen? (1996), diálogo epistolar sobre la ética con el cardenal Carlo Maria Martini; Kant y el ornitorrinco (1999); La historia de la belleza (2005), La nueva Edad Media (2010),  etc.  Su último libro es una  novela periodística,  Número cero (2015),  es una reflexión y una fuerte crítica contra el periodismo, internet y la mentira, la corrupción y la lucha por el poder.
Nació el 5 de enero de 1932 en la ciudad del Piamonte de Alessandria, se educará en los Salesianos, realizando su carrera universitaria en la Universidad de Turín. Su Tesis doctoral la realiza sobre el problema estético de Santo Tomás de Aquino, un tema fecundo en su obra que irá desarrollando en otros escritos estéticos y de filosofía del lenguaje. Trabajará como profesor en las Universidades de Turín, Florencia, Milán, acabando siendo catedrático de semiología en Bolonia. En 1999 es nombrado presidente de la Escuela Superior de Estudios Humanísticos de Bolonia y en 2002, presidente del Consejo Científico del Instituto Italiano de Estudios Humanísticos. A lo largo de su carrera mantiene una sorprendente capacidad de innovación como pensador y como novelista. Las líneas de su investigación y pensamiento son la semiótica, la estética, el lenguaje del arte y la literatura, la lógica y la teoría de la interpretación.
Numerosos Universidades del mundo concedieron a Umberto Eco el doctorado honoris causa, ha ganado importantes premios  en los que destaca en España el premio Príncipe de Asturias de Comunicación, era uno de los 17 sabios del Foro de la Unesco. En el 2015, cuando recoge uno de sus últimos premios, el título honorífico de “Comunicación y Cultura” en Turín, aparece uno de los últimos titulares del escritor: Estamos asistiendo a la invasión de los idiotas. Las redes sociales dan derecho hablar a legiones de idiotas, promoviendo al tonto del pueblo a ser portavoces de la verdad. Es una llamada de atención a filtrar las informaciones de internet, dándose por válido muchas informaciones que no se saben su origen y procedencia. Internet es el lugar donde se están disputando las noticias, las ideas, la verdad.
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Para los que andamos detrás de la filosofía y la religión, seguimos muy de cerca el diálogo epistolar entre Eco y el Cardenal Martini, promovido por la revista Liberal, que más tarde se editaría en forma de libro, ¿En qué creen los que no creen?. Los dos interlocutores se intercambiaron ocho cartas, donde los temas tratados fueron de tal envergadura y de tanto éxito en Italia, que atrajeron al debate otros pensadores como Enmanuel Severino, Claudio Martelli, Eugenio Scalfari,  Indro Montanelli, Vittorio Foa y Claudio Martelli. En el diálogo entre Umberto Eco y el Cardenal Martini, se trataron numerosos cuestiones de interés: El fin del mundo y la esperanza en el futuro, la vida humana y el aborto, el sacerdocio de las mujeres, los laicos en la Iglesia, la falta de fe, la base de la ética. Umberto Eco, comentaba que le parecía evidente que la persona que no ha tenido la evidencia de la transcendencia, o la haya perdido, lo único que puede dar sentido a su propia vida y a su propia muerte, es el amor hacia los demás, el intento de garantizar en cualquier otro semejante una vida visible incluso después de haber desaparecido. El libro se cierra con la intervención del Cardenal Martini, donde comenta que la ética precisa de la verdad, alabando el debate y el estímulo para una reflexión común sobre el sentido del deber, de los ideales éticos que todos sentimos o nos inspiramos independiente de las posiciones que tomemos. La ética, sea laica o trascendente, en ella emerge una esfera del significado fundamental de la vida que patentiza el sentido del límite,  de la esperanza, del bien, más allá de cuál sea el fundamento en que basemos tal creencias.
Desde aquí queremos recordar ese anhelo de Umberto Eco, hacia la vida, la verdad, la ética y sobre todo el diálogo fructífero con la cultura. Un adiós con retorno. Gracias.

martes, 29 de marzo de 2016

Misioneros dominicos denuncian violación de derechos en el Seybo

El grito de los pobres











Juan Antonio Mateos Pérez


Cada uno de nosotros debe hacer lo suficiente para proteger a los pobres del mundo de manera que tengamos la seguridad de que estamos compensando por completo la propia parte del déficit de derechos humanos que causamos en conjunto.
Thomas Pogge
No era mi intención hablar hoy de nuevo sobre la pobreza y las injusticias, otros temas nos reclamaban: El abrazo de Francisco y el Patriarca Kiril que rompe mil años de desencuentros, una misma fe con distinta teología; el nuevo vídeo del Papa hablando del cuidado de la Tierra; el año de la Misericordia; la Cuaresma y el camino hacia la Pascua, el drama de los refugiados, etc. Pero un nuevo grito de injusticia nos llega de América, de nuevo el fraile dominico Montesino apela a la conciencia y nos pregunta, ¿acaso éstos no son hombres? Quinientos años después, un nuevo grito de los frailes impulsados por las injusticia y por la verdad ha vuelto a sentirse, un grito que nos debiera escandalizar, no sale en las televisiones y parece que no, por lo tanto es como si no existiera.
Nos llega una nota desde El Seybo, en la República Dominicana por el promotor de Justicia y Paz del CIDALC (Conferencia interprovincial de los Dominicos de América Latina y el Caribe), Fr. Miguel Angel Gullón OP, denunciando la violación de los derechos humanos, la violencia y el atropello en unas barriadas de pobres cerca de una serie de complejos turísticos del país. A las tres de la madrugada se personan armados el barrio de Villa Guerrero de Santa Cruz de El Seybo, desalojando con fuerte violencia a setenta familias y destruyendo sus casas. Los que realizaron esta acción, con el consentimiento del gobierno, son los agentes de la todopoderosa Compañía Central Romana, propietaria del 70 % de la tierra de la provincia del Seybo. Eran casas de personas humildes, construidas con el sudor de su trabajo, las mujeres lavando y planchando ropa y los compres trabajando en el campo y la construcción.
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La Central Romana es una de las muchas corporaciones que empezaron como empresas agrícolas de plantación, en este caso en la explotación de azúcar. En la actualidad Central Romana posee más de 200,000 acres de terreno, de los cuales, más de la mitad es dedicada al cultivo de la caña. Pero la compañía ha diversificado desde principio de siglo sus inversiones, ampliando sus garras corporativas a otros sectores como el ferrocarril, las manufacturas, los servicios y el turismo. Son imponentes la red de hoteles, aeropuertos, puertos turísticos, controlan la electricidad del país, el suministro de agua, incluso tienen importantes hospitales dirigidos principalmente a sus empleados, supermercados propios, etc. En su página web, se presenta hipócritamente como generadores de riqueza, con un fuerte compromiso social, generadores de vivienda y protectores del medio ambiente, pero no explican lo que a escondidas están realizando con la impunidad de los gobernantes.
La imagen de una gran empresa avanzada y limpia forma parte de esas campañas de hipocresía que muchas grandes empresas se presentan ante la sociedad, pero sus acciones son completamente diferentes, contra sus trabajadores o contra la sociedad. Muchas de estas grandes empresas y conglomerados económicos están detentando el poder real en muchos países, sobre todos los pequeños. Está claro que los grandes organismos de control, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario son responsables de la  irracionalidad en el manejo de las privatizaciones, la falta de controles básicos al “libre comercio” al igual que la presencia excesiva de las corporaciones transnacionales o nacionales en el control de la economía mundial o nacional, limitando las funciones básicas del Estado. ¿Qué hace el gobierno de la República Dominicana? ¿No tendría que ser la garantía para que se respetaran los derechos de sus ciudadanos? Como vemos no, ya no son el garante de los derechos y lo que es más grave, ha privatizado la seguridad y el control de la policía ¿Qué hace una empresa privada con agentes armados amenazando a la población y violando los derechos más elementales?
Así están las cosas, los movimientos que defienden los derechos humanos  tienen mucho que ofrecer en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, pero deberá ir más allá de una visión centrada en los derechos civiles y políticos, limitada al paradigma de los Estados centristas. Deberán desafiar cualquier ideología que trivialice el discurso político acerca del desarrollo y la pobreza, desarrollando una idea de que la pobreza estructural no es aceptable en los tiempos que vivimos. Promover y luchar una justicia globalizada, para ello es necesario un efectivo gobierno internacional como nos ha indicado Thomas Pogge.
 Pogge afirma que cualquier política internacional se deberá basar en la lucha de los problemas morales de peso y fundamentales, centrados en los seres humanos y, que puedan ser ampliamente compartibles entre todas las culturas y civilizaciones. Para ello se necesita un acuerdo internacional sobre un estándar moral común que sea plausible y capaz de una amplia aceptación internacional. Pogge no sólo propone ese moral mundial para establecer esa justicia global, como base de un gobierno internacional,  también es necesaria la legitimidad de cada Estado, ésta se consigue con el respeto derechos morales y humanos. Los organismos internacionales no deberían fomentar aquellos Estados que violan los derechos, donde en terminología de Pogge, tienen un déficit democrático, ya que están fomentando la pobreza, la desigualdad. Hacer justicia a la humanidad, como nos comenta Pogge, es dar forma un nuevo a un orden internacional para que todos los seres humanos tengan acceso seguro a los bienes básicos que necesitan para ser miembros plenos y respetados de sus comunidades, de sus sociedades y del ancho mundo. ¿Tomarán nota los poderosos de estas premisas? Parece que no, por lo que muchos pobres serán desalojados de sus casas por muy humildes que sean.
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lunes, 29 de febrero de 2016

Al margen de la globalización

CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS
 

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Juan Antonio Mateos Pérez
 “Plántale cara al hambre: siembra”´
(Manos Unidas)
Lo que llamamos globalización actual es un proceso de trasformación global, impulsado por la revolución tecnológica actual, pero que tiene una larga historia que se inicia con los grandes descubrimientos del siglo XVI. Ese proceso se acelera con la Revolución Industrial de finales del XVIII y XIX, acompañada con una importante “revolución de los transportes”. Esa importante acumulación capitalista que se inició en Inglaterra hace doscientos años, ha ido extendiéndose por el mundo entero por medio del colonialismo, del imperialismo y hoy por lo que llamamos globalización. En el debate sobre la globalización podemos encontrar los que piensan que es un momento de grandes oportunidades y a los que están en contra en no ven más que peligros en el proceso. Independientemente de nuestra postura, parece un proceso irreversible y vemos en él un claro proceso histórico de transformaciones sociales, políticas y económicas. Con este proceso cada vez más acelerado, se desarrollan redes y centros de poder globalizados, estrategias económicas que favorecen a esos núcleos de poder, patrones globales de estratificación de clases, zonas del planeta fuertemente enriquecidas y otras muy empobrecidas.
Lo que llama la atención que en ese proceso, parece que no van todos, gran número de personas y países están al margen de la globalización. Aunque los centros y redes de poder sostienen que este proceso uniforma, lo cierto que y los resultados alcanzados lo demuestran, sólo unifica. Fuera de este proceso de globalización quedan muchas cosas importantes que se han ido desarrollado en un proceso histórico largo y costoso: El ser humano, el medio ambiente, la democracia, la cultura, la verdad, y sobre todo ha creado grandes bolsas de pobreza inhumanas.
Las fábulas económicas introducidas en este proceso irreversible siguen comentando que hay que dejar obrar al mercado mundial, acompañado de un imponente desarrollo tecnológico, para administrar eficientemente los recursos, eso genera más beneficios y así se puede distribuir mejor la riqueza. Parece que las premisas iniciales funcionan de una forma exponencial, no la última de ellas, más que distribuir la riqueza ha provocado pobreza y esclavitud de grandes masas de la población mundial. De este proceso no se libran las sociedades mejor paradas, los llamados países desarrollados,  que están creando “animales de trabajo” en estas sociedades del cansancio, donde el individuo se explota a sí mismo por una miseria y sin coacción externa, debido a un exceso de estímulos que está recibiendo.
Las pocas familias que dominan el mundo, grupos económicos, multinacionales o como se quieran llamar, tienen mayor poder económico y de dominio como nunca se había alcanzado. Pero no quieren asumir ningún tipo de responsabilidad económica, social, ecológica que vaya más allá de rentabilizar sus propios intereses, es más, en los grandes conflictos mundiales miran para otro lado con la complicidad de los grandes Estados. Asistimos en este momento a ver grandes grupos de población, incluso de los “países llamados ricos”, alienadas, desasistidas, desesperanzadas, despolitizadas, analfabetizadas funcionalmente, llegando a grandes regiones del mundo a ver sin compasión, el hambre, la miseria, la esclavitud infantil, la explotación, plagas, enfermedades, etc.
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Parece que asistimos a una globalización sin esperanza, donde una “economía virtual”, financiera y especulativa desarrolla su juego especulativo sin fábricas, sin bienes, sin trabajadores. Los procesos económicos liberalizan, desregulan, privatizan, avasallan la dignidad humana; castigan a la sociedad y a sus trabajadores, no respetan el planeta, debilitan progresivamente la autoridad gubernamental con su economía de casino y ruleta, provocando inquietud y certidumbre. Desde que terminó la “Guerra Fría”, FMI y el Banco Mundial a los países en vías de desarrollo han llevado al empobrecimiento de cientos de millones de personas, renegociando su deuda externa. El poder económico interno de los países en vías de desarrollo se ha desplomado, han surgido hambrunas, se han cerrado centros de salud y escuelas, a cientos de niños se les ha negado el derecho a la educación primaria, han surgido enfermedades infecciosas como la tuberculosis, la malaria o el cólera.
En este mes de febrero, muchas instituciones que luchan contra la pobreza nos recuerdan esta realidad lanzado sus campañas solidarias. Hace pocos días lo ha hecho Manos Unidas, ONG que trabaja desde hace 56 años  apoyando a los pueblos más desfavorecidos en su desarrollo y en la sensibilización de la población española ante el problema del hambre. Su campaña de este año lleva el lema: “Plántale cara al hambre: siembra”, comenta en su informe que en el mundo han crecido las posibilidades para que todas las personas puedan vivir dignamente, pero se constata que la globalización no ha producido mayor justicia social, sino que ha prevalecido la indiferencia y la exclusión, la corrupción y el desinterés a los más vulnerables.
Manos Unidas, subraya no quedar indiferente ante el problema del hambre, propone sembrar una buena tierra, un buen agua, una buena semilla, relacionando el problema del hambre con el acceso a la tierra, al agua y a la desprotección jurídica en la especulación de los mercados internacionales sobre el valor de los cereales. La ONG, quiere sembrar capacidades, solidaridad, responsabilidad y cooperación entre los Estados que hagan posible una globalización más enriquecedora y justa en el aprovechamiento de los recursos alimentarios.
Estar atentos a éstas y otras propuestas que puedan enfrentar este problema y tomar conciencia de la situación, dignifica a la persona en nuestra sociedad adormecida y paralizada por tantos estímulos. Para combatir el hambre no sólo es el resultado de repartir alimentos o hacer donativos, requiere una acción más global que busque un cambio estructural con políticas efectivas y una nueva forma de hacer la globalización que incluya a todos y sobre todo a los más vulnerables. También una ética de la solidaridad, que sea crítica con nuestra forma de vida y exceso de gasto y que luche por la dignidad humana. Vivir dignamente significa tener casa, trabajo, educación, salud, etc., todavía hay espacio, tiempo y corazón para la esperanza.

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jueves, 21 de enero de 2016

El vídeo de Francisco

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Hace unos días, en Epifanía, ha salido el proyecto “el vídeo del Papa”, donde el propio Francisco explica cada mes las intenciones de la oración universal y las propuestas para la oración y evangelización. Son los nuevos tiempos, no está mal que el Papa utilice las nuevas tecnologías para llegar a todos los universos religiosos y culturales, incluso estar presente en las redes sociales. Serán vídeos de alta calidad y con creatividad, intentando centrar la atención de situaciones importantes en el mundo y en esta cultura, que el mismo Francisco a definido de la indiferencia y del descarte. Una manera de salir de esa indiferencia que subraya Francisco, es rezar juntos, las religiones, las culturas, para abrir el corazón hacia los grandes desafíos del mundo.
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En este primer vídeo, Francisco plantea claramente el diálogo entre todas las religiones. Comienza diciendo, que la mayor parte de los habitantes del planeta se declaran creyentes. Esto debería provocar un diálogo entre las religiones. No debemos dejar de orar por él y colaborar por quienes piensan distinto. Sigue comentando el Papa en el vídeo que el “diálogo interreligioso es una condición necesaria para la paz en el mundo. Muchos piensan distinto, sienten distinto. Buscan a Dios o encuentran a Dios de diversa manera. Incluso algunos se dicen agnósticos, que no saben si existe Dios o no. Y otros, se declaran ateos. En esta multitud, en este abanico de religiones y de ausencia de religiones hay una sola certeza que tenemos para todo: Todos somos hijos de Dios”. En el vídeo aparecen imágenes de diferentes líderes religiosos conocidos, religiosa budista Rinchen Khandro, el rabino Daniel Goldman, el sacerdote católico Guillermo Marcó, o el dirigente islámico Omar Abboud. Todos dicen creer en Dios y en el amor, al tiempo que charlan entre ellos amistosamente. El vídeo concluye con la imagen de diferentes objetos de culto en las diferentes religiones, a "menorá" judía, el rosario cristiano o el "tasbih" o rosario musulmán.
El vídeo tiene un tono especial en este año de la Misericordia y cercana la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (18 – 25 de enero), en este año con el lema: “Destinados a proclamar las grandezas del Señor” (1 Pe 2,9). El diálogo entre las religiones es una de las características más sobresalientes de este Papa que con sus palabras y cercanía sorprende cada día. Es conocido por todos la amistad con el líder judío Argentino, el rabino Skorka, con el que escribió el libro Sobre el Cielo y la Tierra, publicado en el año 2010, en el que trataban diferentes temas espirituales y sociales.
Este diálogo interreligioso se remonta al papado de Juan Pablo II, también cercano a la comunidad judía, pero intentando tender puentes, también con la comunidad musulmana y otras religiones. Fruto de ese diálogo interreligioso fueron las reuniones en Asís, donde desde enero de 1986, una serie de líderes religiosos, se han venido  reuniendo para rezar por la paz. Juan Pablo II comentó en aquella ocasión, “La Santa Sede desea contribuir a suscitar un movimiento mundial de oración por la paz que, pasando por encima de las fronteras y naciones y alcanzando a los creyentes de todas las religiones, llegue a abrazar al mundo entero”. Benedicto XVI siguió con esa práctica y convocó un nuevo encuentro en el año 2011, con unos 300 representantes de todas las religiones del mundo.
Francisco ha continuado en esa línea de diálogo de las religiones, afirmando en el año 2013, deseo asegurar mi firme voluntad de proseguir con el diálogo ecuménico. El nuevo Papa habló de lo conveniente que era la unidad de las religiones, frente a las divisiones y rivalidades del mundo de hoy. Desde sus primeros días de su pontificado, realizó una mención especial al diálogo con los judíos, invitando al rabino Ricardo Di Segni a la inauguración de su pontificado.
También Francisco ha insistido en el diálogo con aquellos para quienes la religión es algo extraño, para quienes Dios es desconocido y no se conforman en un estar sin Dios. La filóloga Julia Kristeta invitada al Atrio de los Gentiles, exhortaba a apostar por la renovación continua de la capacidad de hombres y mujeres de creer y conocer juntos. Invita a encontrar la complicidad entre el humanismo laico surgido del Renacimiento y las Luces, con el humanismo cristiano. Su aproximación revaloriza los grandes códigos morales de las distintas tradiciones: Biblia, Evangelios, Corán, Rigveda, Tao, lo esencial es el criterio de libertad.  El Papa afirma en sus mensajes ese diálogo abierto con los no creyentes. El propio Cardenal Ravasi, desde el Consejo Pontificio de la Cultura, afirma que la Iglesia reconoce la existencia de “distintas visiones de la realidad” y está dispuesta a medirse con el hecho de que el creyente y el ateo son ambos portadores de un mensaje existencial con el que hay que enfrentarse. Saludamos esta iniciativa de Francisco, pero sobre todo a su apuesta por diálogo y la paz.
Vídeo del Papa en este enlace:

El Video del Papa - Diálogo Interreligioso

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jueves, 14 de enero de 2016

Librería Cervantes o el placer del tacto

"La librería Cervantes ha ocupado gran parte de la vida cultural de la ciudad en la segunda mitad del siglo XX"
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Todos nos hemos sorprendido con la noticia, posiblemente esperada en una ciudad adormecida en el tiempo: Cervantes cierra. La mayoría que estamos escribiendo hemos pasado muchas horas buscando y rebuscando en las estanterías de la librería, saludando, hablando y haciendo vida cultural. Ya no quedan librerías de fondo y Cervantes te ofrecía un gran fondo para elegir y encontrar obras no sólo para leer, para preparar artículos, clases, pequeñas investigaciones, etc. Era un concepto de librería diferente, propia de mitad del siglo XXI, se podía pasar uno horas tocando las solapas de los libros, leyendo las contraportadas, escudriñando en los anaqueles altos o compartiendo las últimas novedades con amigos y conocidos.  Decía alguien que el placer de los libros no sólo es profundizar en su lectura, es sobre todo físico y eso te lo da el placer del tacto. El libro es un instrumento precioso, transmisor del saber, la cultura, la imaginación que se debe salvaguardar al igual que la librería y el oficio de como el librero. La librería sigue siendo uno de esos lugares que hace habitable la ciudad y que en ella se puede superar, de alguna manera, el tiempo.
La librería Cervantes ha ocupado gran parte de la vida cultural de la ciudad en la segunda mitad del siglo XX. Desde sus inicios en la calle Toro, pasando por la calle Azafranal que es donde la hemos conocido casi todos, allí se hicieron cargo la familia Sánchez Almeida, luego los hijos Sánchez Ruipérez procedentes de Peñaranda. Todos ellos, libreros, impresores y editores, ampliando el negocio familiar con la editorial Anaya, ampliando con otras importantes empresas editoriales como Cátedra, Alianza, Pirámide, Barcanova, etc., todas ellas referentes culturales de nuestro país en los últimos años. Es curioso que el nombre de la librería más antigua de la ciudad, cierre el mismo año que se conmemora el IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, referente cultural para cualquier hispanohablante y efeméride que se recordará en todo el mundo.
Ahora que vivimos en la Galaxia internet donde tenemos todo al alcance de la tecla, con los nuevos soportes digitales, se hace difícil la existencia de una librería tradicional. Un especio no sólo para rebuscar en las estanterías, sino para hablar e incluso para consultar los boletines de todo tipo y estar al día. En Cervantes no sólo fuimos comprando los libros del colegio, del Instituto, de la carrera universitaria, también obras para preparar las oposiciones y no pocas veces se podía consultar los boletines del Estado para informarnos de todo tipo de oposiciones del Estado. Es algo extraño hoy en el nuevo paradigma del libro, de las librerías y de las editoriales. Allí fuimos comprando y adquiriendo toda una biblioteca personal, a la vez que fuimos estudiando, leyendo, preparando clases, artículos, etc.
El cierre de Cervantes, no es sólo el de una librería esencial en la ciudad, tal vez sea el final de una época que nos resistíamos a que llegara. No sólo se trata de la competencia del libro de papel o el libro digital, el problema puede ser más hondo, es el del papel del libro en nuestra cultura. Es posible que ahora no existan tantos lectores, por la competencia de otras formas de entretenimiento más triviales en una sociedad consumista y superficial que hace que se pierda el placer por la lectura y el aprendizaje. Es posible decir, que las editoriales tampoco han sabido crear lectores, bien por la calidad de esos libros, o bien por la presencia de otros medios culturales que han relegado el libro a un segundo plano. Lo cierto es que en nuestro país en los últimos años, se han cerrado una o dos librerías cada día.
Para los salmantinos, Cervantes no es una librería más que cierra, es parte de nuestro ser cultural de la ciudad, en la que todos participamos de alguna manera. El saber es un valor. El libro es un valor, están ligados al capital humano. Cervantes es parte de ese capital del alma, de ese capital intelectual que busca no sólo pensar, también sentir ya que nuestra ser y nuestra sociedad tiene necesidad de humanidad. Comentaba nuestro poeta Juan Ramón Jiménez, No es necesario leer todos los libros, no todo un libro, sino leer de todos los libros.

domingo, 10 de enero de 2016

Contra todo fanatismo



Pensar la religión
       
SalamancaRTV al DÍA

El jueves 19 es el día de la filosofía, pero estoy escribiendo estas líneas viendo consternado e impotente los atentados de París. De nuevo los seguidores autodenominado Estado Islámico o DAESH, han sido los que han realizado las matanzas, ha declarado el presidente francés F. Hollande. Era un ataque esperado desde enero y a pesar de que se reforzó la vigilancia, se ha podido consumar por siete terroristas suicidas, con ayuda desde el interior del país. En Francia se ha radicalizado desde hace tiempo la situación político- religiosa, lo que hace que sea la mayor cantera europea de reclutamiento de yihadistas, son células dormidas que pueden actuar en cualquier momento. Hay que añadir el silencio de las organizaciones musulmanas francesas, pero también la política de cultos del gabinete Hollande se ha volcado más en el ámbito policial y no judicial. Quisiéramos hablar de pensamiento en medio del horror y la barbarie, de filosofía como medio de superar la violencia enquistada en lo sagrado y que ayude a pensar a la religión y nos lleve a una espiritualidad que esté basada en convivencia y en la paz.

Fue allá en la antigua Grecia donde empezó todo, Cicerón le atribuyó a Pitágoras el nombre “Filosofía”, el gran pensador, no queriendo pasar por sabio, se describía como amante de la sabiduría. El origen de su nombre está en la humildad y desde ella, se empezaron a preguntar por las causas de las cosas, así buscaron una physis, una naturaleza, un arché, un principio de donde todo surgiera. Pero no sólo fue suficiente un principio, era también importante la pregunta por el hombre y por la Ética, más allá de todo relativismo y pluralidad de la Polis, se ponen las bases de la universalidad del bien, que se colocaba dentro del saber. Se empezará la libertad del individuo frente al determinismo del cosmos, la conciencia individual choca contra la fatalidad del destino. Desde aquí surge la necesidad, anajké, que por su origen y por su destino hace inteligible el cosmos y se conectará con lo divino. Se comienza a pensar lo religioso y por medio del logos se accede a Dios, combinando la metafísica del ser y la estética, siendo Dios lo más hermoso y bueno. Esta metafísica influirá en los pensadores cristianos cercanos a los clásicos, que introducen la pregunta por Dios, buscando un equilibrio, entre la lógica, física, ética, metafísica y política, distinguiendo entre filosofía y teología.
En nuestra modernidad se ha vivido una fuerte tensión entre filosofía y religión, pero muchos filósofos pensaron que ambas habitaban en el mismo techo y acometen desde su quehacer, reflexiones similares, como la vida y la muerte, el dolor y la felicidad, la esperanza, la acción del hombre en el mundo. Nuestro querido Unamuno decía que la historia de la filosofía, puede decirse que es una historia de la religión, pero sabía distinguir los ámbitos y vivió ambos con cierta tensión y complementariedad. Ambas se aproximan a los mismos temas, no sé si con los mismos lenguajes, o tal vez sea una cuestión de tiempos, la religión se aproxima a Dios de forma directa y firme, la filosofía de forma interrogativa y titubeante. El pensar filosófico siembre ha sido modesto y humilde, siempre detrás de los mismos problemas que se abordan en otras ciencias, centrado más en las preguntas que en las respuestas, con un caminar lento y reflexivo, intentando entender esa realidad, y si es posible juzgarla.
Cercanas a nosotros están las preguntas de la Escuela de Francfort y la posibilidad de hacer filosofía desde el dolor de las víctimas, resolvían que no se puede pensar sin detenerse en las víctimas de la historia. Pero si a la filosofía le unimos la palabra religión, es impensable no recordar y detenerse en las víctimas de cualquier violencia. Queremos hacer un elogio de la filosofía, ya que cuanta más capacidad tenga para acoger y dar cabida a la experiencia religiosa, menos permeable será la tentación fundamentalista. Mi querido profesor Manuel Fraijó, comentaba que los proyectos teológicos más valiosos de nuestro tiempo son los que han abierto al pensar filosófico. Toda religiosidad que sólo bebe de su propio pozo, sin abrirse al mundo y al otro, pueden acabar creyendo que la única verdad es la suya. También podemos decir, que todo filósofo que ha bebido de las grandes preocupaciones de la teología, han dado grandes frutos en el pensar filosófico. Ninguna de las dos sale perdiendo, si se aúnan esfuerzos y más en un mundo desbocado por la violencia.
“Filosofía y religión son enemigas entre sí, y por ser enemigas se necesitan una a otra. No hay religión sin alguna base filosófica ni filosofía sin raíces religiosas; cada una vive de su contraria. La historia de la filosofía es, en rigor, una historia de la religión”
Miguel de Unamuno, Del Sentimiento trágico de la vida.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Gratitud desde el silencio



        
 Hoy para mí, el sonido del silencio es la melodía del dolor y de la paz. La muerte nos coloca ante el misterio de la vida, es una realidad coexistente a nuestro ser, nada más nacer tenemos fecha de caducidad, somos a la vez pañales y mortaja, sucesiones de difunto como nos recordaba el poeta. En el hondón de nuestra existencia, la muerte es la no respuesta, esa realidad que nos desnuda de toda desnudez que es el silencio de la angustia que nos hace sentir nuestra fragilidad y nuestra finitud. La muerte de nuestros seres queridos nos permite abrir el sentido a una realidad que va más allá de nosotros mismos, a una totalidad de la existencia que nos desborda y que se resuelve en el recinto sagrado de nuestro corazón.
Esa realidad de la muerte, se vuelve más trágica si se experimenta, cuando es de la persona que nos ha dado la vida, la que nos ha iniciado en el mundo, la que nos ayudó en nuestros primeros pasos y abrir las realidades de nuestro propio ser, del mundo y de Dios. En principio una realidad dolorosa y absurda, pero nos da sentido y nos ayuda a poder habitar el mundo, el duelo de un ser querido, de una madre, forma parte de la vida, forma parte del amor que permanece en su ausencia.
La muerte necesita ser pensada, ya que nos arroja hacia el sinsentido y desde ahí nos abre a una realidad que nos trasciende, y en su realización nos abre a la totalidad y nos la anticipa el “todavía no”. Si el dolor es parte de la muerte, también lo es la esperanza. En el sonido del silencio, no sólo habla el dolor, también lo puede hacer el misterio, esa realidad amorosa e indecible que llamamos Dios. Un Dios solidario con el dolor desde el amor, un Dios que en Jesús ha experimentado la muerte trágica de la cruz, un Dios que comparte el destino del hombre y un Dios que eleva hombre a ser Dios. La muerte es una puerta que nos abre a esa realidad indecible, donde no hay lágrimas ni dolor, donde todas las piezas encajan y cobra sentido verdadero toda nuestra existencia. Los amigos de Jesús lo llamaban resurrección, reconociendo en su perplejidad que Dios era la primera causa de la vida y de la muerte.

El gran salto de la existencia fue puesto por la vida, una vida que es gracia y donde la muerte no puede anularla. Dios crea y recrea la vida de forma continua y ésta se consumará en el propio Dios, límite y destino de la existencia humana. Así lo experimentó mi madre al final de sus días, en el dolor de la enfermedad, cuando la vida cobra un punto sin retorno y se experimenta la muerte como parte de sí y meta de la vida, se produce un encuentro deseadola y abrazándola amorosamente en Dios. No tenemos la presencia física de mi madre, pero al vivir en Dios ha penetrado más profundamente en nuestra existencia. No podemos disfrutar de su mirada, ni escuchar su voz, pero ahora sé que nos ama más que nunca, pues nos ama desde Dios y en Dios. Su presencia transfigurada está más profundamente en nuestro ser y nos acompaña desde su amor y su felicidad. Creo que podemos estar con nuestros seres queridos que ya han partido en el lenguaje misterioso del silencio, en el lenguaje no siempre fácil y hondo de la fe.
Si la vida y la muerte es Gracia, quisiera desde el silencio y la ausencia cantar a la esperanza, y dar las gracias a todos aquellos que la acompañaron en este tránsito difícil y amoroso. Es cierto, a veces la fe se escondió en la niebla de la existencia, la esperanza se debilitó en el sin sentido, pero permaneció el amor, que nunca pasará de muchas personas que la acompañaron. Ese permanecerá en ella y en nosotros, sus seres queridos, abrazado ahora en el seno del Padre. Desde estas páginas quisiera enviar un abrazo y agradecimiento a Concha, su médica de atención primaria pendiente de su evolución y acompañándola muy de cerca; a Aurelio de la Unidad de Atención Inmediata (UCAI) por la rapidez y humanidad en la atención; A su querida Rocío, de la unidad de Oncología, en las que puso su vida, su corazón y parte de su esperanza; a Feliciano que lucho contra el dolor físico, pero también humano. A toda la Unidad de Paliativos de los Montalvos, pendientes no sólo de ella, también de los familiares, haciendo que los últimos momentos fueran como estar en el propio hogar. A Poli y Antonio, sacerdotes de la Comunidad Parroquial que la acompañaron espiritualmente y estuvieron pendientes en todo momento y la acompañaron en su Pascua. A la toda la comunidad de Dominicos San Esteban y familia dominicana, pendiente y dispuesta hacer turnos en caso de necesidad. A mucha gente conocida y desconocida que nos ha acompañado en los momentos difíciles de la enfermedad, con su cariño, con su presencia, amigos, compañeros de trabajo, a todos los que nos habéis acompañado en su funeral. GRACIAS y que Dios os bendiga.
La vida se hace real y se desvela de su niebla cuando se hace presente la muerte, ponemos muchas cosas en su sitio, nos encajan los amores de nuestra existencia. Si no tenemos amor, es que todavía no hemos nacido; sin amor, no sabemos que nos morimos. En pleno Adviento, en un tiempo oportuno y favorable, en el Kairós de Dios, la esperanza impulsada por el amor y la caridad, a pesar del dolor y del mal, asume y transciende la historia, el tiempo y la muerte.
Si tú y yo, Teresa mía,
            nunca nos hubiéramos visto,
nos hubiéramos muerto sin saberlo;
            no habríamos vivido.
Por el amor supimos de la muerte;
por el amor supimos
que se muere: sabemos que se vive
            cuando llega el morirnos

Miguel de Unamuno, Teresa.